Este año, asociado al ciclo del próximo 2º trimestre del año 2017, basado en la literatura y el cine de la República italiana, especialmente de sus regiones del Noreste (Emilia-Romaña y la región véneta), los viajeros de la tertulia “Lantxabe” visitarán las ciudades de Bolonia, Ferrara, Ravenna, Modena, Verona, Mantua, el Lago de Garda y Trento, Vicenza, Padua para acabar en Venecia.
Cederemos el protagonismo a la novela que tiene como escenario alguna de estas ciudades italianas: La Cartuja de Parma de Stendhal; La gafas de Oro (libro segundo de la novela de Ferrara) de Giorgio Bassani, y Los papeles de Aspern (novela veneciana ) de Henry James.
Novelas y literatura italiana que inspiran la obra fílmica que veremos, asociada a la región que tenemos la oportunidad de visitar: La lunga notte del ’43 de Florestano Vancini; Amarcord, escrita y dirigida por Federico Fellini y música de Nino Rota, y Senso dirigida por Luchino Visconti y música de Giuseppe Verdi, Nino Rota y Anton Bruckner.
(Tanto Nino Rota como Verdi han sido compañeros habituales en la la música que se pone en el autobús durante el viaje)
¿Y por qué se elige el óleo de Jean Metzinger como ilustración de la noticia? (Se titula “En el velódromo” es un lienzo de 130 x 97 cm). Elegimos esta pintura porque la veremos expuesta en el Peggy Guggenheim Collection de Venecia, la tarde del 15 de julio próximo.
El pintor francés Jean Metzinger no es fácil de clasificar. Se dejó influir por diferentes movimientos de vanguardia pero no se casó definitivamente con ninguno, como podemos ver en este lienzo, que representa a un ciclista pedaleando en un velódromo. La composición general de la obra, a base de planos de diferentes texturas y con papeles impresos pegados nos recuerda a los collage (reales o simulados) que hacían los pintores cubistas, pero el tema del ciclista y la forma de representar las ruedas de las bicicletas es más propio de los futuristas italianos que estaban obsesionados con la representación del movimiento y la velocidad.
Estos futuristas no se imaginaban que, cien años después, íbamos a elegir este cuadro, como símbolo de la reivindicación del bidegorri para la Avenida de Aiete.