El gorrión lleva miles de años conviviendo con nosotros, pero ahora desaparece sin que nos demos cuenta. El cambio climático, las especies invasoras y los edificios modernos que les impiden armar sus nidos son algunas de las posibles causas de esta extinción silenciosa.
La especie peligra. Se calcula que entre 1980 y 2013, un 63% de estas aves ha desaparecido en Europa. En nuestro país, según datos de la Sociedad Española de Ornitología, se han perdido 8 millones de ejemplares en los últimos 20 años.
Hay pocos pájaros a los que uno pueda acercarse hasta una distancia de escasos metros, pero el gorrión, de huesos delgadísimos y “miembros inferiores insignificantes, todo muy fácil de triturar, sin ninguna resistencia a una presión mecánica, protegido por muy poca carne”, se posará sobre tu mano si le ofreces alimento y eres manso. Ese pájaro, que en el parque enrosca sus uñas en tus dedos, se cuajó dentro de un huevo y pertenece a un orden de las especies que entronca con los antiguos dinosaurios. Tú, igual que el caballo, la ballena y el murciélago, fuiste gestado en un útero y, como ellos, procedes de la evolución de una rata ancestral. El esqueleto del pájaro es un entramado de huesos huecos por los que circula el aire que llega a través del aparato respiratorio. El viento atraviesa a los gorriones a la vez que los gorriones perforan el viento, lo que los hace ligeros y muy aéreos. Su cráneo es redondo y pequeño, termina por delante en un pico grueso; tiene dos enormes cavidades para los ojos, que, a diferencia de los nuestros, no se mueven, permanecen fijos como botones abrochados a ambos lados de la cabeza. Su cuello es muy móvil para compensar la parálisis de la mirada y conecta con un esternón en forma de quilla de navío indispensable para el vuelo. Bajo la masa de plumas, en fin, hay un cuerpo que nada tiene que ver con el nuestro.
El gorrión es un ave poco exigente para escoger hábitat y alimentación. “Su existencia depende por completo de nuestra actividad. En los pueblos abandonados por los humanos, los gorriones que allí vivían, en vez de quedarse, optaron por seguirnos en nuestro viaje hacia otra parte”. Contrariamente a otras aves urbanas que en las plazas nos miran desde el desafecto, el gorrión tiene algo de hombrecillo emplumado que anhela nuestra suerte y forma de vida.
Como si en su cerebro de dinosaurio hubiera brotado un corpúsculo de psique humana, fraguado en el transcurso de una convivencia milenaria. Se ha vuelto tan experto a adaptarse a cualquier entorno humano que podemos considerarlo nuestra sombra aviar. O bien al contrario, tal vez seamos nosotros la sombra de los gorriones después de todo. Esa convivencia es un patrimonio natural casi extinguido en ciudades como Londres, Dublín, Berlín, Hamburgo, Praga, Moscú, San Petersburgo…
¿Por qué desparece el gorrión? Las causas constituyen un debate abierto, aunque ciertas evidencias apuntan al cambio climático. Seguramente se trata de una acción conjunta de factores muy nocivos, un cóctel mortífero compuesto de plaguicidas, electromagnetismo, emisiones de CO2 y una tendencia por parte de nuestra especie a generar entornos cada vez menos saludables. Influyen también la competencia con nuevas especies invasoras y los edificios cubiertos por fachadas de cristal que impiden a las aves cobijarse y armar sus nidos. Lo que sea que esté afectando tan negativamente al gorrión, sin duda repercute en nuestra calidad de vida. Ambas especies coexistimos desde hace 10.000 años y hasta ahora nuestros destinos nunca se habían desvinculado.
Juan Millás
Tomado el EL Pais
Viernes 07 de Abril de 2017
Fantàstico articulo.Gran verdad.Incluso en el bosque de Miramon, hay pocos.Se ven màs txantxangorris,colirrojos,etc pero «nuestros» gorriones estàn desapareciendo.
También es verdad que aumentan corvidos como el cuervo o el arrendajo y rapaces como el ratonero, y claro,comen todos los dias.
De todas formas no creo que sea por sus depredadores naturales.Algo estamos haciendo mal.