Protagonista Gabriel García Márquez
Novela: Crónica de una muerte anunciada
Hora de la cita, 19:00
Gabo, segundo por la derecha, en la sede de la Fundación de Nuevo Periodismo, (Bogotá, Colombia). La foto justifica la razón por la que García Marquez es un invitado de honor a la tertulia de Lola Arriera
En la foto Gabriel García Márquez con Julio Cortázar (París, año 1974). Vemos a Cortázar como si estuviera celebrando un Halloween propio, con 40 años de antelación. Así eran estas adorables personas. Julio también nos visitó en tertulia con su novela “Rayuela”
La triste mirada de Gabo, incluso cuando saca la lengua (este es un célebre retrato de Indira Restrepo)
En las foto con Carlos Fuentes… ¿Vemos pesar en la mirada de Gabo?
En Barranquilla (Colombia) el 27 de octubre de 1982, hace 34 años, los padres de García Márquez, posan junto a sus demás hijos y nietos en su casa, celebrando el Premio Nobel de Literatura
Para romper el hielo, en su primera casa de Barcelona, en la calle Caponata, había dispuesto una carcajada pregrabada que se activaba cuando el visitante traspasaba la puerta. Hecha la carcajada, ya había por donde empezar, así que la conversación comenzaba como si él y quien había irrumpido llevaran horas hablando.
En la foto con Mercedes Barcha, su compañera entonces
En la ventanas de su agente Carmen Balcells, en Barcelona, hacía figuras con el pan, pacientemente, sus manos livianas y ya llenas de las manchas de la edad. Esa mirada era también la que se ve en las fotos. Por decirle algo le dije que quería entrevistarlo otra vez alguna vez, “no me quiero morir sin hacerte una entrevista”. Entonces ya se le había diagnosticado cáncer. Veloz como era dijo: “Pues no te mueras”. A él no le gustaban las entrevistas porque le gustaba hacer las preguntas.
Con Carmen Barcells
La Paris Review envió en 1981 a Peter H. Stone a entrevistarlo, cuando ya había escrito su libro legendario Crónica de una muerte anunciada ; Stone le preguntó qué estaba haciendo. Le respondió: “Estoy absolutamente convencido de que escribiré todavía el mejor libro de mi vida, pero no sé cuál será ni cuándo lo escribiré. Cuando siento algo así —y hace un tiempo que lo siento— me quedo muy quieto para poder atraparlo si llega a pasar junto a mí”.
Es probable que esa larga mirada infinita estuviera siempre quieta como él, pendiente de ese latido,
(Juan Cruz)