Gerard David – ( National Gallery, Londresh, año1481)
Esta impactante tabla de la National Gallery era el panel central de un retablo que pintó el flamenco Gerard David al principio de su carrera.
Rompiendo con la afición que tenían en el Renacimiento por el orden y la simetría, Gerard David pinta una composición en diagonal, definida por la cruz y el cuerpo de Jesucristo. Para que podamos verlo todo bien, coloca a los personajes en una superficie en cuesta, que ya de paso representa el Gólgota, la colina en la que tuvo lugar la crucifixión. Cinco operarios trabajan en grupo para clavar a Jesucristo en la cruz. Uno de ellos está excavando con una pala el hoyo en el que meterán la cruz para levantarla. El segundo está terminando de clavarle las manos y los tres restantes se encargan de los pies, dos estirando el cuerpo con ayuda de unas cuerdas y el otro con el clavo y el martillo. El resto de personajes están de miranda, son simples espectadores que conforman la multitud y rellenan un poco el paisaje.
Aunque la anatomía de Jesucristo le ha quedado un poco regulera, cumple con su función de transmitir al espectador la sensación de dolor que está padeciendo. El cuerpo está totalmente en tensión, estirado al máximo, como indican los tendones de debajo del brazo. Tiene el rostro enrojecido, como si estuviese aguantando la respiración, y mira hacia nosotros con el ceño fruncido y los ojos muy abiertos. Soporta el tormento sin decir palabra, pero a la vez, con su mirada, nos convierte en cómplices silenciosos de sus torturadores.
En la parte inferior del cuadro, un perrito con un corte de pelo de auténtica vergüenza ajena, olisquea una calavera. La palabra Gólgota significa “el lugar de la calavera” y los huesos que aparecen siempre a los pies de la cruz, en cualquier crucifixión que se precie, son en teoría los restos de nuestro requetetatarabuelo Adán, que según una antigua creencia estaba enterrado en ese mismo lugar. Y por si esto fuese poca coincidencia, hay otra leyenda que afirma que la cruz de Jesucristo estaba fabricada con la madera del árbol del Paraíso. Al robar la fruta prohibida, Adán y Eva condenan al hombre al pecado original, y al morir en la cruz, Jesucristo redime este pecado. Por eso la calavera de Adán y la cruz siempre aparecen juntas.