En sentido hacia el centro, una vez los vehículos pasan la angosta zona de la Parroquia, salida del Palacio y Munto por la que tienen que circular muy despacito, una vez dejan Munto y al llegar a la altura del víal, el Paseo de Aiete se ensancha mucho coincidiendo con una gran recta, si al final de la recta el semáforo está en verde (semáforos a la altura de la Cumbre), los coches aprovechan para correr lo mas posible para que no les cambie el semáforo a rojo y «recuperar» el tiempo perdido en el anterior tramo. Desde luego las velocidades de circulación no se parecen en nada al máximo de 30 km/hora, se cogen los 70 fácilmente
La felicidad de los acelerados: recta grande, vía ancha y ningún sistema para reducir la velocidad.