Etxadi sin bichos, ni sabirones, ni medusas, ni anémonas

A diario, los socorristas de las playas de la costa guipuzcoana se enfrentan a la misma escena. Un bañista se acerca a su puesto cojeando o con el brazo enrojecido, tarareando la misma cantinela: «Me ha picado algo cuando estaba en el agua y no sé que es». A pesar de que se trata de un verano marcado por la llegada de «pocas medusas», lo cierto es que las picaduras de todo tipo de bichos conforman la mayoría de asistencias de los vigilantes de Cruz Roja en los arenales de Gipuzkoa. Para ser más concretos, cuatro de cada diez personas atendidas en los puestos de socorro de Zarautz, Donostia, Mutriku, Deba, Orio, Getaria, Zumaia y Hondarribia se deben a picaduras, según los datos de junio y julio (1.375 de 3.428). Entre ellas, el sabirón se lleva la palma, aunque también hay que atender picaduras de medusas (sobre todo en junio), anémonas, erizos, insectos…

El tradicional sabirón

Si hay una picadura que se repite verano tras verano en las playas del litoral guipuzcoano, esa es la del sabirón o salvario. Entre junio y julio, en los arenales de Gipuzkoa se registraron 635 picaduras de este pez de playa. Aunque hubo atendidos en todas las playas, los arenales de Deba y La Concha destacan por encima de los demás. Y agosto sigue por los mismo derroteros. «Hay días que atendemos hasta a siete bañistas con una picadura de sabirón», asegura Raúl Martín, segundo responsable de socorristas en la playa de La Concha.

Según explica el vigilante, los sabirones se encuentran a lo largo de los 1.500 metros de la playa de La Concha, si bien es más habitual encontrarlos en la zona del Náutico o del Pico del Loro, donde el agua está más tranquila y no rompen las olas. «Ahí es donde se concentran las picaduras», afirma Martín.

La mayoría de atenciones se producen en marea baja. «Le suele pasar a gente que sale o entra del agua, cuando el mar les cubre unos 30-40 centímetros», añade el socorristas. El sabirón de playa se encuentra enterrado en la arena. El bañista lo pisa al caminar y le pican en el pie con el pincho que el pez tiene en la aleta dorsal y que despliega al «sentirse atacado».

Según explica el socorrista, el pincho del sabirón «tiene un poco de veneno que inyecta en la piel». A consecuencia de la picadura, el bañistas «siente dolor» y se forma una microherida en la planta del pie. «Hay gente que viene al puesto de socorro cojeando, diciendo que ha pisado algo y no sabe qué es», añade.

En el puesto de socorro, los vigilantes de la Cruz Roja lavan la zona afectada, localizan la picadura y le aplican una solución con vinagre y agua al 50%. «Además, le recomendamos al bañista que camine por arena caliente, para irrigar la sangre. Así el veneno se diluye y el dolor desaparece antes», asegura.

En la práctica totalidad de los caos ahí termina todo. Eso sí, todo depende de la sensibilidad del bañista, que puede ser alérgico a la picadura de sabirón, lo que agravaría las consecuencias. «En esos casos, se deriva a la persona al Cuarto de Socorro, donde le ofrecerán un antihistamínico. Nosotros solo damos la primera atención, auxilios básicos», recuerda Martín.

Además de los sabirones de playa, que miden unos diez centímetros, existen otros sabirones de mar -también llamados pez araña-, que pueden alcanzar los 25 centímetros y cuyo veneno es más peligroso. Estos últimos son comestibles y se venden en las pescaderías.

Medusas y anémonas

Aunque el agua está estos día a 23º, en el mes de agosto no hay rastro de medusas en las playas de Gipuzkoa. A pesar de ello, todos los días los bañistas se acercan al puesto de socorro de Cruz Roja para preguntar si hay medusas en el agua. «Sí tuvimos que realizar atenciones en junio y en la primera semana de julio», recuerdan los socorristas de Cruz Roja. En total, entre anémonas y medusas, se atendieron a 578 bañistas en junio y julio.

En el caso de las medusas, el roce de la piel con los tentáculos produce un efecto urticante. «Cuando ocurre esto, el bañista siente como una ligera descarga eléctrica, como un calambre. Acto seguido, la zona se inflama, se enrojece y empieza el picor, el escozor y la quemazón», explica Marín.

En los casos de picaduras de medusa, los socorristas de Cruz Roja aplican agua de mar o suero fisiológico para lavar la zona de los «filamentos urticantes». En estos cuidados, se recomienda no frotar y nunca lavar la zona con agua dulce. «El agua salada tiene una densidad y un PH distinto, y las células urticantes se reactivarían», añade. Por último, tras los cuidados en el puesto de socorro, aconsejan al bañista adquirir en una farmacia una pomada antihistamínica para tratar la zona.

Las picaduras de anémona son menores en cuanto a cantidad, y se concentran en la zona de la isla de Santa Clara. «Como el de las medusas, su efecto es urticante y produce un hinchazón con picor y quemazón», afirma el vigilante. Se trata lavando la zona con agua de mar para eliminar los tentáculos adheridos a la piel y se añade suero fisiológico.

 

Erizos, insectos, lipotimias

 

Aunque en menor medida, los vigilantes de Cruz Roja atienden también picaduras de erizos de mar y de insectos. Pero los socorristas no solo entienden de bichos. Rescatan a gente del agua, curan heridas, ofrecen baños asistidos a discapacitados… Este mes de agosto están atendiendo además «bastantes lipotimias» debido a las jornadas sofocantes que ha vivido el territorio en las últimas semanas. Sin ir más lejos, el pasado viernes 17, en las playas de Gipuzkoa se atendió a 32 personas por golpes de calor o lipotimias (entre junio y julio se atendió a 37 personas por este motivo). Además, este verano han tenido que atender en La Concha varios «ataques epilépticos en el agua».

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