La recuperación del Bosque en Miramón hace imprescindible una especial intervención en el principal estanque de la regata Erreka, cuyo puente ha sido recientemente restaurado aunque sin cerrar las fugas de agua –operación en la que insistió Lantxabe-.
Las características actuales este pequeño lago no resultan óptimas para la reproducción de anfibios, o al menos no tanto como podrían serlo. Esto se debe a que es un estanque artificial en el que los cambios de volumen de agua son bruscos y poco naturales, de manera que no se logra un buen desarrollo de la vegetación asociada a las riberas. Además, el aporte de sólidos en suspensión, en gran parte debido a los problemas de escorrentía y drenaje aguas arriba y que motivó la intervención al cargo del BCC, hace que se acumulen grandes cantidades de limos en el fondo, colmatando el lecho y que obliga a hacer drenajes drásticos que se deben evitar, porque, primero, no se produzcan vertidos de escombros de futuras construcciones y, segundo, porque en esta restauración se reparen y se construyan de forma adecuada los drenajes.
El resultado a obtener es un estanque limpio y cuidado que posibilite el desarrollo de este elemento como hábitat de calidad para la fauna típica de la zona.
Es el sueño de mucha gente que pasea por el Bosque
Puestoa a soñar
«Ideas para el estanque de Miramon Basoa»
¡Fíjense ustedes! Nada más exótico, atractivo y que terminaría siendo identitario para ese espacio píblico.
Esta es una bestia fiera que se cría en los grandes ríos, y particularmente en el Nilo. Pero que quizás, con un poco de paciencia podía terminar adaptándose a la Pakeako Erreka.
Tiene dos uñas hendidas como buey, el cuello, crin y espalda o cerro, de caballo. Tiene su relincho, el rostro remachado, la cola torcida, los dientes como los colmillos del jabalí. Del cual hace mención Plinio lib. 8, c. 35. Es el Hipopótamo símbolo de impiedad y crueldad de los hijos contra los padres, y de irreverencia, ingratitud e injusticia; por cuanto en creciendo quiere tener acceso con su madre: y si el padre se lo defiende le hace rostro, y si puede lo mata. Verás a Pierio Valeriano libro 29, cap. Impietas».
Esta es la definición de hipopótamo que da el primer diccionario de nuestra lengua, el Tesoro de la lengua castellana (1611) de Sebastián de Covarrubias. La parte descriptiva -hecha, como en las mitologías, con un despiece de otros animales proviene, como bien se indica, de la Historia natural de Plinio, escrita 16 siglos antes; la parte simbólica, de Hyerogliphica (1556), un tratado de simbología y emblemática del humanista italiano Piero (o Pierio) Valeriano. La historia del hipopótamo parricida e incestuoso la contó Plutarco en De Isis y Osiris a principios del siglo II, y Robert Graves, al citarla en Los mitos griegos (1955), señalaba humorísticamente que al escritor latino nunca se le habría ocurrido postular un complejo de hipopótamo para lo que Freud llamaría más tarde complejo de Edipo. Lacan, en su Seminario 8 (1961), se hizo eco de la broma y la refutó, marcando las diferencias.
La definición de Covarrubias se reprodujo casi textualmente 123 años después en el Diccionario de autoridades (1734), el primer diccionario de la recién constituida Real Academia Española, acompañada de citas de Plinio y Diógenes Laercio. No duró mucho: ya en la siguiente edición (1780), renombrado como «caballo marino», se redujo a un sucinto «animal anfibio algo parecido al caballo; se cría en el Nilo y otros ríos». Habría que esperar a 1817 para que los académicos recuperaran un poco de verbosidad, esta vez en nombre de la ciencia: «Cuadrúpedo de doce a catorce pies de largo y de seis de alto. Es de color pardo obscuro; tiene las piernas recias y cortas, la boca muy grande, el hocico prolongado y la piel sumamente dura. Es indígena del África, y vive indistintamente en el agua y fuera de ella». Hubo una reformulación técnica en 1889 (de «cuadrúpedo» pasó a ser «mamífero paquidermo») que añadió, entre otros detalles, una «cabeza gorda» y unos «labios monstruosos». Estos labios no dejaron de ser «monstruosos» hasta la última edición de 2001. Desde entonces son «muy desarrollados»; pero la cabeza sigue siendo «gorda».
Esta es, en pocas palabras, de la primera a la última vez, la historia de nuestro conocimiento del hipopótamo a través de nuestros tesoros lexicográficos. Hoy solo algún erudito se acordará de su ferocidad pecadora; para la mayoría, es más bien ese simpático animal de sobremesa que aparece con cierta asiduidad en los documentales de La 2. Y al que, pensándolo bien, incluso los «labios muy desarrollados» parecen venirle grandes.
Kepa Kopon
En uno de los camino del Bosque de Miramon, el que circula debajo de IKUSI, con las fuertes lluvias torrenciales de este invierno, se abrió una gran grieta -ver fotos en esta web- que sigue sin arreglar.
La señalización avisa del peligro y permite el paso, pero el camino por la cuota 85 queda maltrecho y la grieta, al no cerrarse, se está hundiendo cada vez más. Espero se tome nota y se haga algo lo antes posible…y parece que la rehabilitación del Bosque no va a ser cuestión de semanas.
Santi E.
Esta charca debe ser tratada con especial mino en cualquier planteamiento de rehabilitación del Bosque. Las reuniones previas en Katxola plantearon que se adecuara para acoger flora y fauna anfibias, y que se desarrolle un sistema adecuado conforme a sus características, evitándose la introducción de especies extrañas; tanto de flora, la lenteja de agua especialmente, como de fauna, tortugas y peces en particular. Así mismo, se proteger la la buena calidad del agua, desde aguas arriba impidiendo usos no compatibles en las inmediaciones de las regatas, incluido los inicios del manantial.
De eso se habla en los mentideros del caserío ¡Volver a la manzana! Rodear de manzanos el caserío.
Pero esta semana ha vuelto el frío y la lluvia cuando la primavera ya nos había cantado la primera aria y tuvimos que guarecernos en la monotonía de un duetto desangelado. Han sido días “tontos”, con pocas ganas de hacer casi nada.
Viento desapacible y la hierba altísima en los jardines.
A veces una tiene la sensación de que no volvemos a nada, ni hacia adelante, ni para atrás.
¡Ya vendrán los nuestros!
Txori