El documentalista, fundador y director del Festival Documental de Santiago, firmó en el 2004 el documental homenaje a “Salvador Allende”, que proyectaremos mañana viernes el el centro cultural.
El documentalista chileno Patricio Guzmán, uno de los grandes cronistas de la historia reciente de su país, recibió el Premio del XI Festival de Derechos Humanos de San Sebastián por el documental Nostalgia de la luz, un largometraje realizado en 2011 que se hizo también con el Premio Amnistía Internacional.
El director sigue rodando películas sobre la memoria, sobre lo ocurrido en su país en el último medio siglo. El autor de La batalla de Chile afirma que nunca va a dejar de evocar lo sucedido, sobre todo cuando en su país «no hay un cultivo de la memoria». Comenta, como ejemplo, que hace un tiempo tuvo en sus manos una guía turística alemana que tenía «más datos históricos que los textos escolares chilenos».
Por ello, considera «muy importante» que se «aseguren» las causas de las muertes de Salvador Allende -se ha confirmado el suicidio- y el poeta Pablo Neruda -sus restos exhumados el pasado 8 de abril muestran el cáncer-, pero recalca que es mucho más investigar los casos de las personas desaparecidas, que sus responsables den información sobre su paradero, sobre dónde fueron arrojados al mar o qué aviones y helicópteros intervinieron en esas operaciones.
«La desaparición impide el duelo, y esa es la tortura más grande que de puede dar a una sociedad», destaca Guzmán, tras afirmar que el suicidio de Allende fue el «acto político» de un presidente que «moría con su pueblo, que no quería verse humillado ante Pinochet ni exiliado». El realizador, que dejó su país tras el golpe, en 1973, y vive en París, cree que España tampoco «ha trabajado su memoria» y piensa que quizá por ello no ha desempeñado un papel más relevante «en el concierto de países europeos».
Ha subrayado que «cualquier medio es necesario para reconstruir una historia que ha sido mal construida por la historia oficial», la que «ha negado el genio de Allende, que fue hombre espectacular que trató de hacer la revolución sin guerra civil y al que se ha insultado de las maneras más ruines».
«Cuantas más novelas, obras de teatro, películas de ficción, documentales y ensayo haya, tanto mejor»
Guzmán, define al documental como «la música de cámara del cine». Aasegura que en Chile hay un importante movimiento de «muy buenos documentalistas», además de un certamen, el Festival Internacional Documental de Santiago, que desde su fundación en 1996 y unos inicios de práctica invisibilidad, ha conseguido hacerse un hueco importante y cuenta en cada edición con más de 12.000 espectadores.
Guzmán es el artífice de documentales como En nombre de Dios (1987), La cruz del sur (1992), Pueblo en vilo (1995), Chile, la memoria obstinada (1997), Isla de Robinson Crusoe (1999), El Caso Pinochet (2001), Madrid (2002), Mon Jules Verne (2005) y los ya mencionados.
En la foto de Javier Hernández, el cineasta chileno, Patricio Guzmán (izquierda), junto al Festival de Cine y Derechos Humanos, Josemi Beltrán