Un sinfín de cataratas, 16 lagos conectados, son un bellísimo paraje considerado Patrimonio de la Humanidad desde 1979 y que visitamos los viajeros de Lantxabe el día 8 de julio de hace un par de años.
A día de hoy, sin embargo, la Unesco ha advertido de que este parque nacional podría ser incluido en la lista de parajes en situación de peligro.
Los Lagos de Plitvice están amenazados por la “excesiva construcción de instalaciones turísticas”, según ese organismo de Naciones Unidas.
“La situación actual, con 1,3 millones de turistas al año, o sea unos 14.000 al día en el pico de la temporada, no es sostenible en absoluto”, advierte Andjelko Novosel, director del parque.
Uno de los mayores problemas es que las normas adoptadas en 2014 por el Gobierno excluyeron a la dirección del parque del proceso de aprobación de construcciones turísticas, una competencia que depende ahora en exclusiva de las autoridades municipales.
Así, desde 2014 se han construido más de 40 hospedajes turísticos en el centro del parque, cerca de los lagos.
¡Atención Donostia!
La gente de Lantxabe (Aiete) se extasiaron con las preciosas aguas cristalinas de los lagos, cuyo color varía desde diferentes matices del verde hasta el azul profundo, pero no se imaginaban que el parque, con sus hoteles, casas de hospedaje, cámping, no tenía alcantarillado.
La huella que la unión entre la burocracia, el turismo y los grupos de presión de la construcción están dejando sobre la ecología del parque es catastrófica.
¡Atención Donostia!
La ausencia de un sistema de tratamiento de residuos ha creado un “decimoséptimo lago” dos kilómetros al norte del mayor lago, Kozjak, lleno de excrementos, residuos y productos químicos que fluyen desde las instalaciones turísticas.
El terreno calizo poroso facilita la penetración de los desechos fecales y químicos a las aguas subterráneas, que luego vuelven a la superficie y pueden contaminar los lagos.
Un análisis realizado por expertos en la “Gran Catarata”, un salto de agua de 78 metros de altura, mostró que hay polución bacteriológica originada en las fosas sépticas de las casas cercanas, cada vez más numerosas.
La excesiva presencia humana aumenta el peligro de la eutrofización, el aumento de los nutrientes en el agua, que pueden causar una explosión de la población de algas y la pérdida de oxígeno en los lagos.
Según la Unesco, esta situación puede afectar negativamente tanto a la flora y la fauna autóctona como al sensible equilibrio hidrológico y geológico del parque natural.
La presión humana pone también en peligro uno de los fenómenos fundamentales que crea los Lagos de Plitvice, la toba calcárea, una roca caliza porosa que forma barreras al paso de agua y va generando las innumerables cascadas y saltos entre los dieciséis lagos.
Los turistas que se salen de las rutas señaladas y pisan las rocas que forman las cascadas, por ejemplo para hacerse fotos, dañan la quebradiza toba.
Con todo, tanto el actual Gobierno conservador como el anterior, socialdemócrata, se acusan mutuamente de la situación.
¿Nos recuerda a lo que sucede entre nosotros?