La huelga convocada este martes en la enseñanza pública no universitaria, ha vuelto a ser respaldada por la totalidad de la plantilla de Aiete Ikastetxea.
La llamada guerra de cifras es tan sencilla de entender, como que el gobierno vasco descuenta de la huelga a aquellas personas que están de baja y que, en consecuencia, no pueden ser huelguistas; pero tampoco pueden contarse como trabajadores que han acudido al centro y no han participado en la huelga, como informa el gobierno vasco
En Aiete Ikastetxea, esta mañana, había una solo persona ocupada de la seguridad del centro.
Las miles de trabajadoras y trabajadores que han secundado la huelga -entre ellas las de Aiete Ikastetxea- han vuelto a salir a la calle para reivindicar el fin de las políticas de recorte, la mejora de las condiciones de trabajo y una educación pública que tenga como meta el desarrollo integral de las personas y de la sociedad.
La convocatoria de huelga tiene como objetivo exigir que «se invierta en educación» y que se incrementen sus plantillas y recursos. Los trabajadores reclaman la reducción de los «inaceptables» niveles de eventualidad, la disminución del número de alumnos por clase, y «el fin de los recortes impuestos» en salarios, sustituciones, bajas y jubilación.
Asimismo, reivindican el desarrollo de un modelo de inmersión en euskara que permita «un alumnado euskaldun y plurilingüe», además de la retirada de la LOMCE y Heziberri. A su entender, es preciso «dejar a un lado la mercantilización» y que la educación sea «un instrumento fundamental para garantizar la equidad, la justicia social, la integración y la cohesión en la sociedad».
Hablando de huelgas
Se han cumplido 50 años del final de la de Bandas, la más larga de la dictadura franquista. Lo que empezó siendo una protesta por el recorte de unas primas de producción, acabó en una ola de solidaridad que puso en crisis el sistema. Resistieron 163 días en una época de dura disciplina laboral. Los conflictos laborales lo eran de orden público, se reprimían con gran violencia, hasta con el estado de excepción. Y lo hicieron ayudados por mujeres, parroquias, universidad…y empresas que les mandaban dinero de toda España.
En tiempos de adanismo y desmemoria, esta historia nos recuerda que los derechos que damos por descontados, consagrados en la Constitución, fueron conquistados con lucha y sufrimiento. Aquí y por nuestros abuelos. Gracias a ellos tenemos representación democrática, derecho a la huelga y vacaciones…