de un artículo de IÑAKI IZQUIERDO |DV
Como a cualquier ser vivo que se precie, a cada ciudad le precede su fama. Donostia también arrastra sus leyendas urbanas, algunas ciertas, otras falsas y otras imposibles de confirmar. Por ejemplo.
Es una ciudad preciosa pero muy cara: mentira (lo de cara). Que todo cueste mucho dinero no quiere decir que sea caro. Si lo vale, se paga.
Los autobuses de Donostia funcionan de lujo: verdad de la buena.
En San Sebastián no hay taxis por la noche: totalmente falso. El otro día me encontré con un conocido que me dijo que le había llamado su hermana para contarle que un amigo de su marido cogió uno el martes a las tres de la madrugada.
Existió una Donostia antes de Odón: puede ser verdad. Hay testimonios escritos de aquella época, pero, como del naufragio del Titanic, no deben quedar supervivientes. Concedemos credibilidad a los periódicos de entonces y nos inclinamos a pensar que sí, que existió.
En la ciudad hay algo más que cocineros: a falta de todos los datos podría ser verdad, pero con la información disponible a esta hora todo invita a pensar que es falso.
San Sebastián tiene estación de autobuses: cierto.
La estación es impresentable: es posible.
Van a hacer una nueva: eso dicen. No digo que no.
Donostia es una ciudad aburrida: falso. El otro día me dieron de cenar aunque entré a un restaurante después de las nueve.
Todo lo anterior es cierto: …