Bath, Jane Austen, Mari Jose Noain, viaje a la campiña inglesa.

Bath es una  hermosa ciudad de la campiña inglesa que visitaremos este verano, la única en Gran Bretaña, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad y muy conocida por su gran riqueza monumental, sobre todo por las Termas Romanas mejor conservadas de Europa. También por sus impactantes ejemplos de arquitectura georgiana como lo son el Royal Crescent y el Circus, sin olvidarnos de sus famosas y premiadas zonas ajardinadas, Royal Victoria Park, donde se puede  disfrutar del típico picnic inglés y de conciertos al aire libre.

Nosotros tuvimos oportunidad de recordar esta ciudad cuando analizamos la figura de la escritora Jane Austen en la tertulia del pasado 19 de abril.

Bath, Jane Austen, conferencia de Mari Jose Noain, viaje a la campiña inglesa, representan la fusión del ciclo de arte y cultura diseñado por Lola Arrieta y sus colaboradoras y colaboradores. No es un viaje sólo, ni una tertulia aislada, ni aquella bella película (Sentido y Sensibilidad, novela precisamente llevada al cine), ni la magistral conferencia que prepara María José, como un hecho aislado, la suma y síntesis de todo ello viene representado en la figura del ciclo y nos hace tertulianos, espectadores activos y viajeros.

4 comentarios en “Bath, Jane Austen, Mari Jose Noain, viaje a la campiña inglesa.”

  1. ‘Manolo el del bombo’ o Esperanza Agirre

    Primero dejaron entrar a ‘Manolo el del bombo’ pero como carezco de oído musical no dije nada.

    Después prohibieron la entrada de las radios en los estadios, pero como estoy abonado a Canal Deportes, Eurosport y GolTV, pues como que tampoco se me ocurrió abrir la boca.

    A continuación prohibieron fumar en el Nou Camp, pero entre que no soy socio y que el Barça juega muy bien, lo dejé pasar.

    Más tarde ficharon a Mourinho, pero como no soy Karanka no me di por aludido.

    Entre una cosa y otra, se vinieron arriba e incluso llegaron a organizar ni más ni menos que encuentros amistosos de Amigos de Zidane contra Amigos de Ronaldo, pero con hacer que no te habías enterado, cuestión resuelta.

    No se quedaron ahí: ante nuestra pasividad como sociedad, un día anunciaron que el rey no acudiría a la final de la copa que lleva su nombre, pero como a Corinna no le gusta el fútbol, hicimos que lo comprendíamos.

    Y ya crecidos del todo, nos dijeron que en su lugar iría el príncipe, pero siguiendo “el ejemplo impagable de la reina”, nos callamos como p…, bueno, dejémoslo en que callamos.

    Y ahora Esperanza Aguirre pide que el partido se juegue a puerta cerrada, pero como no tengo entrada, lo dejaré pasar.

    Cuando vengan a por mí para obligarme a hacer deporte, ya no habrá nadie más que pueda para protestar.

  2. otra posibilidad

    Si alquien no quiere -como Espe- que los equipos de fútbol desafectos a España disputen el “campeonato de España”, que le expulsen de España, que la envíen al exilio ¡Hala Espe al exilio!

  3. Hay que contextualizar. Estamos en un país en cuyos campos de fútbol son frecuentes los insultos racistas, las vejaciones a los futbolistas negros y la exhibición de simbología paleofascista. Aquí se han llegado a jugar en un clima de normalidad democrática partidos precedidos del asesinato de un aficionado de uno de los dos equipos en liza. Por lo tanto, la suspensión de una final por una mera pitada a quien por rango sólo cabe aplaudir se antoja una medida un tanto desproporcionada, amén de un pésimo ejemplo para los niños, que podrían llegar a confundir -e incluso equiparar- una agresiva muestra de desafección monárquica con lo que no pasar de ser una sana exhibición pública de racismo. Dicho lo cual, animo a tomar sin más dilación y con carácter preventivo la medida propuesta por(des)Esperanza.

  4. Sofia de Grecia

    A día de hoy, España quizás pueda soportar la difusión internacional de imágenes en las que se abuchea al rey o al príncipe, no digamos nada de pancartas que incurrirían en un delito de apología de una tal Corinna Zu no sé qué, pero difícilmente podría decirse lo mismo de las de un estadio vacío a causa del miedo que en la Familia Real suscita el pueblo que le sufraga. No me digan que no pagarían por verlas en, qué sé yo, la CNN, por poner un ejemplo. Yo, sí. Dirán que escribo desde el resentimiento antiespañolista; en absoluto, lo hago desde la curiosidad que acompaña siempre a los espíritus traviesos. Aún no somos Grecia, pero puede que algún día lo seamos. Y sí no, que lo diga doña Sofía, que es la que más sabe de todo esto

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