Esta es una crónica que se puede escribir en cualquier barrio, pero desde hace unos días se vive en Ayete.
“Buenas tardes. Buenas tardes. Soy una inspectora del Ayuntamiento. Le quiero recordar que existe una ordenanza que prohíbe sacar la basura antes de las siete y media de la tarde y que los guardias municipales van a empezar a sancionar los incumplimientos. (Con la bolsa de basura en la mano derecha intenté hacerme el loco. Miré al rejoj y me llevé toda una sorpresa porque sólo fueran las seis y media). No se preocupe, ya no vuelva a casa, pero que sepa que debe cumplir la ordenanza. Por supuesto, gracias. Agur. Agur. Prometo que la conversación es verídica y sucedió delante de mi portal”.
Y continúa su escrito
Me ponen multas de la OTA casi cada vez que me paso de listo, ayer lo de la basura (ya sé que hay que sacarla por la tarde, pero me iba a dar una vuelta y qué iba a hacer…), me paran cada dos por tres en el control ese que hacen los nacionales cada tarde en el alto de Miracruz por si alguien con remordimientos se quiere entregar por algún viejo crimen pasional (no sé qué otra cosa pueden buscar), me tengo que colar en el Topo porque mi billete a Donostia no vale en Lugaritz… Que sí, que el zoquete soy yo, pero antes era igual de torpe y no me pasaban estas cosas. Bueno, que me voy por los cerros de Úbeda. El motivo de esta columna es ofrecer, como siempre, un servicio público de forma desinteresada. Ya saben, no saquen la basura antes de la siete y media que les empapelan.
PD: Se cumplen tres años de la muerte de Mikel Laboa, el genio que aparcaba mal en Aiete. Un pájaro acaba de echarse a volar.
Vivo en Munto Berri, van vestidos de azul marino y son inspectores que supervisan no sólo si se respetan los horarios sino también qué depositas en la basura (si mezclas papel con tetrabrik, por ejemplo). Van con un cuaderno y una cámara de fotos y están recorriendo todo el barrio, vigilando cada grupo de contenedores y cada contenedor.
Estos inspectores supervisan si se cumplen los horarios para echar la basura, si las bolsas se introducen dentro del contenedor y si se depositan objetos voluminosos fuera de hora y de lugar. Y aunque ellos no sancionan, pueden llamar a la Guardia Municipal para tramitar la multa correspondiente.
A los que pillan echando bolsas fuera de hora o dejando objetos voluminosos, los inspectores les explican que no pueden hacerlo. El horario para arrojar la basura (al contenedor verde) es de 19.30 a 22.30 horas; depositar la bolsa fuera de ese horario puede suponer una multa de hasta 100 euros
En algunos casos los inspectores hurgan en la basura en busca de algún tipo de documentación para identifican al responsable de la bolsa, en el caso de que no esté presente.
Los inspectores de la basura del Ayuntamiento han caído en el ojo del huracán a raíz de un suceso ocurrido a un ciudadano de Riberas de Loiola. Este vecino dejó la bolsa de basura al lado del contenedor, en vez de depositarlo en su interior y, los agentes, tras inspeccionar el contenido, dieron con él gracias a una factura. Esta práctica no tiene por qué volver a repetirse, ya que el gobierno municipal informó de que ha dado órdenes a sus 28 inspectores -una brigada contratada por el Ayuntamiento en octubre con el fin de mejorar y cumplir con las normas en cuanto al depósito de la basura- para que no hurguen en las bolsas. Sin embargo, la denuncia de ese ciudadano -a la que se añaden la de algunos hosteleros con los que se habría procedido de similar manera- desató una polvareda de discusiones sobre los límites del derecho a la privacidad (regulado en la Ley de Protección de Datos) y el derecho de los demás a tener las calles limpias y a que la recogida de las basuras se desarrolle correctamente.