Un paseo por el Bosque de Miramon, por Cristina Turrau

La Donostia oculta espera a sus ciudadanos.

Por esta zona se puede andar unas dos horas y media y es un lugar de expansión para Aiete y Amara, «de la que puede disfrutar toda la ciudad»
La pasarela de acero galvanizado, diseñada por Jon Begiristain, es un símbolo para la asociación de vecinos Lantxabe. / Foto: Iñigo Sánchez
Viernes, 30 marzo 2018
A la pasarela de acero galvanizado realizada por Jon Begiristain en el Bosque de Miramon los vecinos de la asociación Lantxabe la llaman ‘nuestra pasarela’. Y es una gran desconocida para muchos donostiarras. Como lo es el Bosque de Miramón. Eso es al menos lo que dicen Angel Alberdi y José Luis Sanso Mariñelarena, de la asociación de vecinos Lantxabe, y Jesús María Alquézar, del Vasco de Camping, en un paseo con DV por el bosque para conocer sus secretos.
«El bosque de Miramón es un sitio maravilloso por el que se puede andar durante dos horas y media», dice Angel Alberdi. «Es el lugar de expansión natural para los vecinos de Aiete y Amara, pero del que debería disfrutar toda la ciudad».
Jesús Mari Alquézar recuerda que el Club Vasco de Camping introdujo una ruta por el bosque en la ‘Vuelta andando a San Sebastián’ ideada para la capitalidad cultural europea del 2016. Él mismo suele acompañar a paseantes de marcha nórdica por el bosque. «Todas las ciudades europeas del mundo tienen parques y San Sebastián no se queda atrás», dice. «Lo admirable de este bosque es que es un pulmón verde en un entorno totalmente urbanizado».
Félix Pérez, portavoz de Lantxabe, recuerda que el proyecto para el Bosque de Miramon fue fruto del concurso de ideas que se llevó a cabo a lo largo del 2012 entre la vecindad de Aiete, Miramon y Amara. «A mediados de octubre de aquel año, Lantxabe, Ayuntamiento y Parque Tecnológico convocaron el concurso y lo ganó Lur Paisajistak, de Iñigo Segurola».
Recuerda Félix Pérez que se planteó que el Parque Tecnológico de Miramon destinara 2,5 millones de euros con el fin de abordar una reforma respetuosa con el entorno, «que permitiera, además, no perderse en el frondoso bosque y disfrutar de los paseos por el lugar con mayor comodidad».
La aportación económica del parque empresarial obedeció a un convenio suscrito en 2004 entre el Consistorio y la agrupación de empresas. «El Ayuntamiento permitió la ampliación de las zonas destinadas a edificios empresariales en detrimento de las áreas verdes. A cambio, el parque se comprometió a financiar la transformación del entorno natural situado junto a él, con la aportación de una suma económica. Diversos recortes dejaron el presupuesto en 1,3 millones que, con el IVA y la ‘baja’ se quedaron en menos de 900.000 euros».
Abierto a todo el mundo
Uno de los objetivos básicos que los vecinos consultados marcaron para la mejora del Bosque de Miramon fue abrirlo hacia el barrio de Amara. «La zona nordeste del parque está muy cerca de Illunbe. Se propuso hacer una pasarela que librara la erreka Mando y así acceder a los circuitos principales de Miramon: paseo Mikeletegi y zona de Katxola», dice Félix Pérez. «El acceso a Anoeta da a todo el barrio de Amara y desde Amara al conjunto de la ciudad llana».
La idea de la pasarela que superara estas dificultades es la que dio el triunfo a Lur Paisajistak, afirma. «El camino asfaltado actual, que se sitúa en la cota 85, termina bajo las instalaciones de Ikusi, en un único y angosto recorrido sobre camino de tierra y peldaños de madera y en altura. Conecta esta zona con Illunbe y resulta inhóspito y muchas veces impracticable».
La idea era crear una conexión más amable y cómoda entre estos dos puntos. Así nació ‘la pasarela’, que terminó proyectándose en acero galvanizado, en un proyecto e idea de Jon Begiristain, de la Escuela de Arquitectura de Donostia. Este arquitecto y profesor ha creado otros sistemas para Tabakalera.
Con la pasarela, el Bosque de Miramon quedaba abierto hacia Illunbe y Amara. «La pasarela de acero galvanizado salva la orografía del terreno y comunica la entrada por Errotatxo e Illunbe con el caserío Katxola, y la salida por Erramunene hacia el paseo de Oriamendi y Etxadi en Aiete. La pasarela reduce de manera significativa la distancia que hay que recorrer».
Símbolo para los vecinos
La pasarela metálica, al igual que el caserío Katxola, es un símbolo para los vecinos de Lantxabe. «Es una ingeniosa y grácil estructura que facilita un paseo especial: partiendo de Amara, se atraviesa Anoeta y la variante y desde Illunbe se entra en el Bosque de Miramon. Facilita hacer el recorrido por la pasarela y la cota 85, salir en la pasarela del anfiteatro y desde allí a Katxola, Erramunene, Etxadi y jardines del palacio de Aiete. Por estos jardines se puede bajar a Morlans para volver a Amara. Un recorrido interesante para muchos vecinos de Amara y del resto de la ciudad, que tienen que animarse a conocer. También para los aficionados al senderismo, entre los que podemos encontrar a turistas especiales».
Características de la pasarela que desde la asociación Lantxabe animan a los donostiarras a visitar son su la ligereza y la claridad estructural. La Donostia oculta espera a sus ciudadanos.

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