«Nos están quitando la dignidad». Javier, 32 años, en paro, «como muchos de mis amigos». A pesar de tener carrera -Biología- y un máster en el extranjero, no ha conseguido más que algunos contratos temporales. «Solo queda salir a la calle. Yo estuve en la primera manifestación del 15M, pero ahora me parece que aún hay más motivos, la corrupción, los partidos mayoritarios están podridos, los recortes… nos están dejando sin nada, quieren asfixiarnos, dejarnos también sin ánimo y sin ganas de protestar».
Javier ha sido una de las miles de personas que hoy han vuelto a salir a la calle, como tantas veces en los dos últimos años, para clamar contra los recortes, la corrupción y contra la connivencia entre el sistema político y el financiero.
M-15 mugimenduak deituta, hainbat protesta egin dituzte zenbait hiritan; Bilbon, Gasteizen eta Donostian, ‘Euren kolpeen aurrean, geuk erantzun’ leloarekin atera dira.
Más mil personas se han unido en Donostia San Sebastián, para recorrer las calles de la Parte Vieja bajo el lema: ”No a los recortes”, “No pagamos, No debemos”.
Justo a esa hora ha comenzado a nevar sobre San Sebastián.
Gritos contra el creciente desempleo, el ataque a la sanidad y la educación públicas, a los derechos laborales y sociales, al medio ambiente, se han oído durante todo el recorrido.
Una multitud harta llena las calles otra vez contra la corrupción y los recortes
Las que personas se manifestaron en la tarde de ayer por Donostia lo hicieron en respuesta a la convocatoria del colectivo Marea Ciudadana, que sacó a la calle a miles de personas en cerca de 80 ciudades del Estado español para protestar por los recortes, la presión ejercida por los mercados financieros y la corrupción. La marcha donostiarra salió del Boulevard a las 17.00 horas tras una pancarta que decía Osasuna ez ikutu y recorrió posteriormente las calles de la Parte Vieja en un ambiente frío y húmedo.
En Bilbao han sido alrededor de 3.000 personas las que han marchado tras una pancarta en la que se podía leer: ‘Frente a sus golpes, respondemos’.
«No hay quien aguante este olor a fin del mundo«, «No debemos nada, nos lo deben todo» decían algunas pancartas
En 80 ciudades han albergado concentraciones contra la corrupción y los recortes y en defensa de los servicios públicos.
Por ejemplo, en Alicante una cadena humana ha «cercado» simbólicamente la Subdelegación del Gobierno y la sede del Consell. A pesar del frío y la lluvia, gritos como «Lo llaman democracia y no lo es», «Sí hay dinero, lo tienen los banqueros» o «Más enfermeras y menos Eurovegas» también se han escuchado en Oviedo.
En las ciudades gallegas también se han llenado las calles contra los bancos y la corrupción. Una de las principales reivindicaciones que ha estado presente ha sido la situación de Aurelia Rey, la anciana de 85 años sobre la que pesa una orden de desahucio de su vivienda situada en la calle Padre Feijóo de A Coruña, lugar por el que ha pasado una de las manifestaciones para mostrarle su apoyo.
Tres columnas han recorrido las calles de Barcelona bajo el lema ‘¡Echémosles! ¡Juntas podemos!’. Allí se ha clamado especialmente contra la «represión» policial, y han marchado hasta la Conselleria de Interior para reclamar que la policía catalana deje de utilizar balas de goma.
En Valladolid, la concentración ha sido al mediodía y posteriormente varios autobuses han viajado a Madrid para unirse a la protesta de la capital.
La manifestación en Palencia ha estado protagonizada por los trabajadores de SAS Automotive, una empresa «bajo amenaza de cierre».
En Santander, miles de personas se han manifestado en una concentración en la que el portavoz de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, José Ramón Blanco, ha comparado el golpe de estado que se produjo en un día como hoy en 1981, con el «golpe de estado financiero» que aqueja al país.
La Plaza del Pilar de Zaragoza ha sido el escenario de las protestas de los aragoneses, que han lamentado que en España «manden los mercados financieros» y que se haya producido un «golpe al estado de bienestar».
«No hay pan para tanto chorizo», ha sido uno de los lemas de la marcha en las Palmas de Gran Canaria, mientras que en Oviedo se ha coreado «Sí hay dinero, lo tienen los banqueros«.
En Madrid, Marina llevaba un gran ‘No’ pegado a su frente. Funcionaria desde hace veinte años cree que ha llegado el momento de que se produzca «un cambio». «Por eso estoy aquí, yo ya no soporto ver a los políticos en la tele diciéndonos que recortan porque no queda más remedio mientras se llevan dinero por detrás, es una verguenza», aseguraba. A su lado, Jose, uno de sus hijos, en la universidad, contempla el futuro con poca esperanza. «Me queda un año para terminar y no sé qué va a pasar luego».
«La sanidad no se vende, se defiende». «Universidad pública y de calidad». Miles de personas han coreado los lemas más emblemáticos de las mareas banca y verde. La marea violeta protestaba por el retroceso de los derechos de las mujeres, el recorte de la dependencia, o la amenaza de reforma de la Ley del Aborto. También grupos de mineros, vestidos de negro y con cascos, se han unido a la marcha.
«Que no, que no, que no nos representan».
Noticias de Gipuzkoa/Ana Requena/ Agencias/eldiario.es
Nos podemos y debemos quejar todo lo que queramos.Pero la realidad es que la recuperación económica va para largo. Mientras tanto hay que hacer cosas individual y colectívamente. Hay que presionar a la clase política para que cambie las leyes siempre favorables a bancos y grandes empresas. El dinero público debe invertirse en creación de puestos de trabajo. Las empresas deben acceder al crédito para seguir funcionando. Cambiar la política de desahucios por otra de pagos aplazados y alquileres asequibles etc.
Sí Antxon, los movimientos sociales están haciendo cosas invidual y colectivamente pero ¿Qué hacer en un país como este, donde por una parte crecen el desempleo, el hambre y los desahucios, y por la otra se suceden las noticias sobre un Partido Popular que ya no parece corrupto sino corrompido, y en el que muchos sujetan en una mano las tijeras de los recortes sociales y en la otra un maletín lleno de dinero negro? ¿Qué respeto a las normas nos pueden exigir quienes a la vez que nos piden sacrificios cobran cientos de miles de euros y mientras predican la austeridad se reparten sobres invisibles llenos de billetes de color violeta? ¿Cómo se atreven a hablar de honradez, patriotismo y solidaridad quienes defraudan a Hacienda, blanquean capitales, reciben regalos de tramas mafiosas, son financiados bajo cuerda o se suben el sueldo un 27% en plena crisis, como ha hecho el actual presidente del Gobierno?
¿Resignarnos?
Efectivamente, lo que está pasando con la clase política desanima a cualquiera
a pensar que estos son los que tienen que tirar del carro en esta sociedad en crisis. Pero no nos engañemos, los políticos son el reflejo de una parte de la sociedad, muy extensa por cierto, cuyos objetivo es lucrarse a toda costa sin importarles cómo y quién va a resultar perjudicado. La solución pasa por unas leyes equitativas que no favorezcan al poderoso, castigos ejemplares para los que abusando de su posición se lo llevan con descaro, listas abiertas en la elecciones, declaración de patrimonio antes y después de ocupar un cargo público etc
Mientras estas cosas no se modifiquen, el ciudadano va a seguir muy cabreado.
Un saludo
Decía el recientemente fallecido S.Hessel en su panfleto Indignaos: «Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos.»
A mucha gente establecida el librito le parece malo, literaria y teóricamente, pero refleja bastante bien lo que la mayoría de las personas «de izquierdas» tienen en la cabeza, en España y en Europa. Otra cosa es que eso se pueda plasmar en algo concreto, consistente o defendible.
Hessel -cuya particpicación en la resistencia francesa contra el nazismo le honrará para siempre, por comparación con unos cuantos millones de franceses- no llegó a darse cuenta de que no es posible provocar a conciencia la indignación, como el amor o el odio. Estos sentimientos brotan -o no- naturalmente, del curso de la vida. Su panfleto sólo pudo cuajar entre los previamente indignados.
¡Que hable el que ama! En la fiesta del Día del Trabajo organizada por los parados el pasado 1 de mayo en el pasadizo del Boulevard, abajo porque el quiosco estaba cerrado, todos querían que hablara el que ama, ¡que hable el que ama!, y este finalmente aceptó y habló así: “Afortunados los parados porque ellos se librarán de la locura… Afortunados los parados jóvenes porque ellos conocerán el poder de la rendición y el placer de la aventura… Afortunados los parados viejos porque ellos serán rejuvenecidos…” Al oír por donde iba el pavo, la multitud empezó a mosquearse. Los mas tranquilos se pusieron a silbar y abuchear a aquel paranoico anacrónico que daba voces allí arriba: ¡Iluminao! ¡Cansino! ¡Idiota! ¡Despistao! Y los más violentos se lanzaron directamente a por él: lo agarraron, lo golpearon, lo maniataron y lo arrastraron desde el Boulevard hasta el Naútico (Allí le dieron de almorzar)
OK