«Ha llegado la hora de reinventar la política y el mundo»

Cúpulas rojas y blancasDiario Kafka: ¿Asistimos a un renacimiento de los movimientos de protesta ciudadana?

Ignacio Ramonet: Desde que estalló la actual crisis financiero-económica, en 2008, estamos asistiendo a una multiplicación de los movimientos de protesta ciudadana. En primer lugar, en los países más afectados (Irlanda, Grecia, Portugal, España), los ciudadanos –cívicamente– apostaron por apoyar, con sus votos, a la oposición, pensando que esta aportaría un cambio de política tendente a menos austeridad y menos ajuste. Pero cuando todos estos países cambiaron de Gobierno, pasando de la izquierda o centro-izquierda a la derecha o centro-derecha, la estupefacción fue completa, ya que los nuevos Gobiernos conservadores radicalizaron aún más las políticas restrictivas y exigieron más sacrificios, más sangre y más lagrimas a los ciudadanos. Ahí es cuando empiezan las protestas. Sobre todo porque los ciudadanos tienen ante sus ojos los ejemplos de dos protestas con éxito: la del pueblo unido en Islandia y la de los contestatarios que tumban las dictaduras en Túnez y Egipto. Además, destaca el hecho de que las redes sociales están facilitando formas de la organización espontánea de las masas sin necesidad de líder, de organización política, ni de programa. Todo está listo entonces para que surjan, en mayo de 2011, los indignados españoles, y que su ejemplo se imite de un modo u otro en toda la Europa del sur.

DK: ¿Por qué los partidos políticos de la izquierda son mal comprendidos por estos movimientos?

IR: Porque lo que los medios califican de «partidos políticos de la izquierda» tienen, en opinión de esos movimientos y de las mayorías exasperadas, muy poco de izquierda. No hay que olvidar, además, que estos partidos están comprometidos con esta misma política conservadora que ellos fueron los primeros en aplicar, sin anestesia. Recuérdese lo que ocurrió en España cuando, de pronto, en mayo de 2011, Rodríguez Zapatero, sin avisar ni explicar, decidió aplicar un brutal plan de ajuste ultraliberal que era exactamente lo contrario del ADN del socialismo.

 

DK. ¿Cuál fue el pecado original de Mayo del 68? ¿Son los movimientos de hoy hijos tardíos del 68? ¿Cree que pueden realmente construir contrapoder político, alternativa real de Gobierno, o son más bien movimientos emocionales?

IR: No se pueden comparar las dos épocas. Mayo del 68 era una crisis contra un país en expansión (nacimiento de la sociedad de consumo, crecimiento alto, pleno empleo), que seguía siendo profundamente conservador y hasta arcaico en materia de costumbres. Hoy sabemos que fue menos una crisis política que una crisis cultural. El movimiento del 15M, sin embargo, es el reflejo del derrumbe general de todas las instituciones (Corona, justicia, Gobierno, oposición, Iglesia, autonomías…). En ese sentido, es lo más positivo que ha ocurrido en la política española desde el final del franquismo. Lo más fresco e innovador. Aunque no se ha traducido en movimiento político con perspectivas de conquistar el poder, revela un sentimiento profundo de hartura de la sociedad española golpeada por la crisis y por las brutales medidas de austeridad del Gobierno de Mariano Rajoy. Se podría decir que los movimientos de protesta son una buena noticia ya que demuestran que las sociedades europeas, y en particular su juventud tan castigada por la crisis social, está expresando su descontento general hacia la situación que se está viviendo y hacia el tipo de solución neoliberal que los Gobiernos y la Unión Europea están aplicando contra la crisis. Es más, estos movimientos rechazan la adopción de medidas de austeridad extremadamente serias, de ajuste económico, en una Europa del sur donde más del 20% de los jóvenes menores de treinta años se encuentra en paro. Curiosamente, esta juventud se expresa de una manera pacífica, no violenta, inspirándose en varios movimientos generales.

DK: ¿Qué otros efectos está produciendo esta crisis en Europa?

IR: La crisis se está traduciendo también en un aumento del miedo y del resentimiento. La gente vive en estado de ansiedad y de incertidumbre. Vuelven los grandes pánicos ante amenazas indeterminadas como pueden ser la pérdida del empleo, los choques tecnológicos, las biotecnologías, las catástrofes naturales, la inseguridad generalizada. Todo ello es un desafío para las democracias, porque ese «terror difuso» se transforma a veces en odio y repudio. En varios países europeos, ese odio se dirige hoy contra el extranjero, el inmigrante, el diferente, los otros (musulmanes, gitanos, subsaharianos, sin papeles…) y crecen los partidos xenófobos, racistas y de extrema derecha.

DK: ¿Son los movimientos sociales y políticos actuales, culminando en el 15M, capaces superar a los partidos políticos tradicionales de la izquierda?

IR: No sabemos hacer política sin partidos políticos. Lo que reclaman los contestatarios, los indignados en casi toda Europa del sur, es cambiar las reglas del juego: desmontar el truco. Nuevas reglas supondrían, por ejemplo en España, una nueva Constitución como reclama un número cada vez mayor de ciudadanos. Una Constitución que dé más poder a los ciudadanos, que garantice más justicia social y que sancione a los responsables del actual naufragio. Un naufragio que no puede sorprender a nadie. El escándalo de las hipotecas basura era sabido por todos. Igual que el exceso de liquidez orientado a la especulación, y la explosión delirante de los precios de la vivienda. Nadie se inmutaba, porque el crimen beneficiaba a muchos. Y se siguió afirmando que la empresa privada y el mercado lo arreglaban todo. En la historia larga de la economía, el Estado ha sido siempre un actor central. Solo desde hace treinta años –o sea, nada en una historia de siglos–, el mercado ha querido expulsar al Estado del campo de la economía. Hay que volver al sentido común, a un keynesianismo razonable: tanto Estado como sea necesario y tanto mercado como sea indispensable. La prueba evidente del fracaso del sistema neoliberal actual son los ajustes y rescates que demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos. Se han autodestruido por su propia voracidad. Además, se confirma una ley del cinismo neoliberal: se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas. Se hace ahora pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y se les amenaza, en caso de que se nieguen a pagar, ¡con empobrecerlos aún más! ¿Se producirá un incendio social? No es imposible. Las repercusiones sociales del cataclismo económico son de una brutalidad inédita: 23 millones de parados en la Unión Europea y más de 80 millones de pobres. Los jóvenes aparecen como las víctimas principales. Por eso, de Madrid a Londres y Atenas, de Nicosia a Roma, una ola de indignación levanta a la juventud. Añádase, además, que en la actualidad, las clases medias también están asustadas porque el modelo neoliberal de crecimiento las está abandonando al borde del camino. En España, una parte se unió a los jóvenes para rechazar el integrismo ultraliberal de la Unión Europea y del Gobierno. “No nos representan”, dijeron todos los indignados.

DK: ¿Cómo ve Europa y el proyecto común europeo dominado, estos años, por Alemania y su política de austeridad?

IR: El curso de la globalización parece como suspendido. Se habla cada vez más de desglobalización, de descrecimiento. El péndulo había ido demasiado lejos en la dirección neoliberal y ahora podría ir en la dirección contraria. Ha llegado la hora de reinventar la política y el mundo. Todas las sociedades del sur de Europa se han vuelto furiosamente anti alemanas puesto que Alemania, sin que nadie le haya otorgado ese derecho, se ha erigido en jefe –autoproclamado – de la Unión Europea enarbolando un programa de sadismo económico. Europa es ahora, para millones de ciudadanos, sinónimo de castigo y sufrimiento: una utopía negativa.

DK: ¿Hay alternativas frente al abandono del campo de batalla de la socialdemocracia tradicional?

IR: La socialdemocracia ha fracasado porque ella misma ha participado en la liquidación del Estado de bienestar, que era su principal conquista y su gran seña de identidad. De ahí el desarraigo de muchos ciudadanos que pasan de la política absteniéndose, limitándose a protestar o votando por Beppe Grillo (que es una manera de preferir un payaso auténtico en lugar de sus hipócritas copias). Otros han decidido votar a la extrema derecha, que sube espectacularmente en todas partes, o en menor grado, optar por la izquierda de la izquierda que encarna hoy el único discurso progresista audible. Así estaban también en América Latina hace poco más de un decenio, cuando las protestas derrocaban Gobiernos democráticamente elegidos (en Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú…), que aplicaban con saña los ajustes dictados por el FMI. Hasta que los movimientos sociales de protesta convergieron con una generación de nuevos líderes políticos (Chávez, Morales, Correa, Kirchner, Lula, Lugo…) que canalizaron la poderosa energía transformadora y la condujeron a votar en las urnas programas de refundación política (constituyente), de reconquista económica (nacionalizaciones, keynesianismo) y de regeneración social. En ese sentido, se observa cómo a una Europa desorientada y grogui, América Latina le está indicando el camino.

 

Ignacio Ramonet: sociólogo semiólogo, especialista en geopolítica y profesor de Teoría de la Comunicación

Ex director de la edición francesa de ‘Le Monde diplomatique’ y profesor de Teoría de la Comunicación, es uno de los observadores más lúcidos de la realidad política.

Ignacio Ramonet (Redondela, 1943), es uno de los pensadores más lúcidos de los últimos tiempos. Instalado en París desde 1972, sociólogo y semiólogo, especialista en geopolítica, profesor de Teoría de la Comunicación, sagaz periodista, su forma de mirar e interpretar la modernidad y, por extensión, la globalización, hace de sus ideas un punto de inflexión necesario contra el pensamiento dominante. Diario Kafka ha hablado con él sobre la actualidad política, la crisis y los emergentes movimientos sociales, Europa y el porvenir.

Manuel Fernández-Cuesta

18/04/2013 – 10:52h

14 comentarios en “«Ha llegado la hora de reinventar la política y el mundo»”

  1. Cuando el señor Ramonet habla, es obligatorio para cualquier persona que se considere de izquierdas escuchar con atención. Difícilmente se puede realizar un resumen más lúcido de la situación actual.

  2. Este es uno de los análisis más acertados que he leído a lo largo y ancho de este despropósito llamado crisis. Una ciudadanía más cargada de inteligencia que de interés por el materialismo y la banalidad apearía de sus sillones de diputados, en las próximas votaciones, en todos y cada uno de los Parlamentos existentes en este país a todos éstos que, henchidos de poder, tienen vértigo a salir de las instituciones porque no serían más que unos don nadie en la sociedad a la que piensan que no pertenecen. Es el momento de reordenar las estructuras de este país. Tenemos la razón de nuestra parte y somos mayoría, ¿A qué estamos esperando?. Debemos limitar el poder de los ansiosos de dinero y capitalismo, de los parásitos que viven del esfuerzo de los demás, de los improductivos que cultivan el pelotazo, de los políticos de puertas rotatorias, del amiguismo empresarial y del soplo financiero que abona constantemente el campo de la usura…

  3. Primero agradecer que hayan publicado esta buena entrevista, aclaratoria, didáctica y muy necesaria en los momentos que algunos hablan de líderes y no son capaces de abrir un debate sobre el papel de la izquierda en esta sociedad en crisis. Desde el bando que sufrimos las consecuencias de esas políticas de recortes no podemos resignarnos y tener el miedo en nuestro lado. Debemos conseguir que el miedo pase al bando de los de arriba, de esa manera podremos parar, frenar y reconducir esas políticas que tanto daños están causando.
    Tenemos que ser solidarios y salir a la calle, que allí no encontramos, compartimos y participamos

  4. brillante, conciso y determinante ….. «sólo la izda de la izda tiene mensaje reconstituyente», la social-democracia fué un invento banal, para permitir salir del paso a los «progres» de la rosita en sus ansias de burgueses

  5. Por fin un análisis completo. No hay medias tintas. También añadiría que hace falta una democracia participativa y que el fondo el capitalismo es mal sano, sobre todo cuando se torna demasido grande y poderoso para controlar. También estamos en una lucha clase, aunque sea principalmente entre el 99 y el 1%; es necesario sentirlo porque hay que reconocer la imbricación de lo socio-económico en todas las relaciones sociales y los peligros de no estar atento a los desbarres de una reproducción social inigualitaria. Hay que poder siempre guardar un sentido de proporción y perspectiva, es necesario ser mas clarividente y previsor (el posmodernismo nos ha hecho mucho dano en su relativización de todo). Tenemos que redescubrir nuestras raíces humanas antropoligicas de fraternidad y solidaridad. Por todo ello, eso es importantísimo que haya no disten los sueldos en mas de 20 a 1. Y last but not least, hay que meter manos a la obra, estudiar correctamente qué esta enfermo en el sistema, y dejar atras las soluciones fáciles porque no hay. La verdadera felicidad esta en construir con convicción no surfear por desidia. Que todo se reduzca a una mera cuestion de oferta y demanda es una barbaridad. Hace falta meditaciones profundas sobre como crear sociedades mas estables pero comprometidas y por lo tanto alegres; todo lo contrario de la insatisfacción permanente del productivismo galopante. El «bien vivir» no el el «buen vivir». Y luego estan las realidades que cortocircuitan y matan como el cambio climático, la contaminación, los imperialismos, las guerras de monedas … que hay que disectar y contra los que hay que ampararse. Seria demasiado pedir si nos hiciéramos inteligentes en vez de listos. Como decía Einstein, los impacientes siempre terminan ganando porque los sabios no tienen tiempo de explicar (o algo así). Y Nietsche hablaba del Eterno Retorno, que se puede resumir como que no somos honestos con nosotros mismos y que un a sociedad no puede construirse sobre el arbitraje arbitrario (que también esta en Keynes).

  6. Permítaseme que haga alguna observación a los análisis de tan admirado periodista.
    A mi juicio incurre en algo bastante habitual en la actualidad: el empleo del término «neoliberalismo». Y digo yo: ¿por qué utilizar tan feo como confuso palabro en lugar del mucho más aclaratorio capitalismo? ¿Es que no son sinónimos? Y si no lo son, ¿dónde está la diferencia? El mismo Ramonet lo aclara en la entrevista: «Hay que volver al sentido común, a un keynesianismo razonable…» O sea, algo así como una reforma, radical, eso sí, del capitalismo. Ya lo voy entendiendo. Eso de «socialismo» suena como demasiado utópico, ¿no? No parece propio de gentes con sentido común. Lo dicho, hay que estar contra el neoliberalismo. Nuestro objetivo debe ser el keynesianismo. Razonable, por supuesto

  7. Revilla sí que sabe

    De Miguel Ángel Revilla podría pensar que es uno de los centenares de caraduras simpáticos que uno se encuentra en la vida real, en la catódica o en ambas. Son tantos, que les alcanzaría para constituirse en especie aparte. Ahí entran desde el gorrón de las cuadrillas a quien no se le ha visto jamás pagar una ronda hasta el vecino que en el descansillo te da lecciones de organización comunitaria perfecta pero nunca está cuando hay que cambiar una bombilla de la escalera. Y, luego, claro, los de relevancia pública, como el presunto economista Leopoldo Abadía o, para no liar más la manta, el propio bigotón de Salceda, elevado en los últimos meses a catedrático de Democracia Avanzada I, II y III en determinados medios de comunicación y, fundamentalmente, en uno que vende a sus anunciantes carne indignada a tanto el kilo.
    Es precisamente por esta presencia machacona y por el halo de verdad revelada que algunos le dan a sus chamullas por lo que mi juicio del personaje no se queda en la consideración que le daría a cualquier inofensivo jeta con labia. Súmese, además, que hasta anteayer como quien dice este fulano con solución para todo ejerció como presidente de una comunidad autónoma y se comportó igual o peor que cualquiera de los caciques a los que pone a bajar de cien burros.
    Con el gorro lleno por sus fórmulas mágicas, el domingo me di un chapuzón en lo más profundo de la hemeroteca y a la salida tuiteé una de las piezas que capturé. Se trataba de un recorte del diario Alerta de Santander de julio de 1973 en el que el individuo aparecía con el mostacho más negro y unas patillas King Size bajo este titular: Brillante conferencia de Revilla Roiz ante la Guardia de Franco. En la letra menuda, perlas cultivadas de la doctrina joseantoniana. Mi intención no era revelar su pasado falangista sino probar que el tipo siempre ha sabido colocarse a favor del viento que sopla. Nada más que eso.
    Vizcaíno

  8. … ¿qué pensarías de un país cuyo jefe de Estado escoge un partido de fútbol para reaparecer en público tras una larga convalecencia? ¿Relajarías el objetivo de déficit ante un gobierno que permite el empufamiento infinito de las sociedades anónimas deportivas por miedo a la furibunda reacción de los electores? ¿Tendrías compasión de una población supuestamente exhausta por los sacrificios económicos que abarrota los estadios a unos precios de entrada que triplican los de tu propio país? ¿Confiarías en unas instituciones que siguen destinando recursos públicos a la construcción de nuevos campos de fútbol entre la ovación del contribuyente? ¿Empatizarías con una nación de 6,2 millones de parados cuyos medios de comunicación cuyas webs relegan las manifestaciones sindicales del Día de Trabajador al tercer o cuarto pantallazo, en favor del titular “Messi no jugará de salida”? ¿Te amedrentarías ante una ciudadanía en crisis que se junta para gritar con una vehemencia nunca antes exhibida el cenizo “¡¡¡sí se puede!!!” con motivo de una semifinal de Champions? Pues eso

  9. Por cierto, lo de los bilbainos también me parece demencial, aunque en el ranking de demencia estén muy por detrás de los españoles.

    Mi postura es de expectación esperando una reacción de la sociedad vizcaina. No solo ante el atraco San Mames Barria, si no ante los 5 millones de euros donados por la diputación a un pijo que tiene un club de basket.

  10. Resulta absolutamente increíble -aunque desde luego muy habitual en tierras españolas- que a solo 60 años del holocausto nazi, seamos capaces de poner como ejemplo moral de nada a la sociedad alemana; como si la dimisión por plagio académico de un par de gobernantes pudiera compararse con la bochornosa afrenta de la delación masiva para la muerte de millones de inocentes.
    Y mire que yo soy de los que piensa que Alemania está haciendo ahora las cosas bastante bien, con ese reparto de empleo que, por cierto, es lo único con sentido que he oido en esas bochornosas manifestaciones sindicales que a Vd. le parecen tan merecedoras de primeras páginas, y que a mí me darían tanta vergüenza ajena como la desatada pasión deportiva.
    Pero admito en este caso a su favor que la condena a Eufemiano Fuentes, por los datos que se conocen, es totalmente bochornosa, y que tendrá pocos precedentes en los paises que nos enorgullecemos de pertencer a la civilización occidental.

  11. Pero es que además, lo del fútbol tiene algo de especial; algo mezcla de guerra y sentimiento de pertenencia que hace que para muchos sea más potente que cualquier droga-fármaco que puedan tomar. Se hace Vd. muchas ilusiones atribuyendo a los españoles -vascos incluidos para Vd., pero no para muchos de sus fieles lectores- una serie de cualidades que son inherentes a todos los grupos humanos, en mayor o menor medida.
    Desde USA hasta la China comunista, pasando por Sudáfrica, un éxito deportivo cohesiona más una sociedad que una situación de pleno empleo. En vez de ejercer todo el rato de curas y afligirnos por la naturaleza humana, deberíamos intentar entenderlo, no vaya a ser que eso no sea tan malo.

  12. Antes los esclavos eran deslocalizados allá donde estaban las empresas. Hoy las empresas son deslocalizadas allá donde están los esclavos.

  13. El periodista político es un tío al que le pagan por no hablar de todo lo que sabe; el tertuliano político es un tío al que le pagan por hablar de todo lo que no sabe.

  14. Tanto la mentira como el expolio se han venido considerando «honrosos», y la astucia y la habilidad tomados como por señal de inteligencia. De ahí el triunfo apabullante en las urnas de los tramposos y los filibusteros…

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