En ella se conservaba la sidra que daba vida a la taberna-merendero-sidrería. La casa era grande, imponente, con cuatro plantas desde la bodega hasta la ganbara. Tenía una gran cocina, sala, comedor, mostrador, tolare, la tiña de fermentación, las grandes barricas… Ahora todo esa herramienta trabaja en el caserío Katxola.
Fuera mesas por doquier y la famosa toca en donde se inició el gran Manuel Matxain con doce años. La toca también se guarda en Katxola. Todos los donostiarras de más de 40 años han pasado por Munto, solos o con sus aitas. Había cuadrillas que acudía a beber, trayendo ellos su comida
Pero Munto era el centro más conocido de Aiete, después del Palacio. Era un punto estratégico al lado del viejo camino de Hernani a San Sebastián
En los inicios de los 90 empezaron a pulular las excavadoras por sus alrededores. En una primera fase se vendieron los terrenos y luego la casa
Los nuevos dueños dejaron arruinar el baserri y aunque la vecindad tuvo un gran empeño por conservar el caserío, finalmente consiguió que, al menos, quedara su recuerdo. Algunas de sus ruinas darían lugar a una plaza en la que estos días habita a sus anchas la población adolescente de la zona.
La plaza ha quedado preciosa y estos días comienzan los trabajos en la bodega. Han empezado reforzando las paredes, el techo y el suelo para evitar humedades y estableciendo las conexiones eléctricas que tendrán iluminada la bodega día y noche.
La bodega se convertirá en un museo etnográfico permanente del caserío de Munto, en su actividad de fabricación de la sidra.
En el centro de la bodega -se ve la ranura en la foto- irá el eje o ardatxa del tolare, con su engranaje y poleas de trasmisión.
Distribuidas por la superficie, un machacador de manzanas y una máquina de rellenado de botellas de sidra de principios del siglo pasado, además de alguna kupela más grande y más pequeña.
Al fondo de la Bodega una foto que cubre toda la pared con una escena de trabajo en la manzana y en la puerta un duro y trasparente cristal seriegrafiado con un motivo asociado al caserío.
El Caserío Munto, en la carretera de Aiete, que hasta 1845 fue la entrada de la ciudad, era parada y fonda de muchos viajeros
Pues bien, este pequeño legado histórico-patrimonial queda alojado en la bella plaza y en la bodega. Considerando los más de treinta caseríos que jalonaban la carretera y que la restauración de Munto hubiera requerirido el embellecimiento de todas sus características exteriores y la conservación de una estructura de la construcción interior irrecuperable, mantener la imagen de Munto, último exponente histórico del lugar y testigo de hechos y batallas guerreras, ha sido una gran idea.
La plaza de Munto da calidad ambiental a la zona y de usos públicos para el barrio.
Y si su plaza se convierte en referencia de la primera juventud, pues miel sobre hojuelas