Desde ayer sabemos que los jugadores españoles no sólo conforman la mejor selección de la historia, sino que uno a uno y todos ellos son excelentes personas, hasta llegar a Fernando Llorente que, ni ha pisado el terreno de juego y que por eso mismo constituye el mejor ejemplo para todos los niños del país. “Un grupo Fordmidable”, dijo el rey, en un guiño a su deportivo descapotable favorito. También es probable que el cobro de unas primas descomunales contribuya lo suyo a dulcificarte el carácter.
Cualquier objeción que uno ose formular a semejante tomatina es replicada de inmediato con el incontestable argumento de que “de vez en cuando también hace falta alguna alegría”. Lo pasmoso es que, entre alegría y alegría, el pueblo nunca encuentre un momento para exteriorizar con la misma pasión e intensidad su ira, lo cual explica por sí solo buena parte de nuestra historia.
Cada vez que Rajoy recuerde que “yo ya estuve en Viena hace cuatro años”, haced la prueba deponer la escena de la noria del Prater de ‘El tercer hombre’ y cuando añada “… y en Johanesburgo hace dos” interpretar la integral de Dvorak.
La caída del paro registrado en junio no cambia la tendencia de destrucción de empleo
El descenso del paro registrado en las oficinas del Inem durante el mes de junio ha sorprendido al Gobierno y a los analistas. El paro bajó el mes pasado en casi 99.000 personas, una cifra insólita, debido principalmente a factores estacionales, como el buen comportamiento del mercado turístico (el hotelero, en especial) y a la regularización de las empleadas de hogar. Incluso en condiciones de crecimiento económico, la prudencia exigiría confirmar en periodos sucesivos el buen dato de junio; en periodos de recesión, con una tasa de paro en torno al 24%, la prudencia debe extremarse todavía más, a la espera de conocer la encuesta de población activa (EPA) del segundo trimestre que indicará fielmente la tendencia del empleo y el paro.
Por el momento, no hay razones para suponer una mejora en la tendencia depresiva del mercado laboral. De hecho, los modelos de evolución muestran un crecimiento del paro en los próximos meses. La contracción del gasto público todavía no ha hecho más que empezar y los ajustes de empleo empezarán a intensificarse con la aprobación de la reforma laboral. Todo hace suponer que el paro del Inem en junio es una singularidad estadística y que la recesión persistente seguirá destruyendo empleo, al menos en lo que queda de 2012. Ninguna proyección laboral pronostica atisbos de creación neta de puestos de trabajo antes de 2014 y algunas trasladan el punto de inflexión para el empleo a 2015.
Las estadísticas de junio muestran además una incoherencia significativa: el paro baja más que lo que suben las cotizaciones a la Seguridad Social (otra vez por encima de los 17 millones de cotizantes). Las hipótesis de trabajo para explicar esta discordancia sugieren un agravamiento del efecto desánimo, es decir, las personas sin trabajo dejan de registrarse como tales en las oficinas del Inem porque entienden que no conseguirán empleo alguno; y también una salida en masa de trabajadores españoles hacia otros países en busca de oportunidades que aquí no encuentran. Las estadísticas de paro están reflejando ya problemas sociales de alcance que se agravarán si no se encuentra una solución razonable para el mercado de trabajo.
El problema social más grave que provoca el desempleo en España es la abrumadora tasa de paro juvenil. La Comisión Europea acaba de dar la voz de alarma al recordar que el 52,1% de los jóvenes (menores de 25 años) españoles no tiene trabajo. El mismo porcentaje que Grecia. La dualidad extrema en el mercado laboral español está condenando al desempleo de larga duración a una generación de jóvenes preparados en escuelas profesionales y universidades. La reforma laboral del Gobierno está orientada a conectar la recesión y el hundimiento de la demanda con los niveles salariales; pero se ha olvidado de legislar para que la contratación no castigue a la mitad de los profesionales jóvenes del país.
El País 4 JUL 2012 – 00:03 CET
Para salir de este agujero se necesita un pacto de Estado. Nadie ha hecho caso y así estamos
Uno.- En los últimos tiempos se debate sobre la crisis de la democracia representativa, es decir, la nuestra. Cabe preguntarse dónde radica el origen primario de tal malestar. En mi opinión, en la crisis sistémica del capitalismo, en su versión dominio financiero, con repercusión en la economía productiva y en el deterioro social. Sumado lo anterior al hecho de que coincide con una crisis de alternativa real a lo existente. Esta profunda quiebra trae causa de dos fenómenos relacionados: uno, la creciente pérdida de hegemonía en la producción de bienes por parte de “Occidente” en beneficio de los países emergentes (BRICS), con la consiguiente dilatación patológico-infecciosa de los productos financieros con objeto de mantener la posición dominante global; dos, una creciente distribución injusta de la riqueza a nivel interno al tiempo que se mantiene, con artificio, la capacidad de consumo, lo que conduce a insoportables endeudamientos privados y, luego, públicos.
Dos.- Al estallar las burbujas —financiera, inmobiliaria— cuya onda expansiva es global, los Estados-nación se ven impotentes para hacerla frente. Estado-nación que es el espacio histórico de esa forma de democracia que llamamos representativa, por cuanto la ciudadanía es estatal, pues no existe un demos global y, muy escaso, europeo. Esta insuficiencia de los Estados para afrontar la crisis no es obra del maligno. Las revoluciones tecnológicas han permitido globalizar los procesos, en consecuencia, también los problemas y, por ello, las posibles soluciones. En una palabra, el capitalismo es global pero la política-democracia no lo es. Por ejemplo, la UE no es, todavía, un sujeto político y el G-20+ no deja de ser una coordinadora de reuniones no operativas. Al tiempo, muchos instrumentos económicos tradicionales del Estado se perdieron en los años 80/90 a partir del famoso consenso de Washington: desregulaciones, privatizaciones sin cuento, menos impuestos, es decir, menos Estado, predominio ideológico de lo privado, individual frente a lo público y solidario. Ahora asistimos, al rebufo de la crisis, al asalto al Estado de bienestar porque la mundialización y la crisis nos introduce en un círculo diabólico del que no atinamos como salir:
Los Estados se endeudan hasta las cejas para salvar y sanear bancos; para pagar la creciente factura del desempleo; abonar los abultados intereses de la deuda y, todo ello, con decreciente recaudación fiscal por efecto de la falta de crecimiento, bajada de impuestos, evasión de tributos, paraísos fiscales, etc. etc. (para los gobiernos ha sido más indoloro endeudarse que subir impuestos a los votantes). Y este sistema financiero que el Estado —ciudadanos— ha salvado, ahoga a los países más vulnerables al imponerles condiciones más gravosas (intereses) para prestarles fondos, además de bajarles la nota si no hacen lo que desean, a través de agencias que ellos mismos controlan. El resultado es conocido: menos consumo e inversión pública, vía recorte presupuestario; menos consumo privado, por reducción de sueldos, pensiones y desempleo; menos inversión privada, vía sequía crediticia. Solo quedan las exportaciones para mejorar el PIB, insuficiente para crear empleo con una Europa átona. En el caso español, la conclusión ha sido la recesión, luego más desempleo y vuelta a empezar.
Tres.- De aquí, la sensación ciudadana de que no mandan los gobiernos que eligen sino los mercados —acreedores—, como si se produjese un cierto vaciamiento de la democracia, pues como ya decía Quevedo “poderoso caballero es don Dinero”. Se está más pendiente de la prima de riesgo que de la tasa de paro. Así, en la UE se ha impuesto la política de recortes, sobre la falsa idea de que se ha gastado demasiado cuando la realidad es que se ha ingresado demasiado poco (las cifras de evasión fiscal y paraísos fiscales son escandalosas). Una UE a la que ha embestido la crisis sin útiles idóneos para hacerla frente: sin gobierno económico; sin un Banco Central adecuado; un Presupuesto ridículo, sin fiscalidad homogénea. De esta suerte, asistimos al fascinante espectáculo de cómo el BCE presta a los bancos billones de euros al 1% y algunos Estados tienen que pagar el 6% que estos últimos les prestan, o cómo Alemania obtiene crédito al 0% y España o Italia al 5 o al 6%. Cómo a Bankia se le facilitan 20.000 millones de euros, mientras se recortan 10.000 millones en educación y sanidad.
La insuficiencia fiscal es una catástrofe para la democracia
Cuatro.- Es cierto que en el capitalismo realmente existente la democracia siempre opera con límites. Los poderes económicos —financieros, multinacionales— no operan bajo el principio democrático. Estos límites se amplían cuando la política predomina sobre la economía y no al revés, como ahora. La gran cuestión es cómo regresar al predominio de la política democrática para lo que sería menester entre otras cosas:
Un sistema financiero europeo integrado y regulado con eficacia, al tiempo que se crean bancos públicos nacionales y europeos. Es divertido escuchar a liberales radicales decir que los depósitos más seguros son los de los bancos nacionalizados. Los Estados deberían depender de los ciudadanos vía impuestos y no de los mercados vía déficit/deuda. La insuficiencia fiscal es una catástrofe para la democracia. Hemos pasado del ciudadano-acreedor al mercado-acreedor. La democracia o es, también, social o no es. No se puede regresa a la hipótesis del “Estado liberal”, es decir, capaz de sujetar a las personas pero no de administrar las cosas.
El espacio de la democracia tiene que ser, también, europeo. La construcción política de Europa es una condición, actual, de la democracia. Es peligrosa y falsa la idea de que sólo en el Estado-nación es posible la democracia. Por eso, mantener el euro, sin vacilaciones, no es solo una cuestión económica. Los partidos, como cauces de participación, deberían transformarse en “partidos de los ciudadanos” y ser operativos a nivel europeo. No es suficiente con partidos “nacionales”. Las nuevas tecnologías permiten un ensanchamiento de la participación ciudadana. Hay que construir un “nuevo internacionalismo” capaz de dirigir la globalización de manera democrática, social y sostenible. De momento, hay que salir del abrazo mortal Bancos-Estado, con capitalización autónoma de aquellos; al BCE hay que operarle de sus malformaciones; la mutualización de la deuda solo es posible en la virtud y con control mutualizado de los presupuestos, es decir, con más Europa económica y política.
En conclusión, desde hace cuatro años algunos venimos sosteniendo que para salir de este agujero se necesita un gran pacto de Estado, similar a los de la Moncloa. Nadie ha hecho caso y así estamos.
Nicolás Sartorius 4 JUL 2012 – 00:07 CET
El presupuesto del Misterio de Defensa aumenta casi un 30%
El ejecutivo español aprueba 1.782 millones para pagar deudas de armamento
El presupuesto de Defensa para este año experimentó un súbito incremento del 28,21%. El Consejo de Ministros aprobó un crédito extraordinario de 1.782 millones de euros para programas de armamento. Defensa no podrá, sin embargo, encargar nuevos pedidos, sino que dedicará ese dinero al pago de deudas pendientes. Cuando compareció en el Congreso para explicar el presupuesto de su departamento, en abril pasado, el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, ya reconoció un desfase de 2.370 millones entre la partida prevista y las obligaciones de pagos y anunció la apertura de conversaciones con los ministerios de Hacienda, Economía e Industria para buscar una solución.
La diferencia entre los 2.370 millones y los 1.782 aprobados se cubre con los 309 millones aprobados a principios de año por el Consejo de Ministros, los 198 que Industria prevé prestar en este ejercicio a las industrias militares y los 4,95 incluidos en el propio presupuesto de Defensa. Otros 76 quedarán pendientes por corresponder a material aún no entregado.
Si esta partida se hubiera incluido en los presupuestos, el capítulo de Defensa habría sumado 8.098 millones, con un aumento del 16,88% respecto a 2011, en vez de reducirse el 8,84%.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría subrayó que se trata de “entregas ya realizadas” y compromisos adquiridos con los proveedores en 2010 y 2011, en la etapa socialista, cuyo pago era “ineludible”.
La parte del león irá al consorcio fabricante del Avión de Combate Europeo o Eurofighter, pero también se destinarán cantidades menores al helicóptero de ataque Tigre, el Obús de 155, el carro de combate Leopard o el Buque de Acción Marítima.
Con este crédito extraordinario, según fuentes de Defensa, el contador se pondrá a cero y será posible renegociar la factura pendiente a medio y largo plazo, que suma entre 27.000 y 30.000 millones de euros. “Se trata de recuperar la credibilidad ante los consorcios internacionales para negociar acuerdos que permitan reducir los compromisos, mediante el recorte de los pedidos, el aplazamiento de las entregas o la venta de material a terceros países”, según fuentes gubernamentales. El Gobierno sostiene que este crédito no incrementará el déficit, porque el material militar ya había sido entregado y su precio incluido como deuda (y por tanto déficit) en las cuentas del Estado. Por eso no se incluyen pagos del avión de transporte A400M o el submarino S-80, aún no entregados.
Las mismas fuentes insistieron en que, si no se atendían estos pagos, Defensa hubiera tenido que abonar penalizaciones por incumplimiento de contrato y habría peligrado la supervivencia de muchas empresas.
Miguel González
Desde ayer sabemos que los jugadores españoles no sólo conforman la mejor selección de la historia, sino que uno a uno y todos ellos son excelentes personas, hasta llegar a Fernando Llorente que, ni ha pisado el terreno de juego y que por eso mismo constituye el mejor ejemplo para todos los niños del país. “Un grupo Fordmidable”, dijo el rey, en un guiño a su deportivo descapotable favorito. También es probable que el cobro de unas primas descomunales contribuya lo suyo a dulcificarte el carácter.
Cualquier objeción que uno ose formular a semejante tomatina es replicada de inmediato con el incontestable argumento de que “de vez en cuando también hace falta alguna alegría”. Lo pasmoso es que, entre alegría y alegría, el pueblo nunca encuentre un momento para exteriorizar con la misma pasión e intensidad su ira, lo cual explica por sí solo buena parte de nuestra historia.
Cada vez que Rajoy recuerde que “yo ya estuve en Viena hace cuatro años”, haced la prueba deponer la escena de la noria del Prater de ‘El tercer hombre’ y cuando añada “… y en Johanesburgo hace dos” interpretar la integral de Dvorak.
La caída del paro registrado en junio no cambia la tendencia de destrucción de empleo
El descenso del paro registrado en las oficinas del Inem durante el mes de junio ha sorprendido al Gobierno y a los analistas. El paro bajó el mes pasado en casi 99.000 personas, una cifra insólita, debido principalmente a factores estacionales, como el buen comportamiento del mercado turístico (el hotelero, en especial) y a la regularización de las empleadas de hogar. Incluso en condiciones de crecimiento económico, la prudencia exigiría confirmar en periodos sucesivos el buen dato de junio; en periodos de recesión, con una tasa de paro en torno al 24%, la prudencia debe extremarse todavía más, a la espera de conocer la encuesta de población activa (EPA) del segundo trimestre que indicará fielmente la tendencia del empleo y el paro.
Por el momento, no hay razones para suponer una mejora en la tendencia depresiva del mercado laboral. De hecho, los modelos de evolución muestran un crecimiento del paro en los próximos meses. La contracción del gasto público todavía no ha hecho más que empezar y los ajustes de empleo empezarán a intensificarse con la aprobación de la reforma laboral. Todo hace suponer que el paro del Inem en junio es una singularidad estadística y que la recesión persistente seguirá destruyendo empleo, al menos en lo que queda de 2012. Ninguna proyección laboral pronostica atisbos de creación neta de puestos de trabajo antes de 2014 y algunas trasladan el punto de inflexión para el empleo a 2015.
Las estadísticas de junio muestran además una incoherencia significativa: el paro baja más que lo que suben las cotizaciones a la Seguridad Social (otra vez por encima de los 17 millones de cotizantes). Las hipótesis de trabajo para explicar esta discordancia sugieren un agravamiento del efecto desánimo, es decir, las personas sin trabajo dejan de registrarse como tales en las oficinas del Inem porque entienden que no conseguirán empleo alguno; y también una salida en masa de trabajadores españoles hacia otros países en busca de oportunidades que aquí no encuentran. Las estadísticas de paro están reflejando ya problemas sociales de alcance que se agravarán si no se encuentra una solución razonable para el mercado de trabajo.
El problema social más grave que provoca el desempleo en España es la abrumadora tasa de paro juvenil. La Comisión Europea acaba de dar la voz de alarma al recordar que el 52,1% de los jóvenes (menores de 25 años) españoles no tiene trabajo. El mismo porcentaje que Grecia. La dualidad extrema en el mercado laboral español está condenando al desempleo de larga duración a una generación de jóvenes preparados en escuelas profesionales y universidades. La reforma laboral del Gobierno está orientada a conectar la recesión y el hundimiento de la demanda con los niveles salariales; pero se ha olvidado de legislar para que la contratación no castigue a la mitad de los profesionales jóvenes del país.
El País 4 JUL 2012 – 00:03 CET
Para salir de este agujero se necesita un pacto de Estado. Nadie ha hecho caso y así estamos
Uno.- En los últimos tiempos se debate sobre la crisis de la democracia representativa, es decir, la nuestra. Cabe preguntarse dónde radica el origen primario de tal malestar. En mi opinión, en la crisis sistémica del capitalismo, en su versión dominio financiero, con repercusión en la economía productiva y en el deterioro social. Sumado lo anterior al hecho de que coincide con una crisis de alternativa real a lo existente. Esta profunda quiebra trae causa de dos fenómenos relacionados: uno, la creciente pérdida de hegemonía en la producción de bienes por parte de “Occidente” en beneficio de los países emergentes (BRICS), con la consiguiente dilatación patológico-infecciosa de los productos financieros con objeto de mantener la posición dominante global; dos, una creciente distribución injusta de la riqueza a nivel interno al tiempo que se mantiene, con artificio, la capacidad de consumo, lo que conduce a insoportables endeudamientos privados y, luego, públicos.
Dos.- Al estallar las burbujas —financiera, inmobiliaria— cuya onda expansiva es global, los Estados-nación se ven impotentes para hacerla frente. Estado-nación que es el espacio histórico de esa forma de democracia que llamamos representativa, por cuanto la ciudadanía es estatal, pues no existe un demos global y, muy escaso, europeo. Esta insuficiencia de los Estados para afrontar la crisis no es obra del maligno. Las revoluciones tecnológicas han permitido globalizar los procesos, en consecuencia, también los problemas y, por ello, las posibles soluciones. En una palabra, el capitalismo es global pero la política-democracia no lo es. Por ejemplo, la UE no es, todavía, un sujeto político y el G-20+ no deja de ser una coordinadora de reuniones no operativas. Al tiempo, muchos instrumentos económicos tradicionales del Estado se perdieron en los años 80/90 a partir del famoso consenso de Washington: desregulaciones, privatizaciones sin cuento, menos impuestos, es decir, menos Estado, predominio ideológico de lo privado, individual frente a lo público y solidario. Ahora asistimos, al rebufo de la crisis, al asalto al Estado de bienestar porque la mundialización y la crisis nos introduce en un círculo diabólico del que no atinamos como salir:
Los Estados se endeudan hasta las cejas para salvar y sanear bancos; para pagar la creciente factura del desempleo; abonar los abultados intereses de la deuda y, todo ello, con decreciente recaudación fiscal por efecto de la falta de crecimiento, bajada de impuestos, evasión de tributos, paraísos fiscales, etc. etc. (para los gobiernos ha sido más indoloro endeudarse que subir impuestos a los votantes). Y este sistema financiero que el Estado —ciudadanos— ha salvado, ahoga a los países más vulnerables al imponerles condiciones más gravosas (intereses) para prestarles fondos, además de bajarles la nota si no hacen lo que desean, a través de agencias que ellos mismos controlan. El resultado es conocido: menos consumo e inversión pública, vía recorte presupuestario; menos consumo privado, por reducción de sueldos, pensiones y desempleo; menos inversión privada, vía sequía crediticia. Solo quedan las exportaciones para mejorar el PIB, insuficiente para crear empleo con una Europa átona. En el caso español, la conclusión ha sido la recesión, luego más desempleo y vuelta a empezar.
Tres.- De aquí, la sensación ciudadana de que no mandan los gobiernos que eligen sino los mercados —acreedores—, como si se produjese un cierto vaciamiento de la democracia, pues como ya decía Quevedo “poderoso caballero es don Dinero”. Se está más pendiente de la prima de riesgo que de la tasa de paro. Así, en la UE se ha impuesto la política de recortes, sobre la falsa idea de que se ha gastado demasiado cuando la realidad es que se ha ingresado demasiado poco (las cifras de evasión fiscal y paraísos fiscales son escandalosas). Una UE a la que ha embestido la crisis sin útiles idóneos para hacerla frente: sin gobierno económico; sin un Banco Central adecuado; un Presupuesto ridículo, sin fiscalidad homogénea. De esta suerte, asistimos al fascinante espectáculo de cómo el BCE presta a los bancos billones de euros al 1% y algunos Estados tienen que pagar el 6% que estos últimos les prestan, o cómo Alemania obtiene crédito al 0% y España o Italia al 5 o al 6%. Cómo a Bankia se le facilitan 20.000 millones de euros, mientras se recortan 10.000 millones en educación y sanidad.
La insuficiencia fiscal es una catástrofe para la democracia
Cuatro.- Es cierto que en el capitalismo realmente existente la democracia siempre opera con límites. Los poderes económicos —financieros, multinacionales— no operan bajo el principio democrático. Estos límites se amplían cuando la política predomina sobre la economía y no al revés, como ahora. La gran cuestión es cómo regresar al predominio de la política democrática para lo que sería menester entre otras cosas:
Un sistema financiero europeo integrado y regulado con eficacia, al tiempo que se crean bancos públicos nacionales y europeos. Es divertido escuchar a liberales radicales decir que los depósitos más seguros son los de los bancos nacionalizados. Los Estados deberían depender de los ciudadanos vía impuestos y no de los mercados vía déficit/deuda. La insuficiencia fiscal es una catástrofe para la democracia. Hemos pasado del ciudadano-acreedor al mercado-acreedor. La democracia o es, también, social o no es. No se puede regresa a la hipótesis del “Estado liberal”, es decir, capaz de sujetar a las personas pero no de administrar las cosas.
El espacio de la democracia tiene que ser, también, europeo. La construcción política de Europa es una condición, actual, de la democracia. Es peligrosa y falsa la idea de que sólo en el Estado-nación es posible la democracia. Por eso, mantener el euro, sin vacilaciones, no es solo una cuestión económica. Los partidos, como cauces de participación, deberían transformarse en “partidos de los ciudadanos” y ser operativos a nivel europeo. No es suficiente con partidos “nacionales”. Las nuevas tecnologías permiten un ensanchamiento de la participación ciudadana. Hay que construir un “nuevo internacionalismo” capaz de dirigir la globalización de manera democrática, social y sostenible. De momento, hay que salir del abrazo mortal Bancos-Estado, con capitalización autónoma de aquellos; al BCE hay que operarle de sus malformaciones; la mutualización de la deuda solo es posible en la virtud y con control mutualizado de los presupuestos, es decir, con más Europa económica y política.
En conclusión, desde hace cuatro años algunos venimos sosteniendo que para salir de este agujero se necesita un gran pacto de Estado, similar a los de la Moncloa. Nadie ha hecho caso y así estamos.
Nicolás Sartorius 4 JUL 2012 – 00:07 CET
El ejecutivo español aprueba 1.782 millones para pagar deudas de armamento
El presupuesto de Defensa para este año experimentó un súbito incremento del 28,21%. El Consejo de Ministros aprobó un crédito extraordinario de 1.782 millones de euros para programas de armamento. Defensa no podrá, sin embargo, encargar nuevos pedidos, sino que dedicará ese dinero al pago de deudas pendientes. Cuando compareció en el Congreso para explicar el presupuesto de su departamento, en abril pasado, el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, ya reconoció un desfase de 2.370 millones entre la partida prevista y las obligaciones de pagos y anunció la apertura de conversaciones con los ministerios de Hacienda, Economía e Industria para buscar una solución.
La diferencia entre los 2.370 millones y los 1.782 aprobados se cubre con los 309 millones aprobados a principios de año por el Consejo de Ministros, los 198 que Industria prevé prestar en este ejercicio a las industrias militares y los 4,95 incluidos en el propio presupuesto de Defensa. Otros 76 quedarán pendientes por corresponder a material aún no entregado.
Si esta partida se hubiera incluido en los presupuestos, el capítulo de Defensa habría sumado 8.098 millones, con un aumento del 16,88% respecto a 2011, en vez de reducirse el 8,84%.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría subrayó que se trata de “entregas ya realizadas” y compromisos adquiridos con los proveedores en 2010 y 2011, en la etapa socialista, cuyo pago era “ineludible”.
La parte del león irá al consorcio fabricante del Avión de Combate Europeo o Eurofighter, pero también se destinarán cantidades menores al helicóptero de ataque Tigre, el Obús de 155, el carro de combate Leopard o el Buque de Acción Marítima.
Con este crédito extraordinario, según fuentes de Defensa, el contador se pondrá a cero y será posible renegociar la factura pendiente a medio y largo plazo, que suma entre 27.000 y 30.000 millones de euros. “Se trata de recuperar la credibilidad ante los consorcios internacionales para negociar acuerdos que permitan reducir los compromisos, mediante el recorte de los pedidos, el aplazamiento de las entregas o la venta de material a terceros países”, según fuentes gubernamentales. El Gobierno sostiene que este crédito no incrementará el déficit, porque el material militar ya había sido entregado y su precio incluido como deuda (y por tanto déficit) en las cuentas del Estado. Por eso no se incluyen pagos del avión de transporte A400M o el submarino S-80, aún no entregados.
Las mismas fuentes insistieron en que, si no se atendían estos pagos, Defensa hubiera tenido que abonar penalizaciones por incumplimiento de contrato y habría peligrado la supervivencia de muchas empresas.
Miguel González