Estamos en manos de un club de psicópatas

12En España, el paro ejecuta ascensiones cada vez más bellas. A base de practicar, se está rozando la perfección en la práctica del himalayismo del desempleo. Los mismos que anunciaron con alborozo la creación de 31 puestos de trabajo durante el mes de agosto, a razón de uno al día en un contexto nacional de seis millones de parados, redoblan su alegría al comprobar que en septiembre 25.572  personas perdieron su empleo, la mejor subida del paro en los últimos años. Si septiembre ya es un mes tradicionalmente malo, qué decir de en un país en el que el mejor trimestre del año siempre es el quinto.

Bergoglio, se lamentaba ayer de que la Curia vaticana se ha olvidado de la realidad. El Gobierno español hace tiempo que arrastra esta patología. Ahora mismo, estamos en manos de un club de psicópatas, no por vocación, sino a causa de que a veces  la función crea el órgano y en otras, la disfunción lo destruye. En los recovecos de las estadísticas se evaporó la empatía, un mecanismo de defensa como otro cualquiera con el que afrontar el desmán. Fátima Báñez no se niega a poner rostro al desempleo, tan sólo encuentra inconcebible que lo tenga.

Que el paro haya subido el mes pasado un 60% menos que en septiembre del pasado año debe leerse en la misma clave la prensa rosa utiliza para descifrar a Froilán:  “Ofrece un mal comportamiento, pero tiene buen fondo”. En el coro, los sectores más lamentables de la sociedad aúllan el “es que hay mucha economía sumergida”, pero ni la existencia de un millón de submarinistas fiscales explicarían el predicamento de la orden contemplativa entre todos los demás. La recuperación llegará en el primer semestre del año 2014 en cuanto el Gobierno decrete que las próximas elecciones tiene que seguir ganándolas el PP

3 comentarios en “Estamos en manos de un club de psicópatas”

  1. En todas las aceras de enfrente

    En este mundo, que desprecia la discreción, aún es posible toparte con Amedo fabulando en público sobre los GAL. Quizás dentro de veinte o treinta años se desvele quién era el ‘Kinito’ del grupo parlamentario de EH Bildu en 2013. Por de pronto, el astuto exabrupto de “fascista” lanzado desde la bancada de la izquierda abertzale contra el portavoz del PP, Borja Sémper, ha conseguido que un desinteresadísimo discurso, por reiterativo, llamado a pasar completamente desapercibido saltara a las páginas de todos los periódicos y que el vídeo del incidente se paseara por las redes sociales para su visionado hasta la saciedad.

    La misión descriptiva del lenguaje a la hora de retratar y fijar con precisión la realidad para luego acometer su eventual transformación ha sucumbido al insaciable afán de enormidad que alienta la sociedad del espectáculo. Así, asistimos atónitos viendo cómo dieciocho ciudadanos desarmados son detenidos mediante el despliegue de un contingente pseudo-militar para que continuación, una vez confirmada en sede judicial su pertenencia a una organización terrorista, sean puestos en libertad. En la acera de enfrente, un parlamentario de EH Bildu replica a una batería de argumentos escupiendo el sobado “¡fascista!” contra quién hace apenas unos meses proclamaba que “el futuro de Euskadi se tiene que construir también con Bildu”. Así, en el mundo de Al Qaeda y de Amanecer Dorado, los conceptos de ‘terrorista’ y de ‘fascista’ se han degradado paradójicamente hasta situarse ya al alcance de cualquiera.

    A falta de otras virtudes, hay tentaciones irresistibles. Vociferar ‘¡terrorista!’ te permite alinearte de inmediato en el bando de “nosotros, los demócratas” -allí donde también cohabita el torturador ‘Billy, el Niño-, mientras que hacer lo propio con el lanzamiento indiscriminado de ‘¡fascista!” te sitúa en las épìcas filas de la resistencia, una imagen que en cualquier caso colisiona frontalmente con la que ofrece un propio repanchingado en su escaño. Si Iker Armentia exponía ayer en un artículo los diez motivos jurídicos por los que Arnaldo Otegi debería estar en libertad, he aquí la solitaria razón política que explica por qué no lo está: se correría el riesgo de que sustituyera en su escaño al faltón, algo que por nada del mundo desearían algunos, dado que todos preferiremos siempre enfrentarnos a un insulto que a un razonamiento. Es posible que algún día EH Bildu y el PP vasco convengan en la necesidad de sentarse frente a frente. Si sucede, en esa hipotética mesa estará Borja Sémper mientras que Hasier Arraiz, ni en sus mejores sueños. El destino de todo fardo es convertirse en lastr y el de éste, acabar siendo soltado.
    AM

  2. Entiendo que en el habitual juego de compensaciones por el que la crítica a un bando le obliga a buscarle las cosquillas también al otro, haya tenido que introducir la figura del (presunto) intelectual prudente para contrarrestar la salida de tono de Arraiz. Pero, ¿de verdad cree Vd. que entre los miembros y simpatizantes de la IA hay uno solo que no identifique españolista con fascista, incluido el Sr. Otegi?. Llevamos muchos años viviendo por aquí para saber que el núcleo duro de ese movimiento es un profundo etnicismo antiespañolista. Tal vez a Arraiz se le haya ido la boca, mientras que Otegi se hubiera aguantado, pero no mucho más.
    Respecto a la supuesta actitud crítica de ese movimiento, véase cómo han reaccionado ante la simple y tan habitual apreciación de que un determinado político es un lastre para su propio partido. ¡Ni que le hubiera llamado Vd. fascista!

  3. ¿Dónde estamos? Ironía o cinismo.

    Si todos estamos a favor de la justicia social, ¿cómo hemos aceptado que se recurriera al azar para repartir la vivienda de protección oficial mediante infames sorteos?; si todos estamos en contra del cambio climático, ¿a cuánto aire acondicionado estamos dispuestos a renunciar en verano y a cuánta calefacción en invierno?; si todos defendemos la igualdad entre hombres y mujeres, ¿qué comités de empresa han permitido que las segundas percibieran menos salario por idéntico trabajo?; si todos somos antirracistas, ¿quién recurre a la expresión ‘gitanada’?; si nos enfrentamos nada menos que a los “fascista”, ¿qué clase de “respuesta adecuada” es pasearse tras una pancarta por la calle Autonomía?; si apoyamos incondicionalmente el pequeño comercio de barrio, ¿quién hace fila en los cajeros de las grandes superficies?; si tan a favor estamos del transporte público, ¿los hijos de quiénes abarrotan los aparcamientos de los campus universitarios con los coches de sus padres -supongo, dado que los estudiantes suelen carecer de ingresos-?; si tan comprometidos estamos en la defensa de una cultura gratuita y para todos, ¿dónde está nuestro carné de la biblioteca pública?; si todos vemos los documentales de La 2, ¿por qué un anuncio en Tele 5 cuesta varias veces más?; si “no nos representan”, ¿de dónde salen los millones de votos?; si tanto nos repugnan los anuncios de contactos, ¿quién recurre a la prostitución?; si “lo llaman democracia y no lo es”, ¿a qué se referían los que durante años se manifestaron por las calles “en defensa de la democracia”?; si a nosotros no nos engañan, ¿quién recurre a la homeopatía y agota las power balance?; si todos tenemos tanta conciencia de clase, ¿quién inoculó a gran escala la afición por el esquí?; si tanto nos interesa el arte contemporáneo, ¿quién fue el primer calvo en ponerse las gafas de sol en modo diadema?; si hay tanto ‘parado’ trabajando en la economía sumergida, ¿de dónde sale la turbamulta que aclama a los futbolistas defraudadores a la salida del juzgado?; si tenemos la solución a todos los problemas, ¿por qué somos incapaces de convencer al otro?; si vivimos instalados en posesión de la verdad, ¿por qué no termina de prosperar jamás?
    AM

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