Los siete pecados capitales del año que empieza

 

  1. Encontrar las diez diferencias entre Rubalcaba y Chacón y a continuación, buscar el más difícil todavía detectando cinco entre
    Los siete pecados capitales según Brueghel

    cualquiera de ellos y Rajoy.

  2. Escribir un post sobre cómo blindar a la infanta Cristina en el caso Urdangarín
  3. Amasar una inmensa fortuna a partir de una fundación sin ánimo de lucro.
  4. Demostrar que es posible sacarse el carné de conducir sustituyendo la autoescuela por la autoayuda.
  5. Publicar un ensayo sobre la ‘okupazion’ de un espacio (¡está ocupado!) destinado a la creación de un centro cultural autogestionado (en Amara para dar más señas).
  6. Hacerse socio de la Real, por si acaso
  7. Poner fin a mi relación con el cajero automático de Etxadi, el único del barrio que da estabilidad sentimental.

3 comentarios en “Los siete pecados capitales del año que empieza”

  1. Octavo pecado capital “Vivir por encima de las posibilidades”

    Trabajo desde hace 14 años en I+D y desde hace 10 años lo compatibilizo con unas horas semanales de profesor en la universidad. Me esforcé de niño y adolescente en intentar aprender, sacar buenas notas y pasarlo bien. Me esforcé en la universidad para sacar la carrera y pasarlo bien. Me esforcé luego dando clases particulares y continúo ahora esforzándome en mis dos trabajos. Hace 10 años, junto a mi pareja, compramos un piso que entraba dentro de nuestras posibilidades. Ahora, tras 10 años de esfuerzo, hemos ahorrado el dinero suficiente para pagar lo que nos queda de hipoteca. Llevo años esforzándome y nunca he vivido por encima de mis posibilidades. Podía permitirme coches más caros pero no los he comprado, nunca he pedido un crédito para irme de vacaciones, reformé mi piso cuando tuve dinero para hacerlo. Me esfuerzo en educar a mis hijos lo mejor posible, los llevo a la escuela pública y me esfuerzo en la asociación de padres para ayudar a mejorarla. Cuando mis hijos enferman los llevo a la sanidad pública y si me queda jarabe en casa le digo al médico que no me haga una receta que no necesito.
    Ahora estoy a punto de quedarme sin trabajo gracias a los que han vivido «por encima de nuestras posibilidades». Ahora me piden «un esfuerzo más». Yo siempre he pagado puntualmente la hipoteca y lo sigo haciendo así que no he hundido a la banca. Yo no conozco a Moody’s, Fitch ni Standard & Poor’s pero sí conozco a los que vivieron por encima de mis posibilidades. Yo no les voté, a mí no me representan.
    F P G

  2. La mentira ¿Pecado capital?

    Las siete grandes mentiras sobre el rescate español

    Luis de Guindos: “Es un apoyo financiero que no tiene nada que ver con un rescate”. “No hay ni el más mínimo rescate al respecto”.
    Falso. El dinero sale de los fondos europeos de rescate y se presta al Estado, no directamente a los bancos, como pretendía España. Aunque las condiciones sean algo diferentes al de los demás países rescatados, la realidad es que España se ha convertido en el cuarto país de Europa en recurrir a estas ayudas, tras Grecia, Irlanda y Portugal. Así lo ve toda Europa y la prensa internacional.

    Mariano Rajoy: “Lo que hay es una línea de crédito”.

    Falso. No son los bancos quienes piden el dinero prestado a Europa, se comprometen a devolverlo y pagan los intereses. Es España, a través de una entidad pública: el FROB. La mayoría de los bancos no recibirán préstamos desde el FROB –no los podrían devolver–, sino inyecciones de capital.

    Mariano Rajoy: “No afecta al déficit público”.

    Falso. Todo el dinero que pida prestado al FROB irá a la deuda pública y sus intereses, al déficit. Si se alcanzan los 100.000 millones y el tipo de interés, como se dice, es del 3%, supondrá 3.000 millones de euros más en el déficit anual: por comparar, es dos veces lo que ahorró Zapatero congelando las pensiones en 2010.

    Mariano Rajoy: “El que ha presionado he sido yo. A mí nadie me ha presionado”.

    Falso. Europa –especialmente Alemania y los países del norte– ha presionado a España para que acepte esta opción. Dentro del desastre, el procedimiento de rescate no es especialmente malo: había opciones mucho peores. Pero tampoco es el modelo soñado por el Gobierno español, que habría preferido una intervención del BCE o un rescate directo a los bancos sin que el Estado tuviese que avalar la operación.

    Luis De Guindos: “Ayudará a las familias y a las empresas”. “Servirá para que vuelva a fluir el crédito, para que crezca la economía y se cree empleo”.

    Falso. El dinero público inyectado a los bancos irá a provisiones de pérdidas, no al crédito. De hecho, a corto plazo lo más probable es que el crédito se restrinja aún más porque todas las entidades financieras –las buenas, las malas y las regulares– tendrán que aumentar aún más sus provisiones, por lo que no podrán prestar.

    Cristóbal Montoro: “No van a venir los hombres de negro”. Falso. La temida troika –el FMI, el BCE y la Comisión Europea– también va a aterrizar en España. Serán ellos quienes decidan la reestructuración del sector financiero y también quienes vigilen “de cerca y regulamente” el cumplimento de los compromisos españoles contra el déficit.

    Luis de Guindos: “Las condiciones se les van a imponer a los bancos”.

    Falso. España va a tener que firmar un ‘memorandum of understanding’: un tratado, como el de Grecia, Irlanda y Portugal. Y en el propio comunicado del Eurogrupo queda claro que la ayuda al sector financiero está condicionada al cumplimiento de los compromisos anteriores de España en la lucha contra el déficit. No hay condiciones explícitas, pero sí las hay implícitas. En breve veremos nuevos recortes y subidas de impuestos, por mucho que el Gobierno hoy los niegue con la misma contundencia con la que antes negó el rescate.

    Ignacio Escolar

  3. Otros siete pecados capitales

    Corría el año 1904 y aquella tertulia, que había abierto el gallego Ramón María del Valle-Inclán en el Nuevo Café de Levante, hervía por las noches con la flor y nata de los intelectuales de la Generación del 98 y los artistas más significados, entre ellos Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Santiago Rusiñol, Mateo Inurria, Chicharro, Beltrán Masses o Rafael Penagos. Y aquella tarde noche del 13 de mayo de 1904 el que sorprendió a todos los presentes fue Pío Baroja.
    Porque cuando se estaba hablando de los españoles y de las distintas clases de españoles, el novelista vasco sorprendió a todos y dijo:
    “La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A
    saber:
    1) Los que no saben;
    2) los que no quieren saber;
    3) los que odian el saber;
    4) los que sufren por no saber;
    5) los que aparentan que saben;
    6) los que triunfan sin saber, y
    7) LOS QUE VIVEN GRACIAS A QUE LOS DEMÁS NO SABEN.
    ESTOS ÚLTIMOS SE LLAMAN A SÍ MISMOS “POLÍTICOS” Y A
    VECES HASTA “INTELECTUALES”.

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