2 comentarios en “«El bosque quemado» de Assumpció Mateu (Casa de Cultura)”
Jose Perontxo
Cinco personas, tres en Cataluña y dos en la Comunidad Valenciana, han perdido la vida este verano en incendios forestales; en lo que va de año el número de víctimas mortales por esa causa se eleva a nueve. En el mismo periodo se ha quemado en España una superficie tres veces superior a la del año pasado. Las más de 130.000 hectáreas calcinadas suponen el máximo registrado en los últimos 10 años, y coinciden con los ajustes realizados por los Gobiernos autónomos, también en el capítulo de prevención de incendios. De cinco grandes siniestros producidos en 2011 se ha pasado a 22 en esta temporada. El de La Gomera, en Canarias ha obligado a evacuar a más de 5.000 personas, la cuarta parte de la población de la isla.
La combinación entre las altísimas temperaturas registradas, los fuertes y cambiantes vientos y la sequedad del terreno por efecto de la sequía son las circunstancias que han favorecido este crecimiento del número de incendios; mejor dicho, su extensión, pues en el 95% de los casos en el origen de los mismos hay intervención humana (el resto son provocados por rayos). Ningún plan de prevención podrá prescindir de ese factor. Y ahí está el ejemplo de los accidentes de carretera, en retroceso desde hace una década, para demostrar la importancia de incidir sobre el factor humano, mediante campañas específicas de concienciación combinadas con sanciones disuasorias de imprudencias y negligencias (colillas, rastrojos, barbacoas).
Pero eso no significa olvidar la necesidad de medios adecuados para combatir el fuego. Mejor que arrojarse las culpas a la cabeza entre administraciones será estudiar una distribución racional entre medios fijos de cada comunidad y los dependientes de la administración central. Las razones dadas por Medio Ambiente para explicar el retraso en la llegada de hidroaviones a Canarias (solo vuelan de día, son lentos, tienen poca autonomía de vuelo) exigen una mejor distribución de los mismos sobre el territorio. Resulta difícil de comprender que un incendió en Canarias esté pendiente de la llegada de un avión desde Torrejón de Ardoz (Madrid)
Y frente a quienes alegan que la crisis justifica una menor inversión en tareas preventivas (por ejemplo, de protección de los parques nacionales), cabe recordar que tales parajes han resultado má afectados que nunca (Gomera, Cabañeros, entre otros); y que la prevención es menos costosa que reparar el mal producido.
Gracias al programador gallego Juan Elosua y a la Fundación Ciudadana Civio, se ha creado una aplicación en la web España en llamas que permite conocer los datos necesarios sobre los incendios forestales de 100 hectáreas o más ocurridos en España entre 2001 y 2010. En 170.822 incendios, se quemaron 1.137.566 hectáreas, una superficie similar a la de toda la Comunidad de Murcia. La aplicación es interactiva: el usuario puede examinar los datos en función de los criterios que elija.
Los autores del trabajo han seleccionado ocho historias con las claves de cada periodo. De todos esos años, el 2005 fue el peor. Casi un 20% del suelo calcinado entre 2005 y 2010 era parte de un espacio natural protegido. Los datos económicos sobre pérdidas y el gasto en extinción son incompletos, pero se puede calcular que el daño económico directo como mínimo fue de alrededor de 1.000 millones de euros. Los grandes incendios forestales, de 500 hectáreas o más, son una ínfima minoría, el 0,2% del total, pero son los culpables de la mayor devastación: afectaron a un 40% de la superficie quemada.
La información procede de la base de datos nacional de incendios forestales del Ministerio de Agricultura. Cada año el Gobierno central recibe de las comunidades autónomas estos datos que salen de los informes realizados por las brigadas de extinción. Juan Elosua los solicitó al Ministerio. Hasta ahora sólo estaban disponibles en informes en PDF en la web del Ministerio.
El proyecto permite comprender la importancia de la transparencia en la comunicación de las bases de datos en poder de la Administración, así como de las posibilidades de ofrecer esta información de forma interactiva.
En paralelo a la puesta en marcha de esta iniciativa, Civio ha lanzado una iniciativa de ‘crowdfounding’ (financiación colectiva) con la que soportar los gastos de la ampliación de esta investigación.
“Queremos llegar donde muchos medios de comunicación no lo hacen e indagar en el porqué de tantos incendios forestales”, dice la directora de Civio, Mar Cabra. “Investigar temas como quiénes son los culpables y qué ocurre con ellos o cómo afectan los recortes al gasto en prevención y extinción”. La campaña aspira a recaudar un mínimo de 4.650 euros.
Cinco personas, tres en Cataluña y dos en la Comunidad Valenciana, han perdido la vida este verano en incendios forestales; en lo que va de año el número de víctimas mortales por esa causa se eleva a nueve. En el mismo periodo se ha quemado en España una superficie tres veces superior a la del año pasado. Las más de 130.000 hectáreas calcinadas suponen el máximo registrado en los últimos 10 años, y coinciden con los ajustes realizados por los Gobiernos autónomos, también en el capítulo de prevención de incendios. De cinco grandes siniestros producidos en 2011 se ha pasado a 22 en esta temporada. El de La Gomera, en Canarias ha obligado a evacuar a más de 5.000 personas, la cuarta parte de la población de la isla.
La combinación entre las altísimas temperaturas registradas, los fuertes y cambiantes vientos y la sequedad del terreno por efecto de la sequía son las circunstancias que han favorecido este crecimiento del número de incendios; mejor dicho, su extensión, pues en el 95% de los casos en el origen de los mismos hay intervención humana (el resto son provocados por rayos). Ningún plan de prevención podrá prescindir de ese factor. Y ahí está el ejemplo de los accidentes de carretera, en retroceso desde hace una década, para demostrar la importancia de incidir sobre el factor humano, mediante campañas específicas de concienciación combinadas con sanciones disuasorias de imprudencias y negligencias (colillas, rastrojos, barbacoas).
Pero eso no significa olvidar la necesidad de medios adecuados para combatir el fuego. Mejor que arrojarse las culpas a la cabeza entre administraciones será estudiar una distribución racional entre medios fijos de cada comunidad y los dependientes de la administración central. Las razones dadas por Medio Ambiente para explicar el retraso en la llegada de hidroaviones a Canarias (solo vuelan de día, son lentos, tienen poca autonomía de vuelo) exigen una mejor distribución de los mismos sobre el territorio. Resulta difícil de comprender que un incendió en Canarias esté pendiente de la llegada de un avión desde Torrejón de Ardoz (Madrid)
Y frente a quienes alegan que la crisis justifica una menor inversión en tareas preventivas (por ejemplo, de protección de los parques nacionales), cabe recordar que tales parajes han resultado má afectados que nunca (Gomera, Cabañeros, entre otros); y que la prevención es menos costosa que reparar el mal producido.
Gracias al programador gallego Juan Elosua y a la Fundación Ciudadana Civio, se ha creado una aplicación en la web España en llamas que permite conocer los datos necesarios sobre los incendios forestales de 100 hectáreas o más ocurridos en España entre 2001 y 2010. En 170.822 incendios, se quemaron 1.137.566 hectáreas, una superficie similar a la de toda la Comunidad de Murcia. La aplicación es interactiva: el usuario puede examinar los datos en función de los criterios que elija.
Los autores del trabajo han seleccionado ocho historias con las claves de cada periodo. De todos esos años, el 2005 fue el peor. Casi un 20% del suelo calcinado entre 2005 y 2010 era parte de un espacio natural protegido. Los datos económicos sobre pérdidas y el gasto en extinción son incompletos, pero se puede calcular que el daño económico directo como mínimo fue de alrededor de 1.000 millones de euros. Los grandes incendios forestales, de 500 hectáreas o más, son una ínfima minoría, el 0,2% del total, pero son los culpables de la mayor devastación: afectaron a un 40% de la superficie quemada.
La información procede de la base de datos nacional de incendios forestales del Ministerio de Agricultura. Cada año el Gobierno central recibe de las comunidades autónomas estos datos que salen de los informes realizados por las brigadas de extinción. Juan Elosua los solicitó al Ministerio. Hasta ahora sólo estaban disponibles en informes en PDF en la web del Ministerio.
El proyecto permite comprender la importancia de la transparencia en la comunicación de las bases de datos en poder de la Administración, así como de las posibilidades de ofrecer esta información de forma interactiva.
En paralelo a la puesta en marcha de esta iniciativa, Civio ha lanzado una iniciativa de ‘crowdfounding’ (financiación colectiva) con la que soportar los gastos de la ampliación de esta investigación.
“Queremos llegar donde muchos medios de comunicación no lo hacen e indagar en el porqué de tantos incendios forestales”, dice la directora de Civio, Mar Cabra. “Investigar temas como quiénes son los culpables y qué ocurre con ellos o cómo afectan los recortes al gasto en prevención y extinción”. La campaña aspira a recaudar un mínimo de 4.650 euros.