Los viajeros de Lantxabe entramos a la ciudad por el puerto, llegamos en barco procedente de Tallin; desde la capital de Estonia partimos, muy de mañana, el 11 de julio, tras algunos errores de atención por parte del personal del puerto, que puso emoción en el embarque.
La escala en la capital de Finlandia formaba parte del viaje “Mirando al Báltico” (Título del último ciclo de literatura y cine, que se celebran en la casa de Aiete)
Nada más bajar del barco, en Helsinki, enfilamos hacia el “Monumento a Sibelius”. Era uno de los objetivos del viaje, visitar la escultura dedicada a ester autor, al que seguimos desde siempre, y del que nos habló Sergio Pedrouso en su conferencia, sobre la importancia de la música clásica en los países Bálticos.
La bella imagen es obra de Eila Hiltumen. Esta compuesta de dos partes: por un lado la cabeza de Jean Sibelius, y por otro lado (la parte más llamativa) unos tubos metálicos.
Desde allí fuimos hasta la Iglesia de Piedra (Temppeliaukio).
Está en el distrito de Töölö y es la iglesia más “característica” de la ciudad.
En medio de un barrio residencial y excavada en la roca, se encuentra esta iglesia luterana inaugurada en 1969. Tiene dos plantas, desde la planta superior hay una vista panorámica de la iglesia y desde allí disparamos innumerables fotografías.
En su interior debido a su excelente acústica, se realizan conciertos. Esto es motivado por sus paredes de roca rugosa sin apenas trabajar que le dan una excelente acústica.
Cuando nosotros fuimos, había un concierto de piano que le daba un toque “distinto” al hecho de visitar una iglesia (estamos más acostumbrados a escuchar el sonido del órgano).
El techo es de cobre, de color marrón, que si tiene alguna peculiaridad, es la de no ser capaz de aguantar la mirada más de 5 minutos, momento en que tu cabeza dice basta. La iglesia no tiene campanas, el llamamiento se hace mediante una grabación y unos altavoces.
Es conocida de forma coloquial entre los finlandeses como Piruntorjuntabunkkeri (bunker de defensa anti-diablo).
Seguimos nuestro “tour” y llegamos a la plaza de la catedral ortodoxa de Helsinki (Uspenski). Fue construida entre 1862 y 1868, y está dedicada a la Virgen María. (En la foto escaneada de la prensa)
Edificada sobre una colina, el edificio se eleva sobre la capital finlandesa orgullosa de ser la iglesia ortodoxa más grande de toda Europa Occidental.
Era mediodía y la organización tenía previsto una visita por libre al resto de la ciudad. El guía, una persona muy simpática oriunda de Madrid, nos recomendó pasar primero por el Ayuntamiento, allí encontraríamos unas lavabos muy necesarios por la hora que era.
Está en frente de la Plaza del Mercado. En sus orígenes (1833) fue usado como hotel, y convertido a su actual función en 1930. Su fachada principal da a la avenida principal del casco histórico de la ciudad, la Explanada.
Entre la Plaza del Mercado (este) y el Teatro Sueco (oeste), se extiende una avenida llena de tiendas de lujo, mansiones, y en el centro un delicioso parque, orientado para que tenga las mayores horas de luz posible.
En medio de la avenida encontramos una fuente (de granito), en ella está la estatua de bronce del artista francés Ville Vallgren (1855-1940) esculpida en París, en 1906. Es una mujer desnuda que simboliza a una sirena que se despide del mar. Así Ville Vallgren quería representar el renacimiento de Helsinki
Al final del paseo nos sentamos a almorzar en el Mercado Viejo. Comimos estupendamente, cada cuadrilla del viaje en un puesto distinto, nos distribuimos por diferentes lugares, todos muy creativos y sabrosos. Vimos también familias mendigantes. Es el mercado al aire libre más popular y tradicional de la capital. Desde 1889 el Mercado Viejo lleva abasteciendo a la ciudad. En el encontraremos toda variedad de productos: pescados, mariscos, verduras y un largo etcétera.
Un afectuoso recuerdo de un día demasiado breve
Los chinos se cuelan en todas partes. Contra el pronóstico de todas las quinielas, la película china ‘I am not madame Bovary’ se ha colado en la Concha de Oro (¡Rebordinos! ¡Rebordinos!) y Fan Bingbing en la Concha de Plata a mejor actriz. Pero ¡Ah sorpresa! También se os han colado en la foto de Lantxabe ante el monumento a Sibelius. Es que son insaciables…
Sí pero la foto del monumento en honor de Sibelius sólo nos deja ver unos tubos que de lejos parecen un árbol de plata, pero es que vistos desde abajo constituyen un curioso racimo tubular. ¿No podíais poner esta otra fotografía?
La supuesta entrada al ferry que nos transportaria a Helsinki tuvo sus momentos mágicos que bien podrían haber sido representados en una buena peli thriller: un grupo considerable de cuasi – seniors jubilados, después de una espera aburrida reciben la orden de ponerse en marcha, marchosos ellos, avanzaban jubilosos y felices tras la espera por alcanzar la Rusia de Putin, sin saber a donde iban. De repente, una voz que llegó de no se sabe donde, avisó que el camino por el maldito » finger » les llevaba a otro Ferry sin destino. Cambio urgente de los viajeros de arriba hacia los de abajo con unos y choques amigables del maletamen. Desconcierto que se llenó de voces reclamando calma y órdenes a un tiempo pero incitando urgentemente a la estampida por si acaso. Risas y miradas de algunos despistados que venían tarde y no entendían el cambio de rumbo. Desconcierto, pero al fin y después del traqueteo de las locas maletas móviles, la calma se fue adueñando del grupo:í entraríamos en el Ferry verdadero y salvador hacia Leningrado pero sin saber que todavía nos esperaba en el desembarque » la montaña Rusa de Igeldo » ahora ya sin ningún engañoso Finger pero con una rampa estaliniana donde nuevamente comenzó un carrusel de maletas con dueños correosos que se agarraban a la pasarela salvadora frente al precipicio del muelle y que con arrojo torero, pese a la forzosa ayuda de voluntarios aguerridos, querían tomar lo que la gloriosa División Azul no pudo en su día.
Aquí terminó esta historia pero, unos momentos antes de lo relatado arriba, un reducido grupo de listos y avezados viajeros aun en plena conquista Finlandesa dejaba su impronta en los bajos del Ayuntamiento capitalino . Después de apreciar la sala de exposicones con alguna curiosa escultura y artilugios dispersos y con la urgencia propia de las próstatas veraniegas viajeras se buscaron los elegantes mingitorios fineses. Alguno creyó haber llegado a los palacios Rusos antes de tiempo pues, observó que se habían distribuidos algunos paños que parecían sustituir a los papeles higiénicos que en estos casos se utilizan en el mundo occidental para asearse después de la ablución obligada. El usuario asombrado por la medida secó sus manos húmedas con agradecimiento y fruición pero de repente, se oyó un grito en finés, bella lengua, de un colérico humano que parecía jefe del servicio de urinarios para reclamar ipso facto la devolución del milagroso paño ya que su uso no era para las manos del viajero occidental sino para dar brillo a los metales del urinario. El viajero, tras la excusa pertinente y con cara de niño pillado con el pastel de su hermanito, se fue empequeñeciendo hasta confundirse y desaparecer en el tiempo nórdico.
Estas y otras historias quedarán en los anales de LANTXABEN para que otros viajeros las repitan, creyendo haber sido únicos y originales en sus peripecias veraniegas.
Menos mal que no firmas María Claudia porque sino no podríamos entender lo de las próstatas veraniegas… Richard, sin embargo,…. sin problemas