Se ahorraría perforar un túnel kilométrico con sus estaciones y accesos bajo la ciudad y la playa de la Concha, un obrón que provocará durante años serias afecciones en el Centro, Amara y Antiguo…Mientras que en Aiete basta con hacer una obra, desde la periferia del centro cultural, hasta el túnel del topo, que ya está en funcionamiento actualmente, y que con el obrón quedaría inservible.
La pasante de metro que proyectan no es necesaria para llegar al centro de la ciudad: la estación de Easo, a 4 minutos andando del Buen Pastor y a menos de 10 minutos de la Concha, es ya un buen acceso al centro de la ciudad. Tampoco es necesaria para aumentar las frecuencias del Topo: las instalaciones actuales de EuskoTren posibilitan una frecuencia de un tren cada 7’30 minutos, e incluso cada 5 minutos, suficiente para la población servida.
El proyecto de la pasante de metro plantea una gran reducción de líneas y de servicios de autobús, con la supresión de las líneas de Dbus 5, 24, 27 y las E06 y E21 de Lurraldebus, asi como una bajada en los servicios de las 28, 13, 18, 25, 26, 33, y de las E05, E02, E20.
Pasando por Aiete afectaría a la 19, 18 y, quizás, a la 31 y 35.
De llevarse a cabo, el proyecto afectaría gravemente a otros medios de transporte público, mientras que tan solo captaría el 1’5% de los desplazamientos en automóvil que se realizan en Donostia. Por el contrario, nos consta, mucha gente de Aiete dejaría el coche en el barrio.
El gasto del proyecto oficial es, como mínimo, 200 millones de euros, sin que exista un análisis riguroso de usuarios para la implantación de un metro en Donostia.
En la parada del metro de Aiete, el gasto no llegaría a 9 millones de euros.
El vigente Plan de Movilidad Sostenible de Donostia 2008-2024 no contempla de ninguna manera la construcción de la pasante de metro, sino la efectiva coordinación del Topo y de Dbus, creando pequeños centros de transbordo que mejoren la accesibilidad en transporte público a todos los barrios y lugares de trabajo. Esa es una buena base de trabajo ¿Por qué no?
El Gobierno Vasco calificaba en 2013 el proyecto de la pasante de metro como “obra faraónica”, aunque ya se sabe que, en el gobierno de Gazteiz, lo que para Donostia es faraónico, y así ahorrarse la inversión, en otras capitales vascas -y especialmente en Bilbao- se trata de gasto necesario.
Que casualidad, en el dia de hoy, nuestros hermanos primogénitos, los que disfrutan del mayorazgo económico, han inagurado con la presencia de todas las autoridades, la línea 3 del metro de Bilbao, solo ha costado 280 millones de euros, esta obra era muy necesaria porque se trataba de unir los barrios altos con el centro. (les suena esto ultimo?) nosotros también lo consideramos necesario y con un coste infinitamente menor, pero claro, oiremos la frase recurrente y habitual «no hay dinero». IGUALDAD.
De eso quería hablarte. Tiene un trazado de casi 6 kilómetros y da servicio a los vecinos de Bilbao que viven en los barrios altos de la ciudad como son Txurdinaga, Otxarkoaga, Zurbaran y Uribarri.
Ha sido presentada en Tele Bilbao (ETB) como una gran noticia para Euskadi.
Pero ¿Cuántos vecinos tuyos siguen pensando que lo del metro de Aiete es una ocurrencia? (Aún sabiendo que es el único barrio alto de Euskadi -esto sí- con más de 16.000 habitantes)
Hay otra casualidad, la línea se prolonga hasta Lezama por la antigua vía férrea de Euskotren, sin agujear la tierra
Vamos a pensar que muchos de los que les parece «una ocurrencia», desconozcan que ya pasa por debajo, que solo habría que perforar una estación, que si quieren un servicio mas completo, podíamos pensar y proponer que esta línea se extendiera hasta hospitales, pasando por Etxadi, P. Oriamendi, Parque Tecnologiko y zona hospitalaria, esta línea si que seria rentable para euskotren y el servicio utilizado por miles de personas todos los días del año, Ademas eliminaríamos un volumen considerable de vehículos, en aras de la sostenibilidad.
Que los vecinos de Bilbao que viven en los barrios altos de la ciudad como son Txurdinaga, Otxarkoaga, Zurbaran y Uribarri tengan, por fin, acceso a un transporte público como el metro, es una buena, muy buena noticia, de la que debemos congratularnos, como ellos se felicitan tras largos años de espera.
La envidia es un buen instrumento paro una mala consejera y no deberíamos movernos por la envidia, ni por otra tipo de pasiones negativas, sino por la solidaridad y la exigencia con el indolente y sectario poder.
Los barrios altos de Bilbao necesitaban el metro y lo tienen, algunos barrios de San Sebastián, también disfrutan de él: ahora le toca a Aiete.
No se demoren señores del gobierno
¡Que hagan las obras de una vez y luego que hagan la estación de Aiete como han hecho en Bilbao!
Hola, acaban de cercar con vallas el parque de Pío Baroja, junto al polideportivo. Y pone que son obras del metro. ¿Acaso van a hacer un acceso subterráneo a una de las paradas? Sería tipo las estaciones de Intxaurrondo que conectan a su estación desde lugares alejados.
¿Qué se sabe de esto?
Quiero apoyar que una estación partiendo de la línea actual que va desde Morlans a Benta Berri y que pasa «debajo» de Aiete, mediante escaleras mecánicas o/y ascensores puede encajar en una estación para el barrio alto de Aiete
Parto de la Información
Los problemas técnicos aparecidos en el subsuelo por donde atraviesa la variante soterrada del Topo en Donostia elevarán un 62% el coste de la obra. Euskal Trenbide Sarea licitará mañana por 50,9 millones el tramo comprendido entre Easo y Miraconcha, el trazado donde en los últimos meses han aparecido dos socavones que obligaron a paralizar la excavación y exigen un refuerzo del subsuelo para continuar el túnel. El sobrecoste acumulado por las incidencias en el terreno y por la técnica constructiva que se precisa para reforzar el terreno ha conllevado la resolución del contrato anterior y la licitación de uno nuevo, que se adjudicará en próximos meses para reanudar los trabajos de excavación en mayo o junio.
Y opino que
Todos queremos lo mejor para Donostia y Gipuzkoa. Opino que en una ciudad pequeña como la nuestra, el trazado del Metro o Topo no está acorde con la lógica. Bajo mi punto de vista no es necesaria la estación o salida del hotel Londres porque ya existen salidas (calle Lolyola, inicio de cuesta Aldapeta o calle Easo) a 200-300m de la salida del Londres sin ninguna cuesta, que permitiría a los usuarios estar ahí caminando en 5 minutos.
En el asiento que se encuentra frente al mío, en el metro, una mujer dañada abre el bolso, extrae un blíster de pastillas, saca una con desesperación, se la lleva a la boca y se la traga tras acumular un poco de saliva. Su salivación estimula la mía y salivamos a la vez sin que ella lo advierta. ¿No es asombroso que tengamos ahí, debajo de la lengua, unos surtidores que se activan al pensar en ellos? Quizá tú, lector, te hayas puesto ahora mismo a salivar sin darte cuenta. Se te inunda la boca de saliva porque yo, a distancia, he encendido el interruptor de tus glándulas para que salivemos juntos.
La mujer dañada ha vuelto a introducir el blíster en el bolso y ha anclado la vista en un punto del espacio en el que no hay nada. Observa la nada con una obcecación curiosa, con un empeño tal que también yo miro hacia donde ella mira sin ver nada, sin ver “la nada”, quiero decir, como sin duda ella la ve. Parece que tiene esa capacidad: la de aislar un fragmento de la nada y explorarlo desde una perspectiva existencial. Quizá la nada le haya devuelto la mirada. Tal vez haya entre la nada y esa mujer una deuda pendiente.
Yo llevo también un blíster de pastillas. Cuando éramos jóvenes, las pastillas venían en tubos. Al volcarlos, caían varias en la mano como cabezas diminutas procedentes de una guillotina industrial. Tomabas una de aquellas cabecitas, que a veces sonreían, y el resto las devolvías al tubo, quizá un poco sudadas. Acaricio mi blíster oculto en el bolsillo de la chaqueta como el que acaricia un revólver mientras estudio a la mujer dañada, que ahora habla con nadie por teléfono sin dejar de vigilar la nada. Por la megafonía anuncian la llegada a la siguiente estación: Rubén Darío. Ah, Darío, que escribió: “Dichoso el árbol que es apenas sensitivo y más la piedra dura porque esa ya no siente”.