La construcción de ascensores, rampas o escaleras mecánicas para salvar los desniveles existentes está condicionada por las necesidades de cada barrio y los flujos peatonales
Si reside en la zona baja de San Sebastián, la proliferación de ascensores, escaleras mecánicas y rampas quizás no le concierna demasiado, pero si reside o debe desplazarse a menudo a alguno de los barrios altos de la ciudad probablemente su forma de moverse por el barrio ha dado un vuelco importante gracias a estos elementos mecánicos.
Basta con pasearse por las zonas de San Sebastián en las que se han construido ascensores o rampas en los últimos años para constatar lo mucho que se valoran entre sus vecinos. Y el continuo uso que se les dan. Valga el dato de que el ascensor de Aizkorri hace una media de 70 viajes a la hora -entre los usuarios muchos son vecinos de Aiete-.
Un estudio reciente de la Diputación de Gipuzkoa confirma esta realidad. La instalación de ascensores públicos y escaleras mecánicas es uno de los aspectos que los guipuzcoanos más tienen en cuenta a la hora de enjuiciar la labor de un ayuntamiento. Un plan de accesibilidad bien pensado y ejecutado es una herramienta efectiva de ganarse al ciudadano. Ni que decir a las puertas de unas elecciones municipales. Quizás por esa razón el alcalde ha aireado el proyecto de ascensor en Aiete, cuando hasta la víspera aplazaba su posibilidad.
Desde la óptica de la movilidad sostenible, estos sistemas son concebidos como elementos de apoyo a los desplazamientos peatonales, a la bicicleta y al transporte público. De hecho, sus características permiten concebirlos como medios de transporte público colectivo que complementan la oferta de autobuses y ferrocarriles.
Pero sobre todo, el ascensor cumple con la política de accesibilidad universal, o lo que es lo mismo, facilita el uso a personas con diferentes condiciones psicofísicas. Las escaleras penalizan de un modo más acusado a determinados grupos de la población como pueden ser las personas mayores, con discapacidad, los niños o las que portan bultos o empujan carritos o bicicletas. La accesibilidad de los ascensores y rampas es casi total, permitiendo el acceso de sillas de ruedas, mientras que las escaleras mecánicas sólo admiten sillas de ruedas manuales empujadas por un acompañante y excluyen también a otras personas que requieren el uso de dobles bastones
La iluminación es otro aspecto importante en la percepción de seguridad en los accesos a cualquiera de los sistemas planteados, así como tener en cuenta el factor climático a la hora de elegir y diseñar cada sistema.
Restaría por materializarse, siempre según el plan de movilidad del 2006, entre otros, el ascensor que une Aiete y Morlans, hoy en la agenda de la alcaldía, como decimos.
Otra cosa es el compromiso de fechas. Eso sí, recientemente el parlamentario del PP Ramón Gómez Ugalde logró incluir en los Presupuestos vascos dos partidas para que se realicen sendos estudios que agilicen las instalaciones de Anoeta-Miramón y la que une Morlans con Aiete. Éste último además ha recibido ya el respaldo del Departamento de Transportes del Gobierno Vasco. Se espera que las obras se inicien antes del final de este año. (Estamos en campaña electoral ¿Sólo promesas?. Los de Lantxabe andan atentos)
De un artículo de ÁLVARO VICENTE DV SAN SEBASTIÁN.
Cuando te sientes agobiado por las preocupaciones y no puedes dejar de pensar negativamente…es como cuando tienes ganas imperiosas de comer y no puedes parar hasta que por hartazgo o saciedad no te queda más remedio. Pues entonces, déjate estar en la negatividad hasta que sientas que no puedes más, te pongas a cocinar…o te duermas de agotamiento.
Vive como puedas tu alteración sin pretender tranquilizarte cuando no puedes. Cuántas veces nos decimos: “tengo que relajarme, pensar en positivo y dejarme de tonterías” y, en seguida, nos pillamos en la cabeza otra vez. Ya tienes bastante con tu nerviosismo como para enjuiciarte por tenerlo.
¿Y no puedo hacer nada para estar mejor? ¡Si ya lo estás haciendo! Estás viviendo lo que te sale en este momento, aunque sea desagradable e incómodo. Cuando sientas que te falta el aire con tanto humo en tu habitación, ya pararás y abrirás la ventana, pero lo tienes que sentir por ti mismo no porque te lo digan los demás ni porque se supone que es lo que deberías hacer.
Porque cuando no se puede es mejor rendirse, es decir, vivir lo que te toca. Ya te darás cuenta de que te estás pasando y repites lo mismo (“tengo un miedo a ponerme enfermo, porque fíjate que lo pasé mal ¿eh?…”) pero primero necesitas oírte a ti mismo hablar una y otra vez. Y el que está a tu lado es mejor que se limite a escuchar y repetir tus palabras para que sepas que te escucha, pero sin darte consejos ni decirte lo que deberías hacer. La teoría nos la sabemos todos.
¡Qué manía tenemos de querer estar siempre bien! Siempre contentos y felices sin nada que nos perturbe ni nos quite el sueño…Pues eso ni es real ni tampoco deseable porque necesitamos aprender a vivir lo desagradable sin rebelarnos ni enjuiciarnos, que esa es una actitud importantísima en la vida.
Cuando no se puede estar bien hay que dejarse en paz, hacer lo que buenamente se pueda y no machacarse con buenas teorías de mesilla de noche. Reconocer con humildad que uno está para que le recojan, le dejen en la cama y le den la mano, sin más.