Iñaki pone en conocimiento de esta web, para cursar la denuncia dónde corresponda, de la colocación de veneno en la zona de la Calle Borroto, habiendo ya causado el envenenamiento de un gato, recogido moribundo por la Policía Municipal a través de la Protectora de Animales.
Alerto de esto por el peligro manifiesto para los animales domésticos de muchos de los vecinos de estas zonas y la posible extensión de esta aberrante práctica a otras zonas del barrio.
El gato, como animal de compañía, es una de las mascotas más populares en todo el mundo. Debido a que su domesticación es relativamente reciente, pueden vivir en ambientes silvestres formando pequeñas colonias, como sucede el la calle Borroto y alrededores.
Es un animal instintivamente cazador. Los gatos en libertad de Etxadi, viven de forma semisalvaje y son los que cazan ratones y ratas en la zona. La sola presencia de los gatos es causa de que no existan ratas. Si se envenenan a los gatos, las ratas campearán por sus respetos.
Los envenenadores de los gatos no sólo son personas manifiestamente crueles, sino también seres antisociales.
Los gatos se caracterizan por sus hábitos de limpieza, por su bajo nivel de atención y ningún cuidado para su manutención (ellos se buscan la vida).
Las evidencias arqueológicas indicarían que uno de los primeros lugares de domesticación de los gatos fue la isla de Chipre hace unos 9.500 años y que poco tiempo después estos felinos eran comunes entre las culturas de la Creciente Fértil. Luego, hace quizás unos 3.500 años, y probablemente a través de comerciantes fenicios, el gato fue introducido en Europa continental desde el Antiguo Egipto
Los ancestros directos de los gatos domésticos habrían abandonando gradualmente la vida silvestre para convivir con la especie humana atraídos por los roedores que parasitaban a las comunidades humanas. Según un estudio publicado en la revista Nature en junio de 2007, los ancestros de los actuales gatos domésticos comenzaron a separarse de las líneas salvajes hace entre 130.000 a 100.000 años; otro publicado en la revista Science confirmaba este dato, indicando que los gatos domésticos actuales descienden de un grupo de cinco gatos salvajes africanos que se asociaron al hombre en Oriente Medio hace 131.000 años.
Jaime
Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.
El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.
No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.
Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.
Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.
Pablo Neruda
– Ama, txakur hori boxerra al da?
– Ez dut uste. Zer, Harri-ri bikotea bilatu nahi diozu ala?
– “Bikotea”…? Ez. Hazia jartzeko bakarrik.
Harremanei buruzko ikuspegia errebisatu eta hiztegia zehaztu beharrean harrapatu du 5 urteko neskatilak señora.
No hay nada más tierno que la imagen de un gatito bebiendo leche en un bol. Cuando el gatito crece algunas personas quieren que la imagen perdure en el tiempo y le siguen ofreciendo el mismo bol de leche. Pero ¿es esto necesario? Los gatos adultos ¿deben beber leche?
Todos los mamíferos recién nacidos se alimentan de leche materna. A medida que crecen y empiezan a tomar alimentos sólidos (esto sucede hacia las cuatro semanas de edad, aproximadamente) el interés por la leche materna disminuye. Al mismo tiempo, también disminuye la cantidad de lactasa, la enzima encargada de transformar la lactosa de la leche en glucosa para que sea absorbida sin dificultad por el tracto intestinal. Muchas personas también carecen de lactasa por lo que, al no poder descomponer la lactosa, la leche no se digiere y produce diarrea y otros trastornos digestivos. Los productos lácteos como el yogur o el queso tienen niveles de lactosa menores que la leche, por lo que son mejor tolerados.
Muchos propietarios creen que es imprescindible que el gato se alimente de los nutrientes que aporta la leche; otros, piensan que ofrecer leche a los gatos es un gesto de cariño que debe repetirse cada día. Incluso algunos piensan que deben tener tanta leche como agua.
Pues bien, nada de esto es cierto.