El museo arqueológico de Munto, aporta una pieza más a su exposición permanente al aire libre.
Se hallaba entre las conservadas por Lantxabe en el almacén municipal de Igara.
Ha sido encontrada y restaurada por Javier Busselo y Giorgio Studer; los dos conocidos arqueólogos que están en el empeño de recrear el primer museo arqueológico al aire libre de la ciudad.
El burro, en Munto, se utilizaba para trabajos que necesitaban de su agilidad y versatilidad, incluido el trasporte de la manzana en pequeños carruajes.
Como se sabe los ‘caseros’ o ‘baserritarras’, al programar las labores de labranza, ponían -y ponen- un gran énfasis en arar bien y en el momento preciso. Esto ocurre ahora con nuestro grupo de ‘sidreros de Lantxabe’, ellos aspiran a conseguir la mejor sidra de la comarca y para ellos el ‘tiempo’,es fundamental. En el caso de los ‘caseros’ se preocupan de asegurar una buena cama de semilla y aprovechar al máximo el agua aportada por las primeras lluvias. En la cosecha de manzana y prensado de la misma se debe tener también un buen plan de trabajo, en el caso de Lantxabe, además, asociado a sus prácticas de cultura material que siguen siendo las más importantes.
En el trabajo de recolección de la hierba y de los productos de la agricultura, en general, ocurre con frecuencia -y sobre todo, ocurría con frecuencia- que se invertía tiempo y se pagaba por el alquiler de un tractor para arar rápido, pero todo el resto del plan de labranza se realizaba a mano, sin ninguna asistencia. Por eso se utilizaban los burros que pueden trabajar muy bien en labores de desmalezado, de aporque, de trabajos más ágiles y ligeros, en labores mucho más livianas, muy unidas a las personales, que este animal puede ejecutarlas sin problemas. Se trataba de labores muy frecuentes en un caserío y próximas a él. El paso del burro es más veloz y la huella que deja al caminar es más estrecha que la del buey.