El valor para sumergirse en este océano de sabiduría

LOBARIOEl lobo estepario de Hermann Hesse

Después de la lectura de esta hipernovela uno ya no es el mismo; ésta lo ha afectado y, de cierta manera, lo ha transformado. Quien tenga la esquiva satisfacción y el valor de sumergirse en las recónditas profundidades de este océano de sabiduría y logre bucear en sus oscuras, turbias, profundas y peligrosas aguas, saboreando y disfrutando el texto, tendrá como recompensa un cambio de paradigmas y una nueva manera de percibir, interpretar y sistematizar la realidad.

Esta obra, rica y variada en alegorías, metáforas, enseñanzas, mensajes, cuestionamientos, diatribas, ironías y la visión de un profundo escrutador de los intrincados laberintos de la complejidad humana, nos sensibiliza, atrapa e inquieta con el drama de un hombre que, perdido en su mundo, busca, sin poderlo encontrar, el auténtico sentido a su existencia, extraviado en un enmarañado laberinto de contradicciones, nostalgias, ensoñaciones, soledad, incomprensión, aislamiento, neurosis, esquizofrenia, depresión, letargo, apatía…

El autor, dotado de un depurado espíritu crítico, libertario, iconoclasta, contestatario, cuestionador, controversial, mordaz y anticonvencional, nos pasea por una sociedad neurótica, cosificada, hipócrita, esquizofrénica, consumista, fementida y una cultura de imposturas, en la cual desenmascara, fustiga y desmitifica, de manera virulenta y sarcástica, la política, la guerra, la burguesía, la educación, el estado, lo popular, lo ceremonial, la vida cotidiana y monótona, la dificultad para encontrar sentido a la existencia, la vida superficial…TEXTO

Expuestos a incontables riesgos, el narrador nos desafía a que nos aventuremos en la nave de su avezada pluma y oteemos con atención, reflexionando con profundidad, el proceloso mundo que nos describe, en donde cada ser neurotizado lucha, a veces vanamente, contra sus fantasmas, mitos, convenciones, creencias, paradigmas, contradicciones, formas de ver, entender y enfrentar la realidad, temores, ideas de suicidio… Pero su hábil pluma también nos lleva por el excelso, encantador y sublime universo de la música clásica, la admiración por los inmortales, los deleites y goces del amor, del disfrute de la vida y de las cosas sencillas… Nos introduce al reino de la eternidad, de lo puro, «más allá del tiempo y la apariencia», donde está la patria de los inmortales: Mozart y los músicos cásicos, Novalis, Dostoievski, Goethe, las poesías de los grandes poetas, los santos, los místicos, los hombres de mayores exigencias, los de los anhelos, los de la dimensión de más… Hacia esa patria pertenecen los intelectuales, hacia ella tienden sus corazones, y por eso anhelan la muerte. Nos acerca al complejo e insondable mundo del intelectual (especie en vía de extinción), incomprendido por el rebaño, arbitrariamente estereotipado, difícil de domesticar y de someter al presupuesto, contestatario, desarraigado, contradictorio, desengañado, agorafóbico, idealista, utópico, extraño a su fementida cultura, humanista, universal, libertario…

NAVAJA DE AFEITARMuchos de nuestros paradigmas, ideas, mitos, opiniones, dogmas, percepciones, concepciones, prejuicios, miradas, enfoques, razones y «verdades» inamovibles se desvanecen ante la inobjetable y abrumador acervo de argumentos con que Hermann Hesse, ese genial escritor, estudia, investiga y expone, a través de una narrativa exquisita, certera y concluyente, la problemática que nos afecta al interior de una cultura neurotizada, construida desde, por y para los «vencedores», los amos de la guerra, los «poderosos»…

De la prodigiosa y contestataria pluma del brillante intelectual no se escaparon problemas, tan profundos e inquietantes, como la libertad, la guerra, la educación, la justicia, el suicidio, la neurosis, la lucha hombre-máquina, el poder, las armas, la política, la burguesía, la locura, la razón, la incomprensión, el desarraigo y la soledad, entre otros fenómenos de la «llamada cultura con su fementido brillo de feria, ordinaria y de hojalata» del siglo XX.TEATRO MAGICO

La tragedia de Harry Haller (¿La de muchos de nosotros?) consistió en el odio a sí mismo, las contradicciones, el desarraigo, pensar que su naturaleza era ser mitad hombre y mitad lobo, estar al margen de su tiempo, tener un alma como «ave temerosa y perdida», su idea de suicidio y no haber aprendido a reír y disfrutar de las pequeñas artes de la vida.

La exploración en las oscuridades del ser es una característica de la estética romántica. Si comprendemos el romanticismo, captamos que el hombre de esta estética rechazaba el espíritu de la modernidad, por cuanto el llamado progreso, en lugar de conducirlo a la salud de la razón, lo condenaba a la angustia de ésta. De ahí que Haller fuera antagónico a lo moderno, como se aprecia en su desinterés por el siglo xx y en su preferencia por la lectura de los clásicos en vez de la de sus contemporáneos. «El romántico trágico se encontraba a la merced del Leviatán, por un lado –el estado moderno absolutista- y por la moderna razón científica instrumental, por el otro… En efecto, se hace evidente el camino cada vez más tendiente hacia la destrucción del hombre, hacia su disgregación y hacia su pérdida de identidad. Es aquí donde podemos observar la actitud romántica hacia la vida y la cultura burguesas»[7]. Aunque pareciere que el sino trágico era la naturaleza de Harry Haller, éste, en realidad, no era un trágico en el sentido romántico…

De la lectura surgen diversas preguntas complicadas de responder: ¿Es verdad que la vida no es «¿sino una buena habitación burguesa, en donde uno está perfectamente satisfecho con la comida y la bebida, con el café y la calceta, con el juego de tarot y la música de la radio»? ¿»La vida no es una epopeya con figuras de héroes y cosas por el estilo»? ¿»Sólo es un Quijote quien lleva dentro lo heroico y la veneración de los grandes? ¿Este mundo no es para «el que en lugar de chinchín exija música, en lugar de placer alegría, en lugar de dinero alma, en vez de loca actividad verdadero trabajo, en vez de jugueteo pura pasión»? ¿Vivir temiendo al suicidio o dejar de temerle y optar por él?

La novela nos deja ante un dilema abierto y profundo para reflexionar: ¿Vivir una vida superficial e inauténtica dentro de una cultura «ordinaria y de hojalata», llena de prejuicios y convencionalismos, deshumanizada, pero «cómodo» dentro del rebaño, o luchar, cual Quijote, por vivir una vida profunda y auténtica en un mundo de incomprensión, de desarraigo, soledad y aislamiento? ¿Vivir siempre dentro del rebaño, dentro de la «cárcel de lo cotidiano»? ¿Pero cómo salir? La poderosa fuerza de gravedad de la masa dificulta que despegue la nave libertaria del intelectual…

Autor: Luis Ángel Ríos Perea

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