Ocho menores fueron atendidos por intoxicación etílica en la celebración, este domingo. de las regatas de la Bandera de La Concha. -Según datos facilitados por Detente y Ayuda (DYA) de Gipuzkoa-.
Cuando esto ocurre, cuando las calles de la Parte Vieja se vuelven intransitables, por los orines, los desechos y las borracheras, el Gobierno Vasco con el apoyo de ayuntamientos y demás, deciden NUEVOS HORARIOS para la hostelería
Cerca de 15.000 adolescentes vascos confiesan que esa es su diversión de fin de semana: tomar cantidades abusivas de vino y licores, en apenas dos o tres horas. El dato impacta, pero la actividad de los servicios de emergencia dibuja con más crudeza la realidad del consumo de alcohol entre adolescentes. Las ambulancias recogieron de las calles de los municipios de Euskadi el pasado año a cerca de 600 menores con intoxicaciones severas y comas etílicos, según los datos recogidos por los equipos de la DYA, Cruz Roja, los servicios de emergencia privados que trabajan para Osakidetza, y las unidades de Urgencias hospitalarias. Una buena parte de ellos acabaron en hospitales, puntos de atención continua de ambulatorios, y puestos de socorro instalados en los pueblos durante las fiestas.
En mayo de 2010, los grupos PNV, PSE y PP aprobaron un texto a instancias de los populares en el que se pedía al Ejecutivo autónomo que estudiara la posibilidad de ampliar los horarios de bares y discotecas. El parlamentario del PP Ramón Gómez, de quien partió la iniciativa, hablaba entonces de alargar la noche 45 minutos en todas las categorías en las que se dividen los negocios hosteleros. Finalmente, serán 60 minutos. El regalo de Reyes para 2012
Los bares y cafeterías podrán permanecer abiertos hasta las 3 de la mañana en fines de semana y vísperas de fiestas .Los locales de hostelería, bares, pubs y discotecas podrán cerrar una hora más tarde los viernes, sábados y vísperas de fiestas. (Según el borrador de decreto que prepara el Gobierno Vasco, que entraría en vigor a principios de 2012).
Durante los meses de julio y agosto, los responsables de Interior se han reunido con hosteleros, ayuntamientos y partidos políticos para informarles sobre la futura normativa y recoger sus aportaciones para tratar de conseguir el mayor apoyo posible.
Estos señores no han considerado consultar ni a vecinos de los lugares de diversión, ni a las familias, ni a los hospitales, ni a los agentes que velan por la salud de nuestra juventud. Según datos oficiales los vascos son los que encabezan las listas de los más ‘aficionados’ a la bebida. Y a más alcohol, más atenciones sanitarias, tanto por excesos como por agresiones derivadas de la ingesta de alcohol. Así lo constatan en los hospitales de Gipuzkoa, donde cada año atienden a decenas de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, de intoxicaciones etílicas graves, accidentes de tráfico o lesiones producidas en peleas o autoagresiones.
Pero el gremio de hostelería es muy poderoso
Nos lo esperábamos, porque a la Administración le importan más los intereses de los hosteleros que los de los vecinos. Para ellos no somos nadie, no tenemos derecho. Una de las cosas más terribles es que para la reforma se ha contado con la opinión de los hosteleros, pero no de los perjudicados. Con eso ya lo dicen todo. La gente está ya muy cansada porque es una tras otra. Con las mesas y baldas que han puesto en la calle, el consumo de bebidas, no sólo el tabaco, se hace en el exterior, con el ruido que se genera. Un restaurante que no tiene licencia de bar sirve consumiciones en la calle y otro que tiene terraza se ha apoderado de media calle sin tener permiso. Es un abuso.
Tenéis razón. Todos los años la Parte Vieja termina el día de las regatas como si hubiera pasado Atila y cientos de sus caballos orinando en todas las esquinas. El desastre vuele año tras año al no tomarse medidas preventivas. Pongan váteres por decenas en todas las esquinas y disminuirá el olor. Lo ocurrido en la zona es lamentable –orines, cascotes, plásticos- y espero que se tomen medidas. ¿Quién debe pagarlas? Quien se apropia de las plusvalías.
Rafa Etxezarate
Udako aldi bateko lanpostuek zerikusi handia izan dute azken hilabeteetako datu baikorretan.
Krisialdiak atseden hartu du udaran. Oporretara ez da joan, baina bere eragina apaldu egin da azken hilabeteetan. Turismoak garrantzia handia du Donostiako ekonomian, eta bisitari nahiz egonaldiei dagokienez uda ona izan denez, eragina izan du lanpostuen sorrerena. Hala ondoriozta daiteke langabeziak azken hilabeteetan izan duen bilakaera ikusita. Enplegu Zerbitzu Publikoak aste honetan ezagutzera eman duenez, iraila hasieran, 9.476 donostiarrek izena emanda zuten Lanbideren zerrendetan. Hau da, hiriko biztanleriaren %9,9 lan bila dabiltza.
El decreto de horarios de la hostelería
La que expongo es mi opinión personal, pero que también es producto de las vivencias en ambos lados del debate. Al fin y al cabo, un «kaskarin» donostiarra y de lo Viejo, tiene bastantes cosas que decir sobre este debate, y más aún desde el prisma de un jurista que ha vivido y protagonizado la elaboración de una normativa que ahora se pretende derogar.
Y la primera consideración es que la medida de ampliación de horarios -nocturnos-, para la hostelería, es una medida innecesaria.
Hace ya muchos años y como producto, no de una decisión unilateral, sino de un debate a múltiples bandas en la que participaron tanto asociaciones de hosteleros, de vecinos y específicas constituidas por el ruido en algunas zonas urbanas (Vitoria, Bilbao, Durango, Donostia), quien entonces fuera director de Juego y Espectáculos, Alberto Sanz, promovió la regulación del horario de apertura de actividades hosteleras que ha sobrevivido hasta hoy. Ni fue fácil ni tuvo la anuencia de nadie en particular, pero consiguió algo difícil de obtener cuando de la administración se trata: equilibrio. Aquella norma supuso determinada precisión, necesaria para lograr cierto equilibrio entre quienes promovían su «derecho» a la libertad de actividad comercial y al trabajo, y la de quienes sostenían su derecho al descanso como parte de la dignidad personal de los sujetos pasivos de los excesos. Dicho de otro modo, aquel debate se promovió entre quienes pretendían la defensa de sus «intereses», como es el caso de «algunos» hosteleros que sin duda son legítimos y susceptibles de defensa si no colisionan con otros intereses, igualmente protegibles, o con derechos fundamentales reconocidos por el ordenamiento, y los «derechos» (que no intereses) susceptibles de amparo, incluso por la jurisdicción tutelar de derechos fundamentales, precisamente porque el derecho al descanso se ha identificado como propio o constitutivo del de la dignidad personal, que además es objeto de protección desde el prisma constitucional (arts. 10, 15 y 18 de la CE), precisamente porque la protección a los ámbitos de la dignidad, la integridad física y la intimidad personal son sujetos jurídicos cuya vulneración ha sido reiteradamente entendida como infracción grave por la jurisprudencia tutelar de los derechos fundamentales.
La pregunta que hay que hacer, por tanto y en este caso es, ¿para qué? Se alude a la crisis como fundamento para muchas cosas pero, ¿sirve, como en este caso, para alimentar consecuencias no queridas e incluso proscritas por el ordenamiento?
Porque y en segundo lugar, la medida es perjudicial. Digo y repito, que la principal consecuencia de la anterior regulación ha sido la de obtener cierto equilibro -inestable, pero equilibrio-, entre intereses particulares y derechos fundamentales de los ciudadanos. Por eso y si alguien quiere cambiar esa ecuación deberá fundamentar, y mucho, el amparo del interés general que pretende tutelar dicha medida, pero dudo que lo consiga, porque no existe.
Mientras escribo estas líneas leo en la prensa local, y como balance de las últimas regatas (como podía haberlo sido de cualquier otra fiesta), la constatación de un elevadísimo número de atenciones a intoxicaciones etílicas a menores de edad. Y si el argumento de la atención a los derechos fundamentales resulta inexcusable cuando se pretende adoptar medidas de este tipo, la relativa a la protección de menores cobra aún mucho mayor valor. Porque esa es otra pregunta que nos tenemos que hacer: viendo los hábitos que corren paralelos al tipo de sociedad que se ha instaurado, ¿pretendemos promover el impulso del ocio nocturno como alternativa para la infancia y la juventud?. Quien diga que esa no es una consecuencia directa, miente. A quienes se dirige la medida que promueven determinada hostelería, no es a una pluralidad de destinatarios en general (que también), sino en particular a un gran número de usuarios de edades tempranas -mayores y menores de edad- que, por los motivos que sean, han adoptado el horario nocturno como principal escenario de su ocio. Y, al menos en mi fuero interno, pienso que no resultan, ni positivas desde el punto de vista de la proyección futura de la ordenación de la juventud y de la menor edad, ni justificables ni adecuadas para el interés general, entendido este concepto en su justa acepción, de la que si bien forma parte aspectos económicos, no pueden escapar de ella como principales fuentes de inspiración, las relativas a la protección de los derechos fundamentales en general, y en particular las de la protección de los derechos de la infancia y juventud.
Conste, por ello, mi absoluto rechazo a la medida propuesta.
Viernes, 16 de Septiembre de 2011