Primera tertulia del nuevo curso en el centro cultural de Aiete
Rayuela, una novela que quien la leyó, no solo la leyó dos o tres o más veces, y que ahora tiene la oportunidad de leerla de nuevo, de comentarla, de ver si realmente se ha mantenido, es decir, si es un clásico de la literatura con el que podemos seguir disfrutando.
Rayuela no es un libro más. La novela tiene una estructura natural y se puede leer de corrido, o, si se prefiere, se puede participar en el juego de Cortázar de hacer otra lectura que, con una alta graduación poética, permite al lector romper con la solemnidad del discurso que a veces tienen los libros.
Rayuela, como Pedro Páramo, novela que veremos el més que viene, como Tiempo de silencio, narración que vimos hace unos años en las tertulias de Aiete, pertenece a un momento epifánico de la literatura en español. Es una novela que rompe con los límites de la realidad en el lenguaje, y proyecta a un espacio de invención que nos descubre, más humanos y más libres. La novela de Cortázar es hoy más actual que nunca, sirve para confrontar la estúpida realidad que nos ha tocado vivir: hoy como ayer, con goce, humor, rabia y pasión, Rayuela está “contra la Gran Costumbre, la Gran Obediencia, la Gran Resignación”, en palabras de presentación del propio autor.
Rayuela, forma parte destacada del fenómeno del «Boom latinoamericano», que proyectó por todo el mundo a novelistas como el propio Cortázar, Gabriel García Márquez, Vargas Llosa o Carlos Fuentes.
«La obra de Cortázar abrió puertas inéditas» (Mario Vargas Llosa); «una obra tan bella e indestructible como su recuerdo» (Gabriel García Márquez); «prosa hecha de aire, sin peso ni cuerpo pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras mentes bandadas de imágenes y visiones, vaso comunicante entre los ritmos callejeros de la ciudad y el soliloquio del poeta« (Octavio Paz).
Elogios de tres Premios Nobel de la Literatura, a los que suman halagos de otros nombres: «Cortázar es casi un Bolívar de la literatura latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo» (Carlos Fuentes); «Cortázar es el mejor» (Roberto Bolaño, autor con el que compartiremos tertulia el próximo mes de diciembre).
Rayuela salió de la imprenta en 1963, hace cincuenta años, y el próximo año se cumple el centenario del nacimiento de Cortázar. Los lectores actuales de Rayuela acudirán el jueves 3 de octubre (19:00) a la tertulia de la casa de cultura de Aiete, sacudidos por esta obra maestra de la literatura. Nos consta que la están sintiendo difícil, poética, vital y tan revolucionaria como en 1963.
«Cortázar es el ser humano más impresionante que he conocido. Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción».
los ojos de Cortázar eran los ojos del diablo sometidos al corazón, por eso la timidez me mataba cuando lo conocí Y sé que dondequiera que esté ahora, estará mentándome la madre por mi timidez El aura sobrenatural de Cortázar procedía de los ojos del escritor, una suerte de mirada de gato sagrado, que le permitía ver más allá de lo que veían todos los demás, por detrás de las cosas que los demás no pueden ver.
preferí seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa, pero bella e indestructible, como su recuerdo