Cuando la tarde del 21 de mayo del pasado año, en el Centro Cultural Aiete, el profesor de arquitectura en la EHU-UPV, Jon Begiristain, se disponía a impartir una Conferencia, sobre el movimiento Bauhaus, dentro del ciclo “viaje al sur de Alemania” que dirige Lola Arrieta, casi nadie en San Sebastián, salvo los profesionales, habían oído hablar de la Bauhaus y eso que en la ciudad tenenos varios ejemplos de su arquitectura, el más reconocible es el Naútico.
El martes 14 de julio, último día del viaje al Sur de Alemania, los viajeros de Lantxabe tenían una cita en Ulm, ciudad dónde nació Albert Eisntein, la que da nombre a la leyenda del sastre, que a su vez concede el título a la obra de Lucio Magri. En esa ciudad también disfrutamos de la arquitectura Bauhaus.
Conocer el arte y la arquitectura de las ciudades que visita Lantxabe, es una de las motivaciones de los ciclos que se organizan en primavera.
Este verano disfrutamos del Art Nouveau, en Riga, en las repúblicas bálticas. Hace dos años de la Bauhaus, en el Sur de Alemania, aunque fue menos visible para nosotros.
El nombre Bauhaus deriva de la unión de las palabras en alemán Bau, “construcción“, y Haus, “casa“.
Es una escuela de arquitectura con una filosofía que la hace creadora de un nuevo estilo no sólo en la arquitectura sino en el arte y la artesanía. El propósito principal de dicho estilo aunque parezca absurdo, es la carencia de estilo. Es una propuesta opuesta a la arquitectura clásica llena de patrones y cánones.
Pues bien, ahora el Museo San Telmo recoge en una exposición el legado de Lucía Moholy, la fotógrafa de la Bauhaus. ¿Es casualidad? ¿O fue Lantxabe quién le dio la idea a la dirección de San Telmo?
Podemos preguntar a su amable directora o quizás ella se ponga en contacto con nosotros.
Un comentario a vuela pluma es que no estaría de más que cuando alguien pone en circulación un proyecto o una idea, los que se enganchan a él, tengan algún detalle de comunicación, de relación, de armonía, de complicidad…
Y no es la primera vez que nos hacemos eco de esa inquietud en estas páginas.
La muestra inaugurada en San Telmo reivindica, a través de 48 fotografías, la aportación de una artista que no fue reconocida hasta los últimos años de su vida. La escuela Bauhaus tuvo una vida azarosa porque fue perseguida por Hitler.
El Museo San Telmo alberga hasta el 22 de enero la exposición ‘Lucia Moholy, cien años después’, integrada por 48 imágenes de la considerada «fotógrafa de la Bauhaus», un reconocimiento que le fue negado a la artista hasta pocos años antes de su muerte en 1989. Comisariada por María Millán, la muestra está diseñada con fondos del Fotostiftung Schweiz de Zurich y llega ahora desde la sala madrileña de la Fundación Loewe como una de las exposiciones oficiales del certamen de fotografía PhotoEspaña de la edición de este año.
Para contemplar la selección de imágenes de la muestra es fundamental entrar en la biografía de la artista, cuyo resumen se ofrece al visitante junto a una imagen de la creadora. Nacida en Praga en 1894, donde estudió Filosofía del Arte, ingresó con su marido, el famoso artista László Moholy-Nagy, en la Bauhaus en 1923. La escuela de investigación en artes, arquitectura y diseño que fundó Walter Grupius en 1919 en Weimar, agrupó a destacados artistas de la época, como Paul Klee, Kandisky o Albus. Aunque Lucia había manifestado su interés por la fotografía desde 1915, no se dedicó a esta actividad hasta que ella y su marido se incorporaron a la Bauhaus, donde sin remuneración se dedicó a documentar la actividad diaria de los estudios y talleres. Con su cámara de 18×24 cm. y negativos de cristal, Lucia Moholy plasmó los prototipos que se diseñaron en la escuela y han pasado a la historia. Su estilo fotográfico, que desarrolló tanto para la actividad del centro experimental como para sus retratos, rompe con el estilo próximo al pictorismo y conecta con el movimiento artístico que su marido, del que se divorció en 1929, denominó, ‘New Vision’.
La muestra recoge un recorrido por esos años de intensa actividad, en los que no solo aparecen los diseños y los autores de la Bauhaus, sino también una colección de los retratos que realizó a personajes como la bailarina Nelly van Doesburg, la teórica marxista Clara Zetkin, el artista Frank Roh, la pintora Florence Henry o su propio esposo, László Moholy-Nagy. Exiliada a Londres, la muestra recoge algunas de las fotografiaras que realizó en la capital británica a personajes de la nobleza y de alto nivel de vida y que le sirvieron para ganarse la vida.