En la calle, los contenedores son fácilmente localizables por la sucesión de colores que los anuncia y, en ocasiones, por el ruido que mete el camión de recogida. Pero de puertas para adentro, el reciclaje no encuentra su sitio. No tenemos sitio para separar los residuos y luego, en los puntos habituales, los contendores presentan, a veces, un aspecto lamentable, desmoralizador. Sabemos que un material fuera de sitio actúa como la manzana podrida que echa a perder todo el cesto.
No tenemos un sitio específico para almacenar. Sin sitio fijo es difícil convertir el reciclaje en costumbre. Y si los responsables de la recogida de los residuos muestran una gran apatía, las cosas se complican más.
Casi todos los fabricantes de cocinas destinan ya un espacio a los contenedores del reciclaje, un gran cajón bajo, casi imposible de abrir cuando acumula el peso de varias botellas de vidrio (lo que mejor reciclamos). Pero la mayoría de las familias no encuentra el hueco donde seleccionar su basura. En esa tesitura, son varias las empresas que han optado por lanzar un contenedor específico para el reciclaje.
Proliferan los carros y basureros especializados en separar materiales para luego reciclarlos. Los contenedores siguen el camino habitual de los nuevos electrodomésticos. La nevera o el microondas ya anduvieron esa senda. Llegan sin ubicación fija. Se instalan donde caben. Empiezan como una protuberancia y terminan perdiéndose tras las puertas de las cocinas. Están, pero no se ven. Ese es el triunfo de un electrodoméstico, la confirmación de que ha llegado para quedarse.
¿Llegan los contenedores para quedarse? El último que se coló masivamente en las cocinas fue el microondas. España era, a principios de los ochenta, uno de los países europeos que menos congelados consumía. El microondas cambió esa costumbre y desarrolló la industria de los precocinados, es decir, cambió nuestros hábitos. ¿Logrará un contenedor pulcro y ordenado organizar nuestros desechos para mejorar nuestro bajo porcentaje de residuos reciclados?
No queda otra porque, de otra forma, las basuras terminarán sepultándonos y nuestro planeta, entero, será el que vaya a la papelera.
Sobre un artículo de ANATXU ZABALBEASCOA El Pais
HERNANI, su población, está inmersa en una práctica de recogida selectiva de residuos, catalogada dentro del apartado buenas prácticas por la totalidad de organizaciones y personas que trabajan en defensa y preservación del medio ambiente.
Esta separación de distintas fracciones en origen y su recogida posterior, posibilita el gestionar positiva y eficazmente la reutilización y el reciclaje. Acciones con múltiples beneficios medioambientales. Sin olvidar la componente reflexiva que genera sobre las consecuencias de nuestro consumo y nuestra actitud ante la problemática generada por la finitud de los recursos disponibles.
Las basuras recicladas no acaban en los vertederos, ni en las incineradoras. Los materiales desechados se aprovechan para elaborar nuevos bienes y, con ello, se evita la extracción de nuevas materias primas y se reduce el consumo de energía en su elaboración y transporte. La dinámica emprendida en Hernani se enmarca dentro de las estrategias sostenibles marcadas no solamente por las organizaciones ambientalistas, sino por el mero sentido común. Para minimizar la basura real debemos maximizar el reciclaje y la reutilización, con ello minimizaremos la parte residual y haremos innecesario cualquier tratamiento finalista agresivo, como los vertederos de materia mezclada y las incineradoras tóxicas.
Pedirle a alguien que se moleste en separar fracciones es apelar a una ética de la solidaridad y la responsabilidad. Es concienciar sobre el problema del medio ambiente como algo no ajeno, es intentar convencer de que la lucha por la viabilidad del planeta, es mucho más importante que el esfuerzo personal, y este es imprescindible para ello. Son valores, otros valores. Colectivos, sensatos, responsables.
¿Cómo es posible que esta forma de recogida selectiva, mediante la participación ciudadana en la separación en origen, su recogida selectiva puerta a puerta y el posterior aprovechamiento, sea no ya ignorada, sino boicoteada y diariamente vilipendiada?. ¿Por qué despreciáis esta práctica boicoteándola sin misericordia? ¿Qué proponéis en positivo? Vosotros, propaladores de mantras descalificadores.
Es una lástima que teniendo a nuestro alcance fórmulas para gestionar de la manera más sostenible y eficiente los residuos, aún se generen conflictos al respecto, cuando la salud de las personas y la preservación del medio ambiente deberían pasar por encima de cualquier tipo de interés.
No caigamos en la estrategia manipuladora de la distracción. Pretende desviar nuestra atención de los problemas importantes mediante el diluvio de continuas informaciones insignificantes de carácter descalificador. Esta estrategia es también indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos realmente esenciales. ¿Para qué necesitan impedir resultados significativos en la recogida selectiva? Hora es que erradiquemos denunciándolos comportamientos, ya sean individuales o colectivos, orientados a la búsqueda de beneficios particulares y a corto plazo, sin atender a sus consecuencias para los demás integrantes de la comunidad o para las futuras generaciones. Debemos ser capaces de neutralizar y erradicar esos grupos de presión que se han creado en torno a la gestión de residuos. Sobran en una sociedad moderna y progresista.
Julián Zapiain Alonso
Comisión del seguimiento del puerta a puerta
Gros, Intxaurrondo y Altza podrían ser los próximos barrios de Donostia en los que se instale el quinto contenedor, de color marrón, destinado a almacenar residuos orgánicos provenientes de viviendas y negocios.
El Consistorio tomará la decisión definitiva antes de junio, ya que espera adjudicar este servicio dentro de seis meses.
El quinto contenedor se puso en marcha por primera vez en Donostia en 2009, únicamente en el barrio de Amara. Tras un periodo de prueba, el sistema se consolidó, y ahora el Ayuntamiento planea extender su uso a dos zonas más este mismo año.
El Ayuntamiento donostiarra ha contratado, por otra parte, los servicios de la empresa de limpieza y recogida de residuos FCC para gestionar las basuras en la ciudad durante los próximo nueve años, prorrogables a diez. La adjudicación de este servicio, por cinco millones de euros anuales, se aprobó hace escasos días. FCC fue la única empresa que se presentó al concurso convocado por la Administración local, según señaló Rodríguez, y obtuvo una «buena puntuación», de 39 puntos sobre 50, según valoró el corporativo .
El edil avanzó que a lo largo de 2011 se impulsarán otras mejoras en el servicio de recogida de basuras para su «optimización», como un sistema de control de camiones mediante GPS y la sustitución de los actuales motocarros por vehículos eléctricos más ligeros.