En junio de 2008 se concursó el proyecto del edificio del Basque Culinary Center
La propuesta ganadora presentó un proyecto con una imagen rotunda, innovadora, sugerente y audaz a la vez que buscaba en su implantación una integración respetuosa en la ladera en la que se posa.
Sin embargo, a pesar de esta declaración de intenciones, los restos de obra han anegado las regatas del parque natural de Miramon en las proximidades del edificio y ahora le toca limpiar de escombros y suciedad al proyecto que han puesto en marcha los vecinos de la zona con la colaboración del parque tecnológico.
La primera semana de octubre dará comienzo el curso del Grado en Gastronomía y Artes Culinarias, para el que ya han sido seleccionados 56 alumnos, provenientes del País Vasco, de otras comunidades y países
Encontrarán en BCC aulas de análisis sensorial, de cata, un restaurante abierto al público, y, por supuesto, aulas de práctica de cocina, pero un entorno castigado por la falta de responsabilidad de los que han hecho la obra.
Y eso que el centro cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación, el Gobierno Vasco y el Ministerio de Ciencia e Innovación.
El edificio está es un gran acceso al parque natural, con unas terrazas con vistas privilegiadas sobre Donosti, etc., etc. Hecho con libertad y con imaginación. Pero le falta sensibilidad para con el medio ambiente. Y alguna responsabilidad tienen también las instituciones que apoyan la iniciativa.
El nuevo centro Basque Culinary Center no parece que esté abierto a toda la ciudadanía si, a tenor de las fotos publicadas sobre el centro, el espacio de acceso con sus escaleras y rampas no ofrece todas las condiciones de accesibilidad que están claramente definidas en la Ley 20/1997 y los reglamentos que la desarrollan. Si de los 56 alumnos seleccionados entre 320 aspirantes, existe algún discapacitado, empezarán con dificultades contrarias a la finalidad de esta Ley