La gente que se interesó por el futuro de la desolada parcela que quedó tras la demolición del caserío, reivindicó una plaza de manzanos. Al lado de ellos, mientras crecían, se mantuvieron los abedules preexistentes desde hacía pocos años, no ligados a las labores agrarias del baserri, sino a la pacífica navidad; el árbol entrañable, una vez cesado su uso, se plantaba en los alrededrores del caserío. Aquellos árboles crecieron, la vecindad, en sus asambleas, decidió mantenerlos para que dieran sombra y protección a los nuevos arbolitos, pero en la medida que los manzanos crecen la sombra puede convertirse en obstáculo para su desarrollo.
En el ayuntamiento tenemos un técnico profesional de mantenimiento que no se ha informado lo suficiente y hace la guerra por su cuenta contra este manzanal, con menosprecio de las ideas colectivas, testadas, públicas de la vecindad, con el aval del gobierno municipal.
La belleza de la plaza de Munto, con las flores de los manzanos que pueblan su contorno, es inigualable. Como quería la vecindad la plaza de Munto ya forma parte del derecho de ciudad que se reclama en Aiete, desde hace años, en este caso el derecho a la monumentalidad.
Tiraron uno de los últimos emblemas -el caserío Munto- de una ciudad situada en el corazón del País Vasco, a la orilla del mar y de la montaña, pero en su lugar la vecindad ha conseguido un recuerdo imperecedero en forma de fachada de piedra con su peculiar escalera, en forma de plaza pública con templete, en forma de museo arqueológico permanente al aire libre -único en la ciudad-, en forma de monumental toka, cada vez más utilizada y en forma de un tropel de manzanos, -en recuerdo de la principal actividad sidrera de Munto- cuya cuadrícula fue cuidadosamente estudiada para que cuando sean adultos no se empujen entre sí y la plaza sea la joya más resplandeciente de la ciudad.
Estos días la floración del manzano en la plaza de Munto se convierte en un espléndido espectáculo, en el que brillan los colores rosa y blanco de los pétalos de la flor de manzano, que se expanden por toda la plaza. Las fotos que nos envía la vecindad -y que se publican en te comentario- así lo atestiguan
Hay que tener en cuenta que la floración dura como término medio 15 días, aunque este periodo varía según la cantidad de flores y las condiciones meteorológicas. El proceso de floración surge entre marzo y abril. En este caso como el manzano ha convivido durante los meses anteriores con temperaturas más bajas de lo habitual quizás se consiga retrasar la caída de los pétalos.
Son días para disfrutar en la plaza entre flores de manzano, hacer fotos en este manto de flores blancas y rosas, disfrutar de la primavera en la plaza más bonita de la ciudad.
Quizás en el futuro, el próximo año, Lantxabe pueda organizar unas jornadas por estas fechas en las que se de protagonismo a la sidra y a la manzana. Organizar un paseo entre los manzanales de Katxola y los de Munto. Consolidar esta una ruta por el barrio. El objetivo es que se conozca el cultivo del manzano y la elaboración de la sidra, así como dar a conocer el valor ecológico, paisajístico y patrimonial de esta parte del barrio de Aiete, Bosque de Miramón, Puio, Parque Cultural, Plaza de Munto.
Esta preciosa ruta arrancaría en Katxola, centro de elaboración de la sidra, con un Museo de la Sidra muy representativo. En el caserío se puede conocer de primera mano el proceso de elaboración de la sidra desde la polinización de los manzanos plantados en sus alrededores hasta la selección de las variedades de manzanas y de instrumentos como el tolare, necesarios para la elaboración y posterior degustación de la sidra casera