Zumeta, el amigo y colaborador inseparable de Laboa, le hizo un retrato hacia el año 88
A Mikel, y a Marisol Bastida, su compañera, les gustaba mucho.
Marisol solía decir que en uno de los ojos de Mikel estaba asociado a la sencillez de su personalidad, a su lado natural, cariñoso, prudente; era la faceta más relacionada con su faceta como médico. Era también la que nos prestaba a sus vecinos de Munto-Aiete. Y el otro ojo, mucho más oculto y desconocido, estaba vinculado a su otra vertiente más heterodoxa, que se manifestaba más en su aspecto artístico, y que era misterioso, profundo, creativo, con un gran sentido del humor…
El 14 de enero de hace un par de años, en la Casa de Cultura, la tertulia literaria giraba en torno a ‘El retrato de Dorian Gray’ del genial Oscar Wilde, con la moderadora habitual Lola Arrieta
En la novela de Oscar Wilde, el protagonista vende su alma a cambio de permanecer siempre joven. En el pacto se establece que Dorian Gray podrá llevar una vida mundana llena de vicio y belleza. Las secuelas de los actos sórdidos que pueda cometer y la destrucción natural que comporta el paso del tiempo serán asumidas por su propio retrato de joven seductor, que se conserva intacto en la oscuridad de palacio. El pacto se cumple. Después de muchos años, cuando finalmente su retrato se revela, aparece en el lienzo la figura de un viejo decrépito y corrompido.
Con Mikel Laboa las cosas han sucedido al contrario, 10 años después de su muerte, la luz de su voz trasciende las circunstancias de su vida.
Su idealismo y sueños viven con él.
Mikel y Marisol se conocieron en los años 50, entonces la visibilidad que tenía la cultura vasca era casi nula, y es evidente que en estos años se ha avanzado mucho. Mikel y Marisol contribuyeron a mejorar las cosas.
Pero, la queja de Marisol, se manifiesta en el otro terreno: no hemos conseguido un mundo más libre y justo. Para ellos -y para nosotros- la libertad y la justicia van unidas, la una no tiene sentido sin la otra; quien carece de todo ¿qué puede elegir?.
Hoy nos llega el retrato esperanzado de Mikel Laboa en todo su esplendor.
La cutrez, la corrupción, la insolidaridad, la injusticia, el matonismo son el lado siniestro del retrato de Dorian Gray.