Ada Colau, cuando la dignidad es excepción en el sitio donde debería ser regla
Como en una película, amigos. Como en un sueño… Fue como en el final de V de Vendetta, cuando el Inspector Finch le pregunta a Evey que » ¿Quién era V?» mientras El Parlamento Inglés vuela por los aires (desde el cariño, pero bien alto, oiga…):
– ¿Quién era?
y ella contesta
– Era Edmundo Dantés.
Era mi padre, y mi madre, y mi hermano. Mi amigo. Era usted. Y yo. Era todos nosotros…
Pues algo así ocurrió o por lo menos, es lo que yo sentí, ayer en lo que se supone que debe de ser la casa de todos pero se ha convertido en el coto cerrado de una casta: nuestro Congreso.
Sí, el lugar donde reside la soberanía popular y tal. Comparecía Ada Colau, representante de la PAH, Plataforma de Afectados por la Hipoteca para hablar de lo que es el drama de los desahucios. Pero no desde las estadísticas ni desde posiciones empresariales, interesadas o partidistas, sino desde la experiencia y el conocimiento. Vamos: desde la realidad. Y no hizo otra cosa que hablar clarito.
Sí, es verdad que dijo alguna palabra un poco alta, pero Señorías, les aseguro que transmitía exactamente el sentir de millones de ciudadanos. Desde luego, a mí me estaba leyendo la mente.
Si en ese momento hubiera habilitado el Congreso un «número 807 o un SMS Premium para explulsar de la Sesión a la persona que tu elijas por votación sólo por 1,42€ + impuestos», JOJOJO. Habríamos matado dos pájaros de un tiro. Habríamos casi solucionado el déficit del Reino de España y la Sra Colau se habría quedado casi sola en la sala.
Pero no me enrollo más y os dejo escucharla, verla y leerla. Creo que este vídeo habría que enseñarlo en todas las escuelas de nuestro país, y yo, con la autonomía que me da este blog, hago lo que puedo y lo cuelgo aquí.
Copiadlo y difundidlo, por favor.
Stéphane M. Grueso
Entrevista Ada Colau
El martes 5 de febrero, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Ada Colau, compareció en el Congreso de los Diputados. Quizás lo más conocido es que llamó “criminal” y “cínico” al portavoz de la patronal bancaria AEB (Asociación Española de Banca) que había intervenido previamente. Pero dijo otras cosas muy interesantes. Sus declaraciones se conocieron y se distribuyeron de inmediato en muchas redes sociales. Algunos periódicos y emisoras de radio (El Punt-Avui, Público, 20 minutos, RAC 1…) publicaron entrevistas con ella durante los días siguientes. El viernes, en una entrevista a la emisora catalana RAC 1, Ada Colau expresó su indignación por el hecho de que el PP anunciara que votará favorablemente la ILP a favor de los toros (que incluye reintroducir las corridas en Cataluña, prohibidas a partir del 1 de enero de 2012 por votación del Parlamento catalán el 27 de julio de 2010) y rechazará la ILP a favor de la dación de pago. Afirmó también que “Aquellos diputados que persistan en no escuchar la voluntad de la ciudadanía entendemos que son directamente responsables de su sufrimiento. Queremos señalarlos (a los que voten en contra de la Iniciativa Legislativa Popular)”. Reproducimos a continuación la entrevista que Luis Giménez le hizo para Público. (Redacción SP).
La cara más visible de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca fue este martes al Congreso de los Diputados para defender la Iniciativa Legislativa Popular contra los desahucios que han presentado con más de un millón de firmas y decir que no van a permitir «que se sacrifique a una generación entera que ha sido víctima de una estafa». Ada Colau (ver su intervención completa) lleva muchos años peleando en la calle, en despachos, en conferencias, por todos los medios, contra este drama social por el que más de 500 personas cada día están siendo expulsadas de su vivienda.
Por eso, tras la intervención en la Comisión de Economía del Congreso del portavoz de la Asociación Española de la Banca, en la que éste defendió la actual legislación hipotecaria, reconoció que se había tenido que contener para no tirarle un zapato y aprovechó su intervención para llamarle «cínico» y «criminal», lo que provocó el reproche del presidente de la Comisión y que sus palabras llegaran rápidamente a los medios de comunicación y las redes sociales.
Este miércoles, mientras regresa en tren a Barcelona para preparar la manifestación del próximo 16 de febrero, explica su intervención a Público.
¿Cuáles son los crímenes que le imputaría?
No sólo a él, se lo dije como representante de las entidades financieras, pero es extensible a todos los directivos de estas compañías en este país. Lamentablemente creo que me quedé corta, porque la lista de delitos y agresiones de las que son responsables esta gentuza es terriblemente larga.
Son responsables de haber estafado a gran parte de la población, no sólo con las hipotecas sino también con las preferentes, las swap y varios productos tóxicos más. Además esas estafas se han hecho engañando expresamente a la gente, sin informar de todo lo que podía pasar, con contratos abusivos. Y lo han hecho ganando muchísimo dinero.
«No sólo han estafado a muchísima gente, sino que han hundido la economía del país» Cuando todo esto ha estallado se han desentendido completamente de las consecuencias sociales terribles que provocaba su estafa y han seguido chantajeando al Gobierno amenazando con que podía ser todavía peor si dejaban caer al sistema bancario.
No sólo han estafado a muchísima gente, sino que han hundido la economía del país y han hecho que miles de millones, que nos dicen que no hay para Educación y Sanidad, se hayan tenido que destinar a tapar la pésima gestión que ha hecho esta pandilla de criminales.
Al terminar la intervención, el presidente de la comisión deslegitimó sus argumentos aduciendo que ellos son los verdaderos representantes de la voluntad popular porque han sido votados.
Votar cada cuatro años es totalmente insuficiente. La ciudadanía hace mucho tiempo que está diciendo que votar no es un cheque en blanco. En el siglo XXI hay posibilidad de poder construir una democracia mucho más participativa y el hecho de que se esté impidiendo la participación de la sociedad en las grandes decisiones que nos afectan es muy sintomático de cómo algunos se aferran al poder e intentan mantener algunos privilegios en nombre del voto cada cuatro años. Esto ya no cuela. Hay un clamor social que pide una regeneración democrática.
Yo le diría que la esencia de la democracia, más que votar cada cuatro años, es que los representantes democráticos escuchen a la ciudadanía y trasladen al Congreso sus demandas para traducirlas en políticas públicas.
Si hay tema en el que está claro el consenso social es en los desahucios. El 90% de la población apoya nuestras demandas en las encuestas, hemos reunido más de un millón de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Mientras, el PP dijo el martes que ni siquiera va a votar a favor de su admisión a trámite en el Congreso. Esta gentuza no tiene que darme lecciones de democracia.
«Hay muchas formas de violencia», ha afirmado. ¿Cuáles son las peores?
Hay acciones que muy fácilmente se califican de violencia, como tirar un zapato al rescate de la banca, y en cambio hay violencias sistémicas que están produciendo muchísimo más daño, que están generando un sufrimiento intolerable en miles de personas, que las están dejando al borde de la exclusión social, que las están empobreciendo de por vida provocándoles la muerte civil.
«Si hay tema en el que está claro el consenso social es en los desahucios»
Los desahucios son uno de los actos más violentos que existen. El hecho de poner las fuerzas represoras policiales y judiciales del Estado al servicio de los intereses privados de las entidades financieras, haciéndoles el trabajo sucio, para hacer algo como despojar a una familia de su vivienda sin alternativa sin garantizarle realojo es violencia.
Lo dice también Naciones Unidas y los estándares de derechos humanos, que consideran el desahucio el último de los recursos que ha de tomar el Estado, y que ha de recurrir a él de forma excepcional y siempre facilitando el realojo. En el Estado español ni es excepcional ni se garantiza el realojo.
Esta violencia no provoca ninguna indignación a sus señorías.
La portavoz socialista le dio la razón a usted y a la PAH y además dijo que hay que ir a por máximos más que a por mínimos.
De momento este cambio de actitud lo vemos con desconfianza. Lo celebramos porque queremos que todas las fuerzas políticas recojan nuestras demandas. Queremos que rectifiquen: más vale tarde que nunca.
Pero una cosa son las palabras y otra son los hechos. Y teniendo en cuenta los hechos de los últimos cinco años comprenderá la portavoz socialista que desconfíe de sus palabras y hasta que no se plasme en hechos no nos lo creamos. Porque el PSOE no sólo no ha legislado para evitar esta situación cuando podía hacerlo, sino que durante todos estos años ha despreciado totalmente la movilización ciudadana. Les hemos interpelado en diferentes ocasiones y no hemos tenido respuesta. Y por eso tenemos cierto recelo y prudencia ante su cambio de actitud.
Las medidas de la ILP son de mínimos y esperamos que cuando termine el trabajo de esta comisión y se vote su tramitación realmente demuestren que han cambiado su actitud y han adoptado estas medidas.
Llevó a los diputados un sobre, pero en vez de estar lleno de dinero estaba lleno de propuestas.
Eran las propuestas de la ILP acompañadas de una carta en la que recordamos cómo hemos llegado hasta aquí, como hice yo en mi intervención, y explicarles que estamos en un punto de inflexión y ya no podemos esperar más. Si no votan a favor de estas medidas de mínimos pasaremos a actuar y señalarles como responsables de un genocidio financiero.
¿A qué se refiere con señalar?
Lo iremos desvelando poco a poco los próximos días. Es una actuación progresiva de menos a más en la que no vamos a utilizar la violencia contra las personas, porque somos un movimiento pacífico. Pero sí que vamos a actuar con mucha más contundencia, señalándoles en su ámbito de trabajo y en sus barrios. Es una idea tomada de otros países, como Argentina, que también han sufrido situaciones de dictadura y que han necesitado hacer justicia social porque desde la institución no se impartía.
Con esta misma filosofía, se trata de que no puedan comportarse como si no fueran responsables, que allí donde vayan haya alguien recordando que son responsables del sufrimiento de miles personas.
¿Son los políticos realmente conscientes del drama humano que hay detrás de cada desahucio?
En general hay un problema en las instituciones democráticas de lejanía respecto a la mayoría social. En general se han quedado atrás y no están actualizadas con respecto a la sociedad.
«Cuanto más poder han tenido las fuerzas políticas más se han alejado de la ciudadanía»
Esto no quiere decir que todas la formaciones políticas sean igual. Hay algunas que están más cercas de la realidad social que otras. También ayer se vio; algunas nos escucharon más que otras, algunas han recogido nuestras demandas y otras nos han ninguneado de forma sistemática.
Cuanto más poder han tenido las fuerzas políticas más se han alejado de los intereses de la ciudadanía y más se han acercado a la defensa de los privilegios de la minoría.
Hay una relación obscena entre el poder político y el poder financiero. Quien pasa por los lugares de poder supuestamente democrático acaba habitualmente en consejos de administración de grandes multinacionales. Y éste es el principal déficit democrático que tenemos en este país.
¿Y cuáles cree que son las razones por las que el Gobierno no legisla la dación en pago?
Porque hay una relación de dependencia entre el poder político y el financiero en este país. Los partidos tienen deudas y a ellos sí que se las condonan, no como a las familias.
Tenemos el caso del Rato: de ministro pasó al FMI y de ahí a Bankia, donde produjo el desastre. Y ahora está trabajando para Telefónica. O el señor De Guindos, que primero estuvo en Lemman Brothers, uno de los fracasos más sonados que dio inicio al estallido de la crisis, y luego pasó a Nova Caixa Galicia, que es una entidad actualmente intervenida por su pésima gestión, y ahora al Ministerio de Economía.
Hay gente que el paso por la política no lo entiende como la defensa de los intereses de la ciudadanía sino como una forma de hacer carrera personal y defender los privilegios de una minoría, que luego les permite mantenerse en el poder.
Muchos dicen que si el Estado, como ustedes proponen, cogiera las viviendas vacías de los bancos para crear un parque público el sistema financiero se desestabilizaría y la crisis sería aún mayor.
Quienes dicen esto son parte interesada, por lo que no tienen ninguna credibilidad. Las amenazas del sector financiero de que el sistema se va a hundir a nosotros nos producirían hilaridad si no fuera porque tienen consecuencias tan terribles.
El sistema financiero ya se ha hundido por sí sólo, por la pésima gestión, y lo hemos tenido que rescatar con miles de millones de euros que nos están recortando los servicios básicos. Mientras, este rescate no llega a las personas, que son víctimas de esas entidades financieras.
«Hay quien entiende el paso por la política como forma de hacer carrera personal» El parque público de viviendas es una demanda de mínimos como contrapartida al rescate. Si no se hace, no sólo hay un perjuicio social sino también económico, porque todos estos miles de viviendas no tienen ningún tipo de salida en el mercado, ni en el interno ni en el internacional, están condenadas a quedarse vacías durante años.
Además, estas entidades son los peores vecinos, porque son sistemáticamente morosas en los pagos a la comunidad, todos son perjuicios. Lo mejor en términos sociales y económicos es que cumplan la función que manda la Constitución y lo que este país necesita.
Cientos de desahucios evitados a pie de calle a través de la resistencia civil no violenta, más de un millón de firmas, concentraciones, peticiones ante los tribunales internacionales de derechos humanos… Ha afirmado que si los diputados no aceptan a trámite la ILP no os quedaréis de brazos cruzados. ¿Por dónde vais a continuar vuestra lucha?
Nosotros pensamos mantener y ampliar nuestras actuaciones mientras ellos no respondan. La ciudadanía será la que seguirá movilizándose para defender los derechos humanos. Continuaremos con la desobediencia civil, es decir, la paralización de los desahucios y la recuperación de viviendas vacías en manos de entidades financieras.
La del 16 de febrero no va a ser una movilización cualquiera. No sólo hemos interpelado a la gente afectada, sino que hemos llamado a toda ciudadanía y esperemos que tenga una buena respuesta en todo el Estado.
Pero esto no es suficiente. A partir de ese día iniciaremos la campaña de señalar a los culpables y empezar una fase en la que se acabe con la impunidad.
Ada Colau es la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca
«Si un perro flauta me acosa por la calle, le arranco la cabeza», dice un diputado del PP. Si por molestarte en la calle mereces ver tu cabeza arrancada del tronco, ¿cuál es la pena proporcional por dejarte sin trabajo? ¿Y por no poder pagar el colegio de tus hijos? ¿Y por perder la casa en la que has metido todos tus ahorros durante los últimos diez años? ¿Y por endeudarte de por vida aunque además hayas perdido la casa? ¿Y por perder el acceso a la sanidad, a la universidad, a una pensión, al seguro de desempleo?
Los que dieron el golpe de Estado en 1936 dijeron que los movió el amor a España . Pero de España, como dijo Franco, les sobraba la mitad de los ciudadanos . Que eran españoles. Que están todavía enterrados en zanjas y cunetas. Desde la patronal nos dijeron que nos fuéramos a trabajar a Laponia. Una parte importante de los jóvenes le ha tenido que hacer caso. Los de siempre. Nunca han existido dos Españas. Eso siempre ha sido una mentira. Hay una España mayoritaria y una minoritaria con mucho poder , capaz de acercar a su bando a una parte de la mayoría. El miedo hace el resto. En la España de ellos siempre están los mismos. Desde los Reyes Católicos y su Inquisición. Por eso, el PP no necesita arrancarle la cabeza a los últimos que pusieron el miedo en su bando. Están ahí, hechas tierra y vergüenza para nuestra democracia.
El poder, sobre todo, posee eficaces herramientas para amedrentar a una parte importante de la ciudadanía. Medios de comunicación, iglesias, puestos de trabajo, presencia social, ritos, cultura y el Hola. Un diputado dice que no le tiembla la mano para volver a ejecutar disidentes. Antes eran rojos. Ahora, como ya no hay Unión Soviética, son perros flauta. El miedo, y los nombres, siempre los han administrado ellos. Y exhumar asesinados, expropiar unos carritos de la compra, decirles en el portal de su casa que nos están arruinando la vida y la del futuro, cuestionar la monarquía o recordarles que están robándose el país que dicen que aman, les hace caer en una angustia existencial, propia de quien nunca ha tenido la sensación de sobrar en ningún lado.
La dureza de la respuesta del PP a los escraches es muy lógica. La derecha entiende siempre muy rápido las cosas del poder. La legitimidad del sistema político español está en cuestión. Cuando los esclavos dejan de interiorizar su condición, el amo ya no puede dormir tranquilo. El PP lo sabe: lo que ayer era permitido, ahora no lo es. Aunque lo sigan diciendo las leyes. Habían puesto al mismo nivel cosas que no se pertenecen. La Constitución, las leyes, los jueces, los policías y el portero de su casa les saludaban como personas importantes. Pero han surgido nuevas preguntas. ¿Por qué no permitimos un diputado que defienda la pederastia o la ejecución de las minorías o la lapidación de las herejes o adúlteras —lo perseguiríamos hasta debajo de las piedras, porque la democracia tiene derecho a defenderse—, pero permitimos un diputado que esté a favor de los desahucios? Ese es el cambio. Y es lo que les pone de los nervios. Es una lucha política. Si podemos perseguir a los que roban nuestra tranquilidad, están en peligro. Estamos escribiendo nuevas reglas del juego. Y los que siempre han sido dueños del tablero se asustan.
Los escraches son reformismo. Pero hasta el reformismo asusta. De ahí la ridiculez de comparar escraches y terrorismo. Recuerdan Pisarello y Asens que «los escraches son una acción informativa, que se ha de hacer «de manera totalmente pacífica» y sin «importunar a los vecinos» . También se estipula que deben realizarse en días laborables y en horario escolar, de modo que los niños nunca sean interpelados. Los casos personales se intentarán explicar sin insultos ni amenazas. Se evitarán ruidos o molestias innecesarios y se procurará ser amables con quienes trabajan en comercios y con los transeúntes. No todas las antiguas reglas han perdido su sentido. Sólo aquellas que únicamente sirven a unas minorías privilegiadas. Pero la situación política está tan podrida que hasta las reglas mínimas de la democracia les están sobrando.
El escrache es una forma de desobediencia civil. Cumple las tres reglas que marcó Habermas para que sea tal y no caiga en otras formas de desobediencia que carecen de legitimidad: son pacíficas, lo que se reclama tiene carácter universal —no se reclama en exclusiva para uno mismo, sino para todos— y se está dispuesto a asumir las consecuencias de los propios actos. La desobediencia civil es una válvula de seguridad democrática. Surge cuando las demandas sociales van por delante de las leyes y del comportamiento político institucional. Las leyes que ayer nacieron para defender a los políticos del acoso de los monarcas absolutos -inviolabilidad, inmunidad, fueros especiales- se han convertido hoy en formas de privilegio. Si en España tuviéramos una Constitución como la alemana, hace tiempo que el Tribunal Constitucional tendría que haber llamado al derecho de resistencia o habría declarado fuera de la Constitución a, cuando menos, los dos últimos gobiernos del Reino de España. ¿Por qué los jueces son tan solícitos para algunas cuestiones y, en cambio, han tolerado la ruina del país consumada por Zapatero y Rajoy? ¿No cabría situar en la inconstitucionalidad a dos partidos, PSOE y PP, que han dinamitado el carácter social de nuestro país recogido en el artículo 1 de la Constitución?
Escribía en otro lugar que vemos con pasmo que lo que estaba prohibido, ahora está permitido —sueldos desorbitados, sacar dinero del país, vaciar instituciones, usar información privilegiada—, y que lo que estaba permitido —derecho a manifestación, libertad de expresión, derecho de reunión— están, de facto, prohibidos. Vemos que desaparecen las garantías de reparto de la riqueza social y aumentan las desigualdades ; que los políticos que gestionan la transferencia de renta desde las clases medias y bajas a los ricos tienen la llave de la puerta giratoria que les permite un futuro cómodo en las grandes empresas; que cualquier tipo de protesta pasa a ser criminalizada por esos políticos que están gestionando ese robo de los de abajo hacia los de arriba (llevando a suelo patrio lo que antes se hacía entre continentes). «Por la mitad de lo que estos están haciendo yo me he pasado diez años en la cárcel», dice el bróker de Wall Street , la película de Oliver Stone, viendo a nuestros actuales dirigentes. Y eso que no sabía ni lo de la Infanta, ni lo del coche en el garaje de Ana Mato, ni lo de la escritora fantasma de Mulas, ni lo de los sobres del PP. Cuando lo ilegítimo se convierte en legal, nace el momento de la desobediencia . En América Latina se preguntan a qué está esperando Europa.
Los escraches son nuevas reglas del juego para una nueva partida democrática. Y tienen la misma oposición que en su día tuvo el sufragio universal, el derecho a huelga o a manifestación. El escrache es un diálogo directo con los «mandatarios» que se convierten otra vez, gracias a ese acto de diálogo forzado, en «mandatados». Que es lo que siempre han sido, aunque el abandono de la conciencia democrática le dio la vuelta a los papeles. Los escraches tenemos que entenderlos como la actualización en el siglo XXI de la rendición de cuentas democrática, de la exigencia del cumplimiento cabal de los programas electorales (o la convocatoria de nuevos comicios), de la reclamación de comportamientos acordes con la soberanía popular, de la renovación de la construcción de la voluntad popular más allá de la distancia que marcan los partidos, de la reivindicación de la honestidad en el ejercicio de los cargos públicos.
Déjenme repetirlo: los escraches son el penúltimo intento amable de un pueblo que quiere hacerse escuchar. Con los escraches, el escenario, en cualquier caso, se clarifica: los diputados que no soporten la cercanía de los electores, que se marchen. En democracia, es el pueblo el que manda. Aunque expresarnos así parece devolvernos a un lenguaje que se hablaba en tiempos arcaicos. ¿Quieren seguir manteniendo los políticos la impunidad? ¿Quieren trabajar para otro señor que no es el pueblo y que nadie les demande por su traición? ¿Va a convertirse la política en un negocio paralelo al desmantelamiento de los sistemas de previsión social?
La salida fácil es decir que los escraches son una forma de amedrantamiento que pertenece a los regímenes fascistas. Se equivocan. Las tensiones entre sectores sociales pertenecen a todos los regímenes que mantienen desigualdades. ¿Quién sin que se le caiga la cara de vergüenza va a defender que un escrache es más violento que un desahucio, que un despido, que un corralito, que el cierre de la universidad y las urgencias, que una mentira electoral, que las machadas de los antidisturbios, que las multas por ejercer la democracia?
Los que están en contra de los escraches son los que están a favor de otras formas de protesta que ya no cambian nada. El mismo diputado del PP que vota en contra de la ILP, es decir, el mismo diputado que construye «fascismo social» expulsando de la ciudadanía a una parte importante de los españoles y españolas, dice que los escraches se emparentan con las señales pintadas por los nazis en las tiendas de los judíos. Es al revés: son ellos los que nos cuelgan la estrella en el pecho negándonos el sustento, la vivienda, la salud. Esa democracia que defienden sólo existe en sus discursos. Hace tiempo que se ha ido.
Igual que Israel se comporta con los palestinos con maneras de nazis, el neoliberalismo está haciendo de nuestros países un enorme campo de concentración enmascarado en formas democráticas . Una queja que no es oída no tiene efectos democráticos. Por eso los escraches están devolviendo la democracia perdida o quizá, incluso, están permitiendo el advenimiento de la democracia que nunca hemos tenido. La democracia se gana siempre en la confrontación. Por eso dijo Fraga que la calle era suya. Los derechos siempre se ganan o se pierden en el pulso político. Y una forma clara de ese pulso, hoy, son los escraches. Es normal que el PSOE, el PP, UPYD, CIU o el PNV estén en contra. Tan evidente como que hay que regresar a los lugares donde nacieron los partidos. A la calle. Los escraches ya han empezado a marcar el camino.
Juan Carlos Monedero es profesor de ciencia política en la Universidad Complutense.
«Señor Rajoy, nunca es tarde para rectificar. Bajen a la calle y hablen con la gente»
La portavoz catalana de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca publica un libro que se titula como el lema más sonado de los desahuciados: ‘Sí se puede’. El libro incluye esta carta abierta al presidente del Gobierno.
Señor Mariano Rajoy,
Señores diputados y diputadas del PP, miembros del Gobierno de España,
Les escribe Ada Colau, pero esta vez no como portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), sino como una ciudadana cualquiera.
Estos últimos días han sido intensos. La señora delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y otros miembros del Gobierno y de su partido, así como algunos medios de comunicación, han lanzado graves acusaciones contra mi persona. Se han dicho muchas mentiras o medias verdades deformadas: que si era filoterrorista, que si era simpatizante de no sé qué, que si estaba condenada en juicios inexistentes, que si era antisistema por acciones pacíficas varias, que si estaba subvencionada con millones de euros… Es igual. Los abogados me dicen que debo denunciar, y en algunos casos graves lo haré, pero no vale la pena perder tiempo respondiendo a la difamación. Sin embargo, se han acumulado algunos malentendidos de fondo que creo oportuno aclarar.
En primer lugar, ustedes no han entendido el movimiento de la PAH . Dejen que les cuente. La PAH es un movimiento ciudadano en el que participan miles de personas, la mayoría afectadas, algunas otras solidarias, todas movilizadas por la defensa del derecho a la vivienda . Es un movimiento apartidista, muy plural y transversal, en el que personas muy distintas hemos coincidido movidas por la indignación frente al abuso de las entidades financieras y la complicidad que éstas han encontrado tanto en su Gobierno como en el anterior. Por ello les digo que sus acusaciones de que el PSOE mueve los hilos de la PAH son ridículas y demuestran un desconocimiento de la realidad preocupante . Deberían venir a nuestras reuniones y comprobarlo. En ellas encontrarán votantes de todos los partidos y abstencionistas; clases medias y bajas; inmigrantes y autóctonos; jóvenes y mayores… Vamos, la ciudadanía en general.
En segundo lugar, la PAH no tiene ni necesita lideresas . Parece que ustedes se han empecinado en buscar cabecillas a los que poder decapitar, como forma rápida de acabar con una protesta que a las entidades financieras, y ahora parece que también a ustedes, les resulta molesta. Yo no soy nadie importante ni especialmente brillante. Soy en estos instantes una portavoz, pero como yo hay miles de personas tanto o más implicadas. Ésa es la fuerza del colectivo: somos un movimiento profundamente democrático, que apuesta por la descentralización y el protagonismo de todas y cada una de las personas que en él participan. Ése es uno de los ingredientes secretos que explican que en los momentos más difíciles las personas saquen lo mejor de sí mismas. El empoderamiento y la solidaridad nos hacen imparables. Y, finalmente, hablemos de los escraches .
Les molesta que podamos ir a protestar frente a su casa. Lo entiendo. A mí tampoco me gustaría. Pero si alguna vez hubieran acudido a un desahucio, entenderían que se trata de algo infinitamente más molesto. Hay miles de personas en una situación límite, en la calle y con deudas, en paro, sin tener qué comer… Y todo ello a pesar de que viven rodeadas de abundancia. Miles de familias viven en la calle en el país de Europa que más viviendas vacías acumula . Pasan hambre en un Estado que permite que cada día se tiren toneladas de alimentos en buenas condiciones. Y ustedes gobiernan ese país, por lo que no debería sorprenderles que esas familias llamen a su puerta después de haber intentado en vano llamar su atención . Este movimiento, absolutamente ejemplar, ha agotado todas las vías que la insuficiente democracia española ofrecía : durante más de cuatro años hemos intentado negociar con las entidades financieras, hemos hablado con los partidos políticos, con servicios sociales, ayuntamientos… Hemos puesto recursos en los juzgados y hemos recogido como hormiguitas casi un millón y medio de firmas. Pero nada, el Partido Popular no se ha movido ni un milímetro y anuncia que rechazará las medidas de la Iniciativa Legislativa Popular.Qué casualidad. Justo en el momento en que la PAH cuenta con más apoyo social (entre el 80 por ciento y el 90 por ciento, según todas las encuestas). Cuando ya se han entregado el millón y medio de firmas de la ILP. Cuando la presión social les ha obligado a admitir a trámite esa ILP que no pensaban ni debatir. Cuando llega una sentencia europea que da la razón a las personas afectadas y dice que las miles de ejecuciones hipotecarias y desahucios que se han producido los últimos años en España son ilegales. Justo en este momento, cuando parecería que ya nada más puede retrasar la necesaria reforma legislativa, ustedes nos salen con una campaña de criminalización como única respuesta .
En lugar de escuchar el clamor popular, intentan generar confusión llegando a comparar nuestras acciones pacíficas con el terrorismo de ETA o la Alemania nazi. Hay que ser mala gente para decir algo así . Recuerden que en este tema de los desahucios de momento los únicos domicilios violados y los únicos muertos los ha puesto la población. No sus señorías, que hasta la fecha se han limitado a mirar desde lejos, y desde la comodidad, un drama que podrían haber evitado si hubieran actuado donde les compete, en el Congreso. Por supuesto que la ciudadanía no es tonta y en seguida ha visto que en toda esta campaña de difamación no buscaba más que hacer ruido para desviar la atención. De modo que no les va a funcionar. La realidad es tozuda y miles de personas estafadas y desahuciadas no van a desaparecer por mucho que su Gobierno las ignore.
Dejen que termine usando el paralelismo con la Alemania nazi al que ustedes recurren con tanta ligereza. Si bien la gravedad no es comparable , en ambos casos estamos hablando de situaciones de vulneraciones sistemáticas de derechos humanos. En España, afortunadamente, no estamos frente a campos de concentración, deportaciones ni asesinatos masivos. Pero sí tenemos violentos desalojos y miles de personas empobrecidas que ven comprometidas sus necesidades básicas, y condenadas de por vida a la exclusión social y la economía sumergida. Y todo para mantener los privilegios y los beneficios astronómicos de las élites financieras. Décadas después del nazismo, la sociedad alemana aún no se ha perdonado a sí misma el no haber sabido reaccionar a tiempo para evitar la barbarie. Pues bien, en España miles de ciudadanas y ciudadanos hemos decidido que en el futuro queremos poder mirarnos al espejo.
Una democracia que permite la vulneración sistemática de derechos humanos, e incluso la promueve, no es democracia , por mucho que se vote cada cuatro años. Democracia será cuando el interés general se anteponga a los dictados de los mercados. Cuando nada sea más importante que la vida y la dignidad de las personas.
Señor presidente, nunca es tarde para rectificar. No teman los escraches, no teman a la población. Bajen a la calle y hablen con la gente. Hagan justicia y detengan los desahucios. Hay vidas en juego que no pueden esperar más.
Dos de los grandes perdedores de la crisis –los desahuciados y los pequeños ahorradores que compraron preferentes- eran los protagonistas del día en el Parlamento Europeo. La Comisión de Peticiones de la Eurocámara analizaba las cuestiones presentadas por los dos colectivos, para delimitar analizar hasta qué punto se han vulnerado los derechos de los ciudadanos. Pero los eurodiputados del PP centraron su argumentación en un ataque a Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), a la que acusan de haber comenzado una campaña de “acoso e intimidación” a los cargos electos de su partido.
“He vivido y vivo con el acoso y la amenaza. En 1996 tuve el primer escrache en mi casa. Lo denuncié y lo gané en los juzgados”, dijo Carlos Iturgaiz, en referencia a un juicio contra el exdirigente de Herri Batasuna Koldo Celestino. “No tengo que condenar nada”, dijo Colau cuando Iturgaiz le exigía una condena explícita y la tachaba de “dictadora”. “Me acaban de insultar”, protestó el eurodiputado vasco entre risas de los asistentes a la sesión.
La sesión celebrada en Bruselas reunió en una sala a los miembros de la PAH, que pedían amparo a las instituciones europeas para un drama que en el último año ha dejado sin su única vivienda a 40.000 familias. Comparecían también representantes de la Comisión Europea para dar su opinión sobre la posible vulneración de derechos en la ley hipotecaria española.
Pese a que el Tribunal de Luxemburgo dictaminó hace tan solo un mes que la norma española es incompatible con la directiva europea de protección de los consumidores de 1993, los funcionarios de Bruselas se mantuvieron en la ambigüedad. En estos 20 años, la Comisión nunca llamó la atención a España por no respetar normas de obligado de cumplimiento. El Parlamento Europeo mantiene abierta la cuestión para que la Comisión pueda seguir investigando si detecta alguna irregularidad.
Tras su exposición, Colau pidió al Parlamento Europeo que enviara una delegación a España para ver “con sus propios ojos” el drama que convierte a España, dijo, en una irregularidad en el contexto europeo. “Tanto este gobierno del PP como el anterior del PSOE se han limitado a aprobar rescates para la banca, las mismas entidades que han estafado a gran parte de la población con las hipotecas y otros productos”, dijo ante los eurodiputados.
Tan solo un mes después de que el Tribunal de Luxemburgo diera un varapalo a la norma que ha permitido el desahucio de decenas de miles de personas por considerarla incompatible con la directiva europea de protección de los consumidores, el Parlamento Europeo ha examinado las peticiones de amparo presentadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), así como la de inversores minoristas que se consideran estafados por la venta de participaciones preferentes.
La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau, dijo hoy ante la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo (PE) que «el Gobierno ayuda a los bancos en vez de a las personas». «Tanto este gobierno del PP como el anterior ejecutivo del PSOE se han limitado a aprobar rescates para la banca, las mismas entidades que han estafado a gran parte de la población con las hipotecas y otros productos», señaló Colau ante los eurodiputados, a los que quiso hacer llegar el problema de los desahucios en España.
«Nos parece destacable explicar aquí que en España, un país del llamado primer mundo, se vulneran sistemáticamente los derechos humanos», dijo la activista, en relación al número de personas que se ven desahuciadas y sin vivienda. Señaló también que «los ciudadanos accedieron a la vivienda porque así lo recomendaba el propio Estado» y cuando estalló la crisis inmobiliaria «la responsabilidad recayó no en las entidades financieras que vendieron esas hipotecas sino en las familias más vulnerables».
Colau también dijo a la comisión del Parlamento Europeo que los ciudadanos son los que se han movilizado por los afectados de la hipoteca y que por ello han sido «criminalizados». «Está habiendo una gravísima criminalización, se nos llama nazis y terroristas y se nos ponen altísimas multas», aseguró ante la comisión europarlamentaria.
La Comisión Europea, que estará presente en el proceso, también se pronunciará sobre unas prácticas que se han colocado en el centro del debate político español.Tras la exposición de Colau, intervinieron los funcionarios de la Comisión Europea. El Parlamento ha decidido mantener abierta la cuestión para que la Comisión Europea siga investigando para ver si en España se han vulnerado las normas europeas o no. Al final del proceso, si el Ejecutivo europeo detecta aspectos irregulares podría iniciar un procedimiento de infracción al Gobierno español. Otra posibilidad es que se decida enviar cartas a las autoridades españolas pidiendo más información o mandar una misión de técnicos al país para investigar más a fondo lo sucedido.
La asociación de defensores a los desahuciados denunció al Gobierno español ante la Eurocámara por incumplir el artículo 47 de la Constitución española, que asegura a todos los ciudadanos el derecho a una vivienda digna. Colau reclamará también la introducción de la dación en pago retroactiva y en todos los casos; y no solo cuando hay acuerdo entre entidades financieras y clientes, como ocurre en la actualidad.
La Comisión de Peticiones de la Eurocámara recibió también a varios preferentistas que denunciarán ser víctimas de una estafa. Argumentan que las autoridades españolas incumplieron la directiva europea que protege a los ahorradores. La Comisión Europea también dará su opinión sobre este asunto.
Xesús Domínguez, portavoz de la plataforma de Compostela, ha criticado ante los eurodiputados la quita y que el Gobierno español «rescata bancos y olvida a las personas». En su intervención, Domínguez ha defendido que los afectados no son inversores, sino ahorradores, que han sido «víctimas de una estafa masiva» por parte de Novagalicia Banco, que fue «planificada desde los despachos» y mediante la que les han «robado 1.800 millones de euros, los ahorros de miles de personas y familias».
Este portavoz ha situado en 80.000 las personas afectadas en Galicia y ha señalado que, ante la necesidad de la banca de obtener fondos por el estallido de la burbuja inmobiliaria, pasó a «vender a sus clientes dos productos financieros de alto riesgo». Para «consumar el engaño», ha relatado, emplearon dos mecanismos, el de «mentir a sus clientes, dar información falsa, ocultar las consecuencias de esos productos, asegurando que eran opciones ventajosas y seguras, a personas con nula formación económica y financiera» y el de «hacerse con los ahorros de los clientes, sin su consentimiento, sin pedir autorización y sin información».
«¿Debemos aceptar que nos roben nuestros ahorros y pagar la deuda del banco porque nos convierten en inversores?», ha cuestionado. «No apostamos en bolsa, no especulamos con fondos de inversión, no sabemos nada de finanzas, somos ahorradores», ha protestado.
Para que Félix de Azúa entrase en la Academia
quizá se pesó en oro su verso y su silencio
y se pasó por alto esa pesada ausencia de antológico velo.
Quizás le abrió las puertas su “Historia de un idiota”
viéndose ya traducida a varias lenguas, quizás
en fin, su apenas conocida obra.
No es nada vergonzante: organismos anémicos
llamaba estos palacios Julio Caro Baroja.
Félix pudo aprenderlo de galos que no cito:
no es tener una gran obra lo importante.
Llama la atención, insulta y dales palo en tus escritos,
enseña tu trasero y tu notoriedad se hará ambulante.
Por mucho que engalane su figura
Félix de Azúa académico honorable
sube más alto en su cotización y premio
mentando pescadera desde el sabio criterio del besugo
pues un besugo es besugo calle o hable