Esta conversación teníamos el pasado miércoles al abandonar la sede de la asociación de vecinos en el Topaleku.
De parecido asunto hablamos en el último encuentro en Katxola: algunos propietarios de Canis lupus familiaris los llevan allí para hacer cacas.
Es un tema de conversación cuando vemos excrementos en la pista arenosa de la toka en la nueva plaza de Munto
Los txakurras poseen un oído y olfato muy desarrollados, siendo este último su principal órgano sensorial. En las razas pequeñas puede alcanzar una longevidad de cerca de 20 años, con atención esmerada por parte del propietario. Son gentiles, obedientes y hacen una buena compañía. Pero no han aprendido a recoger sus propias boñigas, esa es una obligación de la señora o el señor.
Hace unos días hablamos que en algunos paises del norte los propietarios de canes deben dotar a estos animales de compañía de un chip que permita identificar las deposiciones de perro abandonadas, para conocer a sus autores, no para multarles a ellos, sino a sus amos
Pues parece que el Ayuntamiento de Donostia nos ha estado escuchando y ha iniciado una campaña de control de la población canina, para lo cual ha comprado dos lectores de chips, que se añadirán a los dos existentes. Gracias a ellos, el Consistorio logrará hacer un mapa real de la situación en la actualidad y, añadimos nosotros, deben servir también para identificar a los responsables de dejar la mierda de su perro en la vía pública.
En el censo municipal de perros están inscritos 15.889 animales, que tienen la obligación de llevar implantado un microchip y registrarse.
La campaña recién comenzada cuenta con la colaboración de la Guardia Municipal, que revisa los animales. Por el momento, los primeros datos obtenidos revelan que los chips están presentes en casi todos los perros que circulan con amos; pero lo que pedimos no es sólo que los perros lleven chip, sino que sirvan para acabar con la defecación de perro en la calle, de una vez para siempre.
El Ayuntamiento no debería despistarse con los perros de razas potencialmente peligrosas (PPP), cuyos dueños necesitan contar con una licencia. En la actualidad existen 428 perros de este tipo y 907 licencias, que son personales. Hay más personas con permiso para poseer un perro de raza potencialmente peligrosa que canes de estas características. Ese no es un problema hoy. Los animales de estas razas suponen un 2,6% del total de perros censados en Donostia.
El problema gordo y desagradable son las cacas de perro