Elizabeth Alexandra Mary, Isabel II (actual monarca parlamentaria de dieciséis Estados soberanos conocidos como Reinos de la Mancomunidad de Naciones: el Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Barbados, Bahamas, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Belice, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves) principal figura política de los cincuenta y cuatro países miembros de la Mancomunidad de Naciones, monarca del Reino Unido, gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra, hija de Jorge VI (el rey tartamudo) tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII.
Acompañada del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, con quien tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo…
Estuvieron ayer en el Narru, en el paseo de la Concha, para acompañar a los viajeros, en el ágape que ponía el broche final a su periplo por la campiña inglesa y el sur de Inglaterra (desde Canterbury hasta la península de Cornualles).
La Reina y el Príncipe hicieron un hueco en su apretada agenda de los juegos olímpicos y disfrutaron de de la excelente cocina de Iñigo Peña (el joven cocinero donostiarra que está sorprendiendo a propios y extraños por el nivel de sus creaciones). En la mesa del Narru pudimos disfrutar de los clásicos langostinos de Ibarra y unas croquetas que definen la cocina de autor, salmorejo con txangurro, revuelto de hongos, bonito a la plancha o taco de lomo asado con crema de piquillo confitado. Recetas serias, en su punto, elaboradas con buenos ingredientes. Una gozada. Los vinos fueron tinto de rioja crianza o blanco de rueda verdejo.
A los postres, y mientras los camareros -excelente servicio del Narru- servían el cava brut, la propia Reina de Inglaterra acompañada de su esposo, vestido con su clásico traje escocés, distribuían entre los presentes un recuerdo del viaje por aquellas encantadoras tierras del norte. Fue un momento sublime, los viajeros disfrutaron sin tope, una especie de estefanía de fin de fiesta.
Estuve en el Narru. ¡Qué buena guindilla!, muy pocas picaban, pero con un picor tenue. Fritas en su punto y con poca sal. Eran guindillas que al verlas piensas que van a picar, pero cuando las pruebas te quedas alucinado por la textura de su carne. Gracias Lola por tu dedicación. Estuviste genial, fue impagable