Rayuela, Pedro Páramo y “los detectives salvajes”, por Lola Arrieta

LOLAEl ciclo de Literatura y cine inicia su octava temporada con un conjunto de obras  literarias y cinematográficas de raíces latinoamericanas y lo hacemos, en concreto, con la obra quizás más conocida del escritor Julio Cortazar, Rayuela, que, publicada en  junio de 1963, cumple este año medio siglo de existencia.

En su momento, la aparición de la novela supuso un auténtico aldabonazo para las letras hispanas y, a día de hoy, se reconoce ampliamente la influencia que ejerció en su día en la renovación y el cambio en las formas de expresión de la narrativa en lengua castellana. Más polémica resulta sin embargo la opinión sobre su valía a día de hoy pues  Rayuela cuenta con defensores y detractores y la pregunta que se nos plantea es si seguimos hoy disfrutando con esa búsqueda de Horacio Oliveira, si , en definitiva tenemos en las manos un clásico de la literatura  capaz de perdurar sin perder la fuerza y capacidad de llegar al lector o si , con el paso del tiempo, lo que era solo brillo se ha debilitad. Acertado es, a nuestro juicio, el comentario que al respecto hace José María Guelbenzu al señalar:

Hay quien dice que fue un libro de su momento. No estoy de acuerdo. El hombre contemporáneo pisa el terreno de la inseguridad y Rayuela es la respuesta a esa inseguridad, el relato de una vida a través del desorden y la mitomanía, un viaje sentimental en busca de la lucidez. Por eso gusta tanto a los jóvenes.

Estrecha fue la relación de Cortázar con el cine y algunas de sus obras se adaptaron a la gran pantalla. El primero fue Manuel Antín quien llevó al cine La cifra impar en 1961 y Circe en 1963.

Directores europeos como Michelangelo Antonioni y Jean-Luc Godard pusieron sus ojos en un Cortázar, ya reconocido internacionalmente y el primero adaptó en 1966 el relato Las babas del diablo  dando origen a la película que proyectaremos Blow Up. El film cuenta la historia de un fotógrafo (David Hemming) quien, por azar, al realizar unas instantáneas descubre un asesinato lo que va a dar paso a una misteriosa trama.

En noviembre vamos a analizar la que para algunos es la mejor novela de la literatura latinoamericana, Pedro Páramo, del mejicano  Juan Rulfo. Escrita en 1955, el relato, precursor de lo que luego sería el boom latinoamericano, constituye una mezcla y entrelazado de voces y recuerdos de los distintos personajes entre los que destaca Juan Preciado, quien, cumpliendo la promesa que hizo a su madre en su lecho de muerte, vuelve a su pueblo para reclamar a su padre, Pedro Páramo, lo que les pertenece. En 1967, Carlos Velo, director español, dirige desde su exilio en Méjico una adaptación de la novela que será la película que se proyectará.

El ciclo finalizará en diciembre con Los detectives salvajes del chileno Roberto Bolaño en la tertulia, y con la proyección del documental de Patricio Guzmán Salvador Allende de cuya trágica muerte se cumplen precisamente este mes de septiembre, 40 años. Esperamos que la elección realizada nos permita disfrutar y aprender con las aportaciones que todos hagamos en las sesiones de presentación tanto de las obras literarias como de las películas.                                                                                                                                                                                                             17 de Septiembre 2013

5 comentarios en “Rayuela, Pedro Páramo y “los detectives salvajes”, por Lola Arrieta”

  1. Cortázar es un iconoclastia, con sus rupturas incesantes de tiempos y espacios, con su mezcla de tragedia y ternura, con su vanguardismo surrealista y existencial, con su continua apelación a lo fantástico y al misterio, con su compromiso ético y político y con su búsqueda de la libertad y la justicia.
    R. Dosantos

  2. Julio Cortázar es un gran gigante físico e intelectual. Alguien anda todavía por ahí con sus enormes manos con las que destruía las viejas mentiras y que nos prometía la literatura de verdad
    Pulgar

  3. La poesía de Cortázar

    Creo que lo primero en Cortázar fue la poesía, que nunca dejó de ser poeta y que lo fue hasta el final por encima de todo. Y algo más, como el broche que todo lo corona, que su gran poema fue precisamente Rayuela. Todo lo demás no fueron más que flecos de ese gran tronco universal, que nos ha nutrido tanto a todos sus lectores que jamás podremos liberarnos de él, convertirlo al final en lo que tantos intentan, la leña suficiente para alimentar la hoguera de un mercado del que siempre abominó después de todo, pues aunque no lo negó, tampoco le siguió jamás a pies juntillas, que es lo que ahora lo domina todo.
    Hannah

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