5º contenedor, Lantxabe quiere ayudar al Consistorio municipal, pero quizás es imposible.

El Gobierno municipal quiere saber los motivos por los que más de la mitad de las personas inscritas en el contenedor de residuos orgánicos no hacen uso de ellos.

En opinión de Lantxabe eso se debe a dos factores contrapuestos.

1. La desgana real, efectiva, innegable, con la que el Ayuntamiento ha abordado el reciclaje de los residuos orgánicos.

2. La decisión por meter la incineradora como máquina de combustión completa de la materia orgánica hasta su conversión en cenizas, que, en opinión de muchos, no hace necesario el complicado reciclaje manual de residuos

Pensaban en el ayuntamiento que con aplicar la bonificación económica a quienes emplean el 5 º contenedor de modo regular, es decir, cuatro veces al mes y al menos durante diez meses al año, era suficiente. Pero no ha sido así. La motivación por la forma de eliminar la basura no es económica, ni fiscal. Es necesario, imprescindible, vital, hacer campañas continuas, sistemáticas, con gancho, con intención de convencer, de que el reciclaje de las basuras orgánicas, el uso del contenedor marrón es obligatorio, ineludible, imperioso, inexcusable y apremiante en defensa de un mundo sostenible, si queremos evitar que la basura termine enterrándonos a todos.

Y para eso hay que creer en el procedimiento. El Ayuntamiento al apostar por la incineradora, abandona otras formas de recogida de basura selectivas, más complejas, deja a la ciudadanía a la intemperie y esta se ha resignado.

¡Que incineren! Es el grito de la mayoría de la gente que no va a las manifestaciones contra la incineradora o que no las apoya.

La centésima parte de lo gastado en incineradora hubiera sido suficiente para hacer una intensa campaña en defensa del 5º contenedor y el reciclaje selectivo, y con la décima parte de lo desembolsado en la fábrica de quemar y contaminar, hubiera bastado para poner en pie una red compleja de recogida de residuos, que hubiera hecho innecesaria la incineradora. Fruto de esa campaña, el uso de los contenedores, a medio plazo, sería próximo al 80 o 90 %.

El resultado de la desdichada apuesta por la incineradora, trae aparejado que hoy el uso del contenedor orgánico se restrinja al 12% de los hogares y en el futuro, como dice el ayuntamiento, será aún menor, porque el procedimiento del 5º contenedor no es del agrado del consistorio

No hace falta encuesta para saber por qué se utilizan menos de la mitad de las tarjetas. Es en realidad una forma de tapar las ominosas vergüenzas municipales.

No hace falta que el Ayuntamiento de Donostia lleve a cabo una investigación sobre los motivos por los que menos de la mitad de los apuntados en el sistema de contenedores orgánicos no hace uso de ellos. Sencillamente se han vuelto descreídos, están desanimados, desmotivados, como lo están los propios técnicos: decenas de contenedores abandonados a su suerte: la llave electrónica no abre, el contenedor no cierra, las bolsas de basura no se recogen, nada se dice del destino del reciclado. Ha cundido el desaliento, la gente está desmoralizada.

Ahí están los datos: 23.679 hogares donostiarras creyeron en el programa y están inscritos, pero solo 10.909 utilizan de modo regular estos depósitos, solo el 12% de las 87.898 viviendas donostiarras hacen el reciclado orgánico. Además, en lo que va de año, se ha notado un descenso respecto al anterior, según datos provisionales. Y el año que viene será peor.

El Ayuntamiento dice “Quienes hacen uso de los depósitos están recibiendo en sus cuentas corrientes la cantidad de 11,94 euros. La bonificación es mayor para quienes toman parte en el compostaje comunitario (23,88 euros) y para quienes elaboran compost en sus propios domicilios (39,80 euros)”. Y esa, señores del gobierno, no es la cuestión.

En asuntos de gran envergadura, que necesitan de un amplio consenso y respaldo ciudadanos, la cuestión no está en el bolsillo, está en la conciencia, en el ejemplo.