Teatro Estudio representará en la Casa de Cultura de Aiete ¿Cuánto cuesta el hierro?, obra escrita por Bertolt Brecht en 1939, y que es una alegoría que ilustra las posturas que adoptaron las naciones de Europa en los prolegómenos de la II Guerra Mundial y su relación con la Alemania nazi.
Viernes,15 de junio a las 19:30 horas.
La función de teatro y poesía llega el próximo viernes, a las 19:30. La obra de teatro de Bertold Brecht viene precedida por la lectura, con la participación de media docena de lectores, de otros tantos poemas contra la guerra, concebidos por poetas procedentes de las mismas nacionalidades representadas en la obra de teatro ¿Cuanto cuesta el hierro? del autor alemán.
Intérpretes:
- Mari Carmen Oihaneder (Francia)
- Carmelo Moreno (Suecia)
- Antton Rementería (Austria)
- Mikel Larrañaga (Alemania)
- Pilar Arrieta (Checa)
- Coro Burgoy (Británica)
Director:
Manolo Gómez
Recital lírico por la paz
Intérpretes, poetas, poemas
Lola Arrieta Poema de Imanol Larzabal
Karmele Alza Morir por la patria no es dulce ni honroso. Wilfred Owen
Angel Marco La muerte, el amor, la vida….. Paul Elouard
Eva Rodriguez Toque de queda. Paul Elouard
Karmele Alza El fusilado. Jacques Prévert
Angel Marco Oda a los niños de Madrid muertos por la metralla . Vicente Aleixandre
Eva Rodriguez ¿ Qué recibió la mujer del soldado? Bertold Breht
El acto se enmarca en el ciclo soportado en diversas formas de expresión artística (Literatura, cine, arte, gregoriano, etc) que se ha desarrollado este trimestre en la casa de cultura, con una amplísima participación, con su salón de actos a tope y que tiene un aforo de 150 personas, más de mil personas han seguido estas funciones.
Poeta, músico, actor y director, mujeriego y vividor, comenzó su carrera como dramaturgo al acabar la I Guerra Mundial, en una Alemania que expresaba su dolor y desconcierto ante el horror de aquella carnicería bajo la estética del expresionismo, que él cultivó en sus primeras obras. Hombre de izquierdas a pesar de su origen burgués, se afilió al Partido Comunista en 1929, fue perseguido por los nazis y tuvo que salir del país cuando éstos llegaron al poder en 1933 para vivir un largo exilio por los países nórdicos y Estados Unidos. De allí fue expulsado en 1947. Tenía prohibida la entrada a su Baviera natal (en la RFA) y vivió hasta su muerte en la comunista República Democrática Alemana (RDA), donde también tuvo roces serios con la burocracia estalinista. Las grandes ideologías siempre han casado mal con la genialidad. Pero para entonces era demasiado conocido y admirado, un “monumento vivo” en un joven Estado necesitado de mitos exportables, y Brecht dispuso en su traje de una manga algo más ancha que otros. Fundó en Berlín Este el mítico teatro que condensa su teoría y estilo, Berliner Ensemble, que aún hoy es como la Meca o el Lourdes de los teatreros, “rojos” y de todos los colores.
Es un texto paradigmático de Brecht. Mejor no se podía haber escogido para defender la paz contra la guerra. Fue estrenado en Estocolmo en agosto de 1939, días antes de estallar la II Guerra Mundial y tiene mucho de advertencia al país de acogida, Suecia. Es una breve pieza de teatro político, pero comprobarán cómo el escritor alemán no utiliza el drama para “enseñar” política, sino para hacer al espectador sensible a ella. Los personajes no discuten sobre política, sino que la padecen. No se plantean los problemas; de forma casi inconsciente sufren sus consecuencias.
La obra no se presenta como un hecho real sino como un recurso didáctico. Así como Dante en la Vita Nuova y Guillaume de Lorris en el Roman de la Rose recurren a personificaciones (por ejemplo: «Amor me dijo», «Razón se alejó de mí», o «Buen Recibimiento mucho se esforzaba»), lo mismo hace aquí Brecht; sólo que, en lugar de personificar pasiones, condiciones o conductas, personifica a países. Se encuentran en la obra seis personajes y, en correlación con ellos, seis países europeos: Suecia, Austria, Alemania, Checoslovaquia, Gran Bretaña y Francia.
Para el dueño del comercio de hierro, Suecia.
Para la figura del cigarrero, Austria.
El cliente, llamado por algunos personajes como «el fulano», encarna a la Alemania del III Reich.
La figura de la vendedora de zapatos, a Checoslovaquia.
La del caballero a Gran Bretaña.
Y la de la Dama, a Francia.
También se verá una de las famosas “paradojas brechtianas” (idea absurda que presenta en escena con apariencia de verdad). El autor las usó para estoquear al espectador y obligarle a repensar el mundo.
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