El cielo se ha apiadado de las lágrimas de este joven damborrero derramadas al conocer los pesimistas pronósticos.
Por las malas, el de más abajo, enfadado, había amenazado con poner orden.
Y si el mal tiempo no hubiera respetado la fiesta, ahí estaba nuestra chavalería, ‘a mal tiempo buena cara’
Los adultos ya son otra cosa: ellos se amparan en la nocturnidad (Y a ellos si le mojó un poco la lluvia…y otras)