La vida de Gramsci es un elogio de la voluntad. Hace falta dominar el arte de la perseverancia -pasó la mayor parte de su vida en prisiones del fascio- para sostener su mítica convicción: “pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”
Que ‘La Cumbre’, la Villa y sus Jardines, fueran patrimonio de la ciudad era una de las reivindicaciones de la carta por ‘los derechos ciudadanos en Aiete’, redactada hace 20 años, en la fundación de Lantxabe, asamblea de Azkaratene, noviembre de 2002. La ‘Casa de Cultura’, el ‘Centro de Salud’, la ‘Escuela Pública’, la ‘Plaza de Munto’, etc, habían sido objetivos ya logrados.
El de ‘La Cumbre’ parecía un sueño por el magnífico lugar -y tamaño- que ocupa en la ciudad de Donostia; en esa maravillosa atalaya, desde la cuál se disfruta de todo su esplendor, y por quién es el dueño de la villa: el ‘Estado’; quiénes la ha habitado (gobernadores civiles y subdelegados del gobierno), y sus crueles antecedentes (caso Lasa y Zabala)
Pero sucedió el milagro; el pasado 28 junio, el Gobierno y EH Bildu acordaron la cesión del Palacio y los jardines de la Cumbre, al Ayuntamiento donostiarra
El acuerdo se enmarca en la aprobación de la Ley de Memoria Democrática.
Aunque el gobierno municipal no solicitaba la propiedad, la asociación de vecinos Lantxabe viene reclamando al Consistorio, desde aquel noviembre, hace 20 años, que trabajase por recuperar la parcela de ‘La Cumbre’ como parque y jardín público.
Pero así como la vecindad recibe como una esperanzadora noticia la apertura de los muros de La Cumbre, de su palacio y sus jardines, a la ciudadanía; en aquellas fechas, de manera incomprensible, la alcaldesa en funciones de Donostia, Nekane Arzallus, dijo que era “una buena noticia para Donostia” siempre y cuando el Ayuntamiento pudiera disponer de la propiedad “para su utilidad pública y el disfrute de la ciudadanía”, dependiendo de sus estado de conservación.
Esta escéptica reacción chocaba con el contento ciudadano
¿Por qué esa fría reacción? Se puede pensar que como la Villa de la Cumbre tiene la máxima protección lo que deja fuera su transformación arbitraria, el Ayuntamiento, urbanismo, no podrá especular con este espacio público, ni destruir la Villa como está haciendo en otros lugares de Donostia, y en el barrio de Aiete; en este caso se cortaría su afán de descatalogador, privatizador y de venta a la industria hotelera de la riqueza patrimonial de Donostia.
[La Cumbre fue catalogada como bien de interés cultural y forma parte del PPPUC (Plan de Protección de Patrimonio Urbanístico y Construido de San Sebastián), con categoría de grado A, que es la máxima. Según la ficha urbanística, la finca tiene 17.8000 metros cuadrados].
No parece, por el contrario, que las prevenciones del Gobierno Municipal tengan tanto que ver con el ‘estado físico de La Cumbre’, [el edificio ha sido utilizado como residencia de autoridades oficiales desde 1979]; más bien pueden estar destinadas a forzar una negociación con el gobierno español que permita la descalificación y cesión de la Villa a una empresa hotelera, y dedicar sus amplios terrenos ajardinados para construir viviendas de lujo, como se ha hecho en el vecino caserío de Txanpuene y su parcela. Algo así ya hicieron gobiernos anteriores en villa Yeyete.
Con La Cumbre no podrán, y será un testimonio permanente de la fuerza, la esperanza y el ‘optimismo’ de la ciudadanía
La desconfianza, desde Aiete, respecto a las pretensiones del gobierno tiene algunas bases como lo ejecutado con la lindante villa de Itxas Gain, vendida a la cadena hotelera Mercer que tiene por objetivo crear un hotel de lujo. Esta villa fue una Escuela de Trabajo Social. Pertenecía al Obispado y a la Kutxa, y son los beneficiarios de esta operación comercial
Han destruido la villa Nuestra Señora de Iziar en el Paseo de la Fe; en diciembre, hace un año, derribaron Txanpuene; además de Villa Luisa; Villa Ikustoki, en el paseo Duque de Baena. Desde la Concha se empieza a ver un muro de hormigón. Apenas quedan árboles ni jardines, en una zona romántica protegida
Lantxabe está trabajando por la incorporación del espacio natural y villa de ‘La Cumbre’, en el nuevo PGOU, para facilitar o precipitar esa calificación irreversible y puesta a disposición del espacio público donostiarra. La parcela de ‘La Cumbre’ aunque formalmente pertenezca a Aiete, es patrimonio y gozo de la ciudad como lo es el palacio de Miramar y su jardín
Desde Lantxabe se apuesta por su apertura al público, a semejanza de lo que se hizo con el parque y el palacio de Aiete, convertido en Casa de la Paz y los Derechos Humanos en tiempos del alcalde Odón Elorza. Abriendo las puertas del palacio de Aiete y su entorno a la ciudadanía donostiarra se limpió el aire viciado del franquismo. En este caso también hay que desinfectar el ambiente tóxico que recuerda a los victimarios de Lasa y Zabala
— parece lo lógico todo lo que se comenta sobre las limitaciones de todo tipo que pose ese lugar y suena muy categórica la frase » no podrán». La política se dice que es el arte de lo posible y si ha eso se ayuda con el capital,y favores pues tal cual,…los vientos actuales soplan dejando más que lluvias…