Caserío Katxola, calle Paraíso s/n, plaza Pakea, Oriamendi, Aiete (ver cómo llegar en ¿Dónde estamos? en esta pag web)
Katxola abre la temporada sidrera
El Tolare de Katxola reabrirá sus puertasmañana sábado 25 a las seis de la tarde . El que fuera el lagar de Munto volverá a elaborar sidra treinta años después y setenta desde que lo hiciera en el propio Katxola. Este simbólico acto irá precedido de un aurresku de honor, txistu y txalaparta con los que disfrutar antes del machaque de la manzana, la filtración a la tiña -la hermosa tiña de Munto- y la posterior inserción del ‘oro líquido’ en la kupela.
Katxola se convierte así en el primero de la temporada en elaborar el tan deseado ‘mosto de manzana’, y lo hará con la manzana autóctona, la de Hernani, por aquello de preservar las tradiciones. «Es una experiencia de gran interés para el barrio de Aiete y para la ciudad. Los artesanos que han colaborado en este proyecto ven en Katxola al Igartubeiti donostiarra»
A pesar de que la introducción del maíz supuso una disminución de plantaciones de manzanales, la elaboración de sidra se realizó a gran escala hasta mediados del siglo XVIII en la zona guipuzcoana. En el primer tercio del siglo XX, con la llegada de la industria, se produjo el declive del manzano y únicamente se siguió elaborando sidra en la comarca de Beterri. «En el año 1932, en Donostia, existían 93 cosecheros, mientras que en Astigarraga, Hernani y Usurbil, por ejemplo, no llegaban a los 50. Tras la guerra, la decadencia de la sidrería fue en aumento. Lo poco que se bebía era vino y el pinar sustituyó a los manzanales»
El caserío-lagar de Katxola se fundó durante la segunda mitad del siglo XVIII. Nació como una simple granja familiar que ocasionalmente vendía sidra y otros productos en el mercado donostiarra. El caserío siguió funcionando como granja hasta mediados de la segunda década del siglo XX, cuando accedió a la titularidad del inmueble Serapio Erdozia y decidió convertir la casa familiar en una sidrería abierta al público. Katxola, formando cadena con Munto y Oriamendi, se convirtió en una de las más populares sidrerías donostiarras en tiempos de la República. La esposa de Serapio, Micaela Salaberría y sus hermanas, llevaban los fogones de la cocina y Erdozia organizaba todo tipo de atracciones que atrajeran a las gentes del barrio: carreras, apuestas de segadores, juegos de bolos, toka, la rana, exposiciones de pintura e incluso, representaciones teatrales de aficionados.
La guerra del 36 y la muerte de Serapio en 1940 provocaron el cierre de la sidrería. En la década de los 90, Katxola corrió el peligro de ser derruido hasta que el Gobierno Vasco lo declaró como bien cultural elevándolo a la categoría de monumento y los promotores de la urbanización tuvieron que trasladarlo a la actual ubicación. En la actualidad, la asociación de vecinos de Aiete, Lantxabe, organiza en el caserío actividades culturales, exposiciones, teatro y recrea, como lo hará mañana, la fabricación de la sidra. Una forma de rememorar la tradición sidrera en su afán por recordar el legado de nuestros antepasados.
Esta actividad se complementa con la exposición de la planta baja del caserío, que pretende recrear lo que fue la sidrería de Katxola a finales del primer tercio del siglo pasado. Para ello, se ha trasladado buena parte de las instalaciones, elementos y demás accesorios de la vecina sidrería Munto, que cerró definitivamente sus puertas a finales de la década de los 70 y que ahora, desdeñadamente abandonado, está en riesgo de ruina.
24.09.10
sobre un artículo de GORKA LARRUMBIDE / DV/
sobre fuentes de la Asociación de Vecinos de Aiete (Lantxabe)