Exponer ordenadamente la obra de Amos Oz, esta tarde, jueves, en la Casa de Cultura de Aiete

Un día, cuando tenía seis años, su padre le hizo un hueco en la estantería y le dejó trasladar allí sus libros. «Fue un gran día para mí», escribe Amos Oz en su relato más autobiográfico ‘Una historia de amor y oscuridad’ -novela que hoy, jueves 7, tenemos en tertulia-. «Para ser exactos, me cedió unos treinta centímetros, más o menos un cuarto de la superficie del estante de abajo. Abracé todos mis libros, que hasta ese día habían estado tendidos en una banqueta junto a mi cama, los llevé en brazos a la vitrina de mi padre y los puse de pie, como es debido, de espaldas al mundo exterior y de cara a la pared».

Lo mismo que hizo el pequeño Amos con sus primeras lecturas se podrá hacer a partir de ahora con los libros que ha escrito él: Hoy, en Aiete, la mano ilustrativa de Lola Arrieta expondrá ordenadamente su obra.
La gente que ha leído la novela citada ‘Una historia….’, ha descubierto que Amos Oz es un escritor utilísimo para entender Israel, y más atrás, las décadas posteriores a la creación del Estado, las raíces de sus conflictos con los pueblos vecinos y las tensiones entre las diferentes comunidades hebreas. Ha sido una gran idea de la organización de las tertulias de Lantxabe, comenzar a leer su obra por ‘Una historia de amor y oscuridad’, en ella están presentes todas las inquietudes personales y literarias del escritor. Con la novela y su sesgo autobiográfico se recorre el último siglo de Israel a partir de la vida del escritor, parte de cuya familia de askenazíes emigraron a Palestina, en circunstancias muy diversas, durante las primeras décadas del siglo XX.
El hogar de Amos Oz da la medida del pueblo que intentaron exterminar los nazis: su casa estaba llena de libros; su padre, un bibliotecario que no consiguió acceder a la docencia universitaria, hablaba once idiomas y leía en diecisiete; su madre hablaba cuatro o cinco y leía en siete u ocho; y en las tertulias de su tío Yosef conoció, entre otros, a Shmuel Yosef Agnon, futuro Premio Nobel de Literatura. «Los judíos eran los únicos europeos en los años veinte y treinta», «Hoy Europa ha cambiado mucho. Cuando mi padre era joven y vivía en Vilna -la capital de Lituania cuyo gheto judío que visitamos hace un par de años-, en las paredes de Europa ponía: «Judíos, marchaos a Palestina». Hace unos cincuenta años, cuando mi padre volvió a visitar Europa, las paredes le gritaron: «Judíos, marchaos de Palestina», escribe Amos Oz
La literatura de este autor hebreo debe tanto a la cultura patrimonial judía como a la nueva cultura israelí. Es una literatura apegada a la tradición textual y cultural hebrea de miles y miles de años, y también apegada al lugar y al tiempo en el que surge. Pero, sobre todo, es una literatura personal, íntima y familiar
Tenemos las sospecha de que a la prensa y a la opinión pública donostirras todavía les resulta difícil distinguir entre las opiniones políticas y la obra literaria de un autor cuando este procede de un país como Israel.
Amos Oz nunca ha evitado hablar de la realidad de su país, ha escrito varios ensayos sobre el dilema moral que vive su pueblo, además de cientos de artículos políticos, y muchas veces ha manifestado estar favor de un entendimiento entre judíos y palestinos. Amos Oz apoya la solución de los dos estados con «la coexistencia de Israel y Cisjordania: dos capitales en Jerusalén, una modificación territorial aceptada por ambas partes y retirada de la mayor parte de los asentamientos judíos en Cisjordania», escribe.

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