La escultura que recordará a las víctimas de la dictadura franquista en los jardines del Palacio de Aiete cuenta ya con 38 propuestas para definir su diseño.
El plazo para presentar los proyectos artísticos concluyó esta semana, por lo que el Ayuntamiento hará próximamente una primera criba para descartar algunas de las propuestas, aunque aún no se ha fijado el plan de trabajo, ni los criterios que se tendrán en cuenta para valorar cada una de esas 38 candidaturas.
La propuesta ganadora será elegida por un jurado integrado por el alcalde de la ciudad; dos representantes de la Comisión Especial de Derechos Humanos y otros del Museo San Telmo, la Asociación Artística de Gipuzkoa, el Colegio de Arquitectos, el departamento de Vías Públicas y la facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco.
La figura definitiva medirá en torno a tres metros de altura y debe componerse de materiales resistentes y de fácil limpieza, ya que se colocará al aire libre. El Consistorio fijó un precio máximo de 80.000 euros para licitar este proyecto por parte de la Mesa de Contratación.
La escultura en memoria a las víctimas se ubicará en un promontorio, en un lateral del nuevo centro cultural del barrio. El punto elegido para su colocación es el espacio que antes ocupaba una caseta donde se situaban los sistemas de suministro eléctrico del palacio, que quedó inutilizada después de la remodelación del edificio
Es positivo que, en breve, Donostia Kultura, se haga cargo de la nueva casa de cultura, la de Aiete, a punto de terminarse. Es un lugar ambicioso en un parque que no ha perdido su encanto y que va a convertirse en una combinación inédita de usos que va a incluir esa escultura en memoria a las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo. Es un acierto reparador especialmente para las víctimas donostiarras que en el mismo lugar en el que la familia del dictador disfrutaba de los veranos donostiarras se va a colocar una obra que se elegirá tras un concurso público. En tiempos de crisis de colores oscuros, un soplo de creatividad es una receta y el papel del arte puede servir para poner tonalidades de esperanza a un panorama tan turbio.
Ayer, 30 de noviembre, se derribó una vieja caseta de suministro eléctrico que había quedado en desuso. Estaba situada en las proximidades de la Casa de Cultura -ver foto-. En ese lugar se construirá el conjunto escultórico que evocará la memoria de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo