Los promotores del concurso de ideas para la rehabilitación del Bosque de Miramon entendieron que el proyecto debía enfocarse bajo el prisma de una actuación paisajista
¿Por qué?
Se dice que tres cosas constituyen la felicidad humana: las de comer, las de usar y las de mirar. Pues bien, la naturaleza misma, nos proporciona este triple goce, según lo que busquemos en ella; y, en el mirar, la naturaleza es paisaje.
Al paisaje, “cosa de mirar”, los romanos le llamaban mirabilia, “maravillas”, objetos dignos de ser mirados. No siempre tratamos a los árboles, a los prados o a los senderos como dignos de ser mirados. Se ha dicho que el descubrimiento del paisaje, como el del amor, tiene una historia reciente. Se ha dicho, también, que la lenta formación de la autonomía visual de las personas que habitan nuestro mundo es paralela, por una paradoja nada extraña, a la creciente centralidad del ser humano en el universo y a su control sobre los ciclos de la vida.
El reto se ha planteado para el Bosque de Miramón es lograr una buena recreación de su naturaleza para así disfrutar al mirar su paisaje.
La gente que estamos en este asunto de Miramón queremos crear un Bosque que vincule la naturaleza en su estado salvaje, con el uso y visibilidad por las personas que habitan en sus contornos (la ciudadanía de la comarca). No queremos un parque temático, somos contrarios a una señalización que dijera “sendero rural” porque lo que quiere decir es que ya-no-es-un-sendero, o “mirador panorámico” con pupitre y plataforma, o “conjunto etnográfico” para enseñar un molino o una casa de piedra artificiales, o “ruta paisajística” para negar la fuerza del paisaje natural.
Y ¿Por qué una (un) bióloga?
Queremos habitar con los animalitos del Bosque, por eso, además del paisajista entre los equipos que han participado en el concurso de ideas, y para realizar el estudio del medio físico en relación a las especies de flora y fauna, se exigió la partición de una (o un) bióloga.
Los mecanismos nerviosos que participan en las etapas de la respuesta a estímulos dolorosos son básicamente iguales entre los animales y el hombre. Los neurotransmisores y las vías nerviosas sobre las que actúan comparten los mismos fundamentos para su funcionamiento y, por otro lado, se sabe que el umbral necesario para desencadenar la respuesta muestra tantas diferencias entre humanos y animales como las diferencias que se ven entre las distintas personas.
El dolor es un fenómeno complejo que depende de aspectos biológicos y fisiológicos pero también de la especie animal, la raza, el tamaño, el rol del individuo, el entorno y las experiencias previas de dolor por las que haya pasado.
Los animales no soportan mejor el dolor, sino que no lo dicen. Y una máxima: si tú sospechas que tu animal tiene dolor, es que lo tiene; si no, no lo hubieras pensado.”
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