Paul Austerrek esan berri du: “Ez gara Siriako sheriffak, Amerika nekatuta dago gerrarekin”. Idazlea angustiarekin omen dago Obamak zer erabakiko, angustiatuta ikusten du Obama bera. Pelikula zaharretako sheriffen dilema moral tipikoaren aurrean: tiroka hasten bada, pistolarik aterako ez balu…
Zinezaleoi ulergarriak zaizkigu sheriffaren dilema eta egonezina. Baina filmak kontatu behar liguke AEBentzat interes minimoa duten herrialde guztiak daudela sheriffaren espioitzaren kontrolpean. Kongresuaren baimenik gabe gabe bonbardatu zuela Libia. Eman behar lituzke dronen irudiak Pakistanen, Somalian, Yemenen.
Sheriffak Nobel Sariaren izartxoa darama paparrean, baina bere praktikak ez du bere aurrekoena gezurtatu. Ez, sheriffaren dilema ez da morala, politikoa baizik, eta Errusia izena du. Azken finean, pistoladun azkarrena izaten segitzeko, pistolak atera behar. Eta pistolek hiltzeko mekanismoa dute tripetan, ez kontzientzia.
Anjel Lertxundi
Paul Auster fue el presidente del jurado en el festival de cine de 2007 (Hace seis años)
Paul Auster es, por excelencia, el escritor del azar y de la contingencia; como no cree en la causalidad, persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por errores o acontecimientos aparentemente anodinos. Esto sucede en La trilogía de Nueva York, en La música del azar, y sobre todo en Leviatán, en su excepcional escena central. Su estilo es aparentemente sencillo, gracias a su trabajo y conocimiento de la poesía, pero esconde una compleja arquitectura narrativa, compuesta de digresiones, de metaficción, de historias en la historia y de espejismos (El cuento de Auggie Wren). También describe existencialmente la pérdida, la desposesión, el apego al dinero, el vagabundeo (en El palacio de la luna, cuyo personaje central se llama Marco Stanley Fogg, en una especie de unión de estos tres grandes viajeros). También se cuestiona la identidad, en especial en la La trilogía de Nueva York en la que uno de sus personajes (que no es el narrador) se llama como él; en Leviatán, en la que el narrador tiene sus iniciales (Peter Aaron) y conoce a una mujer llamada Iris (anagrama de su esposa Siri); o en La noche del oráculo, donde un personaje se llama Trause (anagrama de Auster). La enfermedad, el mimo en la descripción de los objetos de papelería, la metaliteratura son señas de identidad recurrentes que se dan en su obra. Ha sido criticado en diversas ocasiones3 por su abuso del azar en su obra de lo que se defendió en las entrevistas contenidas en el libro Dossier Paul Auster, editado por Anagrama.