“Ragnarök» es una novela romántica, ambientada en la ciudad de París a mediados del siglo XIX, en pleno proceso de industrialización y de ruptura social, como lo muestran los pasajes más oscuros de la misma, que intentan reflejar las contradicciones manifestadas en todo proceso de cambio, que hasta entonces habían permanecido subyacentes.
La historia de amor de los protagonistas es el eje de la trama; con ellos comienza y finaliza la novela, como no podía ser de otra forma. Jean-Michel, un joven burgués con cierto aire filantrópico y de orientación humanista se enamora de una de sus sirvientas; fogoso e impulsivo como es, decide romper con los tabús sociales preestablecidos y le pide matrimonio, una unión que ella rechaza una y otra vez hasta que no sea bendecida por los cónyuges de su pretendiente, lo que no impide que duerman en el mismo lecho de forma habitual.
Pero dentro del seno de la casa los celos frutos del amor afloran de la forma más horrible posible. Una sucesión de terribles acontecimientos marca la visita de los padres del joven, que contempla impotente su desgracia sin poder hacer nada para remediarlo.
Incapaz de afrontar la realidad, su mente se disloca y cae en la locura y en la depresión. Vaga y deambula como una hoja caída, sin fuerza ni savia. Entiende que vive el otoño de su vida y nada salvo el recuerdo de su amada consigue iluminar la oscuridad que le rodea.
De forma transversal aparece la historia del padre, cuyo oscuro y macabro pasado amenaza el núcleo del hogar y sirve a la vez de guía a través de una sociedad en decadencia, fruto del colapso de sus valores morales y de la industrialización.
El acto final de la novela es la semilla de la esperanza. El deseo de que el fin sea tan sólo un nuevo comienzo bajo el amparo del amor.