Las pasarelas del Bosque de Miramón (texto gráfico)

El parque tecnológico de Miramon está dividido entre dos valles recorridos por las errekas Pakea y Mando.

En una orilla de la erreka Pakea, aguas abajo, a la izquierda, están el anfiteatro de Miramón y Katxola, y a la derecha, el grueso de las empresa del parque, incluida su sede central, las torres de Arbide, Tecnum, el paseo de Mikeletegi, etc.

Entre este núcleo duro del parque y el edificio de las juntas generales, Eitb y la empresa Ikusi, discurre la erreka Mando. Aguas arriba está la Policlínica cuyos desechos fecales suele verter con frecuencia sobre este pequeño riachuelo, ejemplo de comportamiento incívico de un centro sanitario de “prestigio”

Pues bien sobre ambas regatas -torrenteras en temporal de lluvia- se han venido construyendo diversas pasarelas peatonales que facilitan agradables paseos

(Esta misma mañana, la cota más baja del bosque estaba tan frecuentada -exagerando un poco- como el paseo de la Concha, pero aquí con los perros sueltos y todos disfrutando del silencio de los riachuelos y el trinar de los los pájaros, no los que cobran de jugar a fútbol)

En la actualidad se está acabando la pasarela de acero galvanizado de Jon Begiristain -160 m, 125.000 euros- sobre la erreka Mando. Es la última de las construidas, facilita los accesos desde Ilunbe y desde Amara.

Aguas arriba encontramos otra, un puentecillo de madera, en el camino sube y baja, que bordea la agresiva autopista o variente de San Sebastián. Adecentar este camino estaba en el proyecto de Lur Pasiajistak aprobado, primero por la vecindad, después por el ayuntamiento y el propio parque tecnológico, gobierno vasco. Este proyecto fue recortado no a la “Rajoy”, sino por los de “aquí”, para hacer la pasarela de acero corten -650.000 euros, 215 m- que une Museo de la Ciencia y Policlínica, no con el BCC, como afirmaron en su idea con la idea de engañar.

En el sube y baja, encontraremos la pequeña pasarela sobre la otra erreka, la Pakea, se puede atravesar y girar a la izquierda o seguir hacia arriba y llegar al robledal de Errotatxo, pero si se gira hacia la izquierda, tanto atravesando el puentecillo como si no, aguas arriba encontraremos el clásico viaducto, mirando hacia el cielo, que comunica Mikeletegi, con el anfiteatro de Miramón, y más adelante el puente que sirve, además, de presa para las aguas del estanque.

Ambos tendidos están sobre la erreka Pakea.

Si seguimos el camino, a nuestra izquierda, brotando de un pared lucida con cemento casero, brota un chorrito de agua, es la fuente de la virgen.

Las pasarelas son el encanto del Bosque.

Las más más artesanales siguen el curso natural del riachuelo, posan sobre él.

El diseño de la última, de acero galvanizado, parte de la premisa de minimizar el impacto visual del puente definido por su bello comportamiento estructural, y busca la comodidad ambiental de los peatones. Su liviano trazado pasa por encima del bosque, formando parte de él

Andar sobre estas pasarelas provoca en el transeúnte nostálgicos recuerdos infantiles,con sabor a aventura, a cuentos de leñadores y brujas, y pasos perdidos.

Ahora hemos de buscar un golpe de efecto -¿La inauguración?- que atraiga la atención de los donostiarras sobre este delicada selva urbana, llena de amor para sus paseantes, porque al final todos los caminos llevan a la paz y a la tranquilidad.