Formado en París como asistente de Alain Resnais y de Louis Malle, Volker Schlöndorff fue el primer cineasta alemán que consiguió sacar al cine de su país del anonimato en el que se hallaba desde los años 30.
Modera el forum: Fernando Mikelajauregi
En el Topaleku hemos tenido oportunidad de disfrutar de dos de sus más apreciadas películas: El joven Törless” que vimos en Octubre, es una adaptación de un relato de Musil; ‘El honor perdido de Katarina Blum’, que disfrutamos el pasado noviembre, se basa en una novela de Heinrich Böll. Y el próximo viernes 17, a las siete de la tarde, veremos su espléndida adaptación de “El tambor de hojalata”.
Schlöndorff hace, en general, un cine cartesiano, austero y racional que impresiona por su inteligencia.
Del encuentro de esos dos genios tan diferentes ha surgido una bella y rigurosa película, a la vez que mezcla, con un acierto insólito, las cualidades del relato picaresco de la crónica satírica y de la metáfora política. Película cruel y burlesca, amarga y rebosante de ternura, El Tambor… es la expresión de la conciencia dolorida de Alemania.
Formado en París como asistente de Alain Resnais y de Louis Malle, Volker Schlöndorff fue el primer cineasta alemán que consiguió sacar al cine de su país del anonimato en el que se hallaba desde los años 30.
En el Topaleku hemos tenido oportunidad de disfrutar de dos de sus más apreciadas películas: El joven Törless” que vimos en Octubre, es una adaptación de un relato de Musil; ‘El honor perdido de Katarina Blum’, que disfrutamos el pasado noviembre, se basa en una novela de Heinrich Böll. Y el próximo viernes 17, a las siete de la tarde, veremos su espléndida adaptación de “El tambor de hojalata”.
Schlöndorff hace, en general, un cine cartesiano, austero y racional que impresiona por su inteligencia,
Del encuentro de esos dos genios tan diferentes ha surgido una bella y rigurosa película, a la vez que mezcla, con un acierto insólito, las cualidades del relato picaresco de la crónica satírica y de la metáfora política. Película cruel y burlesca, amarga y rebosante de ternura, El Tambor… es la expresión de la conciencia dolorida de Alemania.